‘Los lunes al sol’: para que nadie pierda su lugar en el mundo
En su versión teatral, actualizada por Ignacio del Moral, la película de Fernando León de Aranoa conserva su vigencia intacta y aún la amplifica. Sobresalen la interpretación coral, la dirección de Javier Hernández-Simón y la escenografía de Ricardo Sánchez Cuerda
Olvídense de la película. La versión teatral de Los lunes al sol, que se estrena este viernes en el Teatro Calderón de Valladolid, vuela sola. Tiene las hechuras del largometraje, con una fisonomía más coral. Los firmantes de esta adaptación (Ignacio del Moral, coautor del guion cinematográfico, y el director Javier Hernández-Simón) reparten el juego entre todos los personajes de manera equitativa, sin que pierdan peso por ello las figuras de Santa y Jose, inspiradas en Cándido y Morala, sindicalistas detenidos en 2007 durante la lucha por la pervivencia de los astilleros de Naval Gijón, que acabarían echando el cierre.
En la intimidad escénica, este grupo de trabajadores despedidos ejemplifica con claridad diáfana la intrahistoria de la resistencia obrera al desmantelamiento fabril al que se vio abocada España al entrar en la Comunidad Económica Europea. En la versión fílmica, los protagonistas sufren una derrota sin paliativos, simbolizada por la nave a la deriva en la que acaban embarcados. En la función, en cambio, se abre una puerta a la esperanza cuando Santa, el indomable, le entrega el testigo a la hija del dueño del bar donde se reúnen todos ellos. La inteligencia y el sentido práctico de esta moza despiertan la esperanza de que trabajadores futuros aprendan a desenvolverse mejor en esa batalla a la que el multimillonario Warren Buffett se refería cuando declaró sin pestañear: “Los ricos estamos embarcados en una guerra de clases, y la vamos ganando”.
Encarnado por Fernando Cayo, Santa tiene una energía arrolladora, distante de la figura taciturna y esquinada que interpretara Bardem. La actuación de Cayo es explosiva, pero contenida y quirúrgica: su personaje es otro, sin dejar de ser el mismo.
El espectáculo tiene escenas emocionantes: en particular, una nueva donde la criatura encarnada por Yune Nogueiras interpreta una canción que el público del preestreno en el Centro Cultural Paco Rabal de Madrid premió con un aplauso cerrado. La secuencia donde Paulino se presenta a una entrevista, en el teatro se convierte en una excelente pantomima tragicómica de José Luis Torrijo. Y la secuencia donde Ana se prepara para abandonar a Jose, sobre el escenario tiene un pálpito mayor: a parte del público acabaron saltándosele las lágrimas por la ternura que Lidia Navarro transmite ante su desolado esposo (un Marcial Álvarez espléndido).
La caligrafía con la que Hernández-Simón traza el peregrinaje de Jose de ventanilla en ventanilla es de una síntesis humorística admirable. También tiene mucho gramaje el Amador de César Sánchez. Fernando Huesca y Fermí Herrero redondean un reparto donde están todos a una. El paso de dos décadas no ha quitado vigencia a esta obra. Hoy, la piña que forman estos obreros tiene su equivalente en la complicidad mantenida por el pueblo palestino en sus campos de refugiados, que recuerdan el campamento kilométrico instalado por los obreros de Sintel en el paseo de la Castellana madrileño durante 2001. Los desplazados añoran su tierra como los obreros extrañan el trabajo que daba sentido a sus vidas. A todos ellos les ha desposeído la república internacional del dinero, término feliz acuñado por Paolo Prodi en su libro recién editado en castellano Séptimo: No robarás. Hurto y Mercado en la Historia de Occidente (Acantilado, 2024).
Al final de la función, una oleada de bravos barrió la cubierta del barco a la deriva.
‘Los lunes al sol’. Texto: Fernando León de Aranoa e Ignacio del Moral. Dirección: Javier Hernández-Simón. Valladolid. Teatro Calderón, del 4 al 6 de octubre. Gira: Rivas-Vaciamadrid, San Sebastián de los Reyes, Alcoi, Collado Villaba, Fuenlabrada, Alcalá, Valencia, Leganés, Getafe, Huelva, Cuenca, Murcia, Tenerife, Bilbao…
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.