Fantasmas del pasado: una visita al archivo fotográfico de la FSA
Un fotolibro hace uso de las imágenes del mítico proyecto para examinarlas desde otros ángulos y destacar detalles, en busca de nuevos significados que desafían a las narrativas hegemónicas que han definido la historia estadounidense
A la Farm Security Administration (FSA, Administración para la Seguridad Agraria), se la recuerda fundamentalmente por el archivo fotográfico que produjo entre 1935 y 1944: más de 175.000 mil imágenes destinadas a reflejar los resultados de la política del New Deal promovida por Franklin D. Roosevelt para paliar los efectos de la crisis económica en la sociedad estadounidense. Entre el grupo de fotógrafos, que día a día recorrieron las carreteras secundarias del país se encontraban Dorothea Lange, Walker Evans, Russell Lee, Arthur Rothstein, Gordon Parks, Jack Delano, Carl Mydans y Ben Shahn; un crisol de distintas y esclarecedoras miradas, tan coherentes como individuales, que contribuirían a que dicha iniciativa haya pasado a ser considerada como uno de los hitos de la fotografía documental.
Bajo la dirección del economista y también fotógrafo Roy. E. Stryker —quien siempre procuró que prevaleciera una visión humanista más que propagandística— los fotógrafos fueron creando un vasto mosaico compuesto, en gran parte, por las imágenes de granjeros de las empobrecidas regiones del sur, que desposeídos de sus tierras, víctimas de la devastación medioambiental y de la crisis económica, iban en busca de un futuro mejor en otros estados. Era necesario que las imágenes fueran acompañadas de un preciso, y a ser posible minucioso, pie de foto. Las palabras eran más importantes que las imágenes en tanto y cuanto se perseguía que el archivo fuese tan informativo como simbólico; una forma de “presentar América a los americanos”, que no solo fuese capaz de reflejar emociones genuinas sino de completar un registro histórico para las generaciones venideras. Muchas de estas imágenes se publicaron en las revistas de la época como Life y Look.
El archivo quedó en su mayoría bajo la custodia de la Biblioteca del Congreso. Sin embargo, existe una pequeña parte que permanece bajo la custodia de la Biblioteca Pública de Nueva York, y ha sido digitalizada y escaneada de manera que el público puede acceder a ella, libre de derechos, a través de la página web de la institución. Parte de este lote de imágenes ha servido a León Muñoz Santini y a Jorge Panchoaga (ambos fotógrafos y editores) para dar forma a Omen, Phantasmagoria at the Farm Security Administration Archive 1935-1942; una reevaluación, tan modesta como ambiciosa, del emblemático archivo desde una narrativa que desafía a las perspectiva tradicional de la historia de Estados Unidos. Así, los autores examinaran los recovecos y detalles que pasan más inadvertidos de las imágenes históricas. Cortadas, reencuadradas, oscurecidas y densas, las imágenes se presentan en formato vertical. En algunas de las dobles páginas nos encontraremos con fragmentos de la misma imagen colocados en distinto orden, o bien con parte de una imagen enfrentada a otra imagen tomada por el mismo autor dentro de la misma serie, de tal forma que las narrativas adquieren nuevos significados, que se contraponen al relato hegemónico en torno a la sociedad estadounidense, a su aparente victoria contra la adversidad, la catástrofe y la división, así como al sentido de identidad estadounidense que contribuyó a cimentar dicho archivo. Así, una fotografía de Carl Mydans, en la que un grupo de trabajadores blancos del Departamento de Agricultura, en Beltsville, Maryland, realiza una prueba de alimento con los ojos vendados, se contrapone a un fragmento de una imagen tomada por Walker Evans en la que unos hombres negros hacen cola para comer en un campo de refugiados en Forrest Vity, Arkansas. Una reinterpretación tan seria como lúdica del archivo de la FSA que reescribe el relato dando cabida a quienes quedaron en los márgenes.
No podía faltar el rostro más famoso del archivo, a su vez protagonista de una de las imágenes más influyentes de la historia: Madre migrante. Se trata del fragmento de uno de los retratos que Dorothea Lange tomó a Florence Owens Thompson. Es la novelista, crítica y poeta Lucy Ives, autora de otro de los textos que incluye la publicación, quien recuerda que Thompson no era de ascendencia europea sino cheroqui. “La Madre migrante es, de hecho, un archivo muy inestable y poco fiable, más espejo que índice. La imagen también ha servido para dar credibilidad a la idea de que la Gran Depresión es excepcional”, escribe Ives, “Pero la Depresión no fue y no es excepcional: recuerden El Pánico de 1819; o las actuales condiciones de vida en EE UU”, apostilla. “Fue un acontecimiento previsible dentro de una serie de acontecimientos previsibles asociados a varios mercados mal regulados, así como a una tolerancia desconcertante hacia formas de riesgo que rayan en la violencia extrema, especialmente en lo que respecta a la tierra y a los elementos que sustentan la vida”.
Mientras examinaba los 20.000 negativos del FSA, Muñoz Santini recordó la descripción de una tormenta de polvo que narra John Steinbeck en Las uvas de la ira, en la que hacía uso de la palabra omen, presagio en español, que da título al fotolibro. De ahí que, a través de esta apropiación de imágenes los autores hayan querido recuperar fragmentos del pasado que activan nuestra psique y alertan de lo que podría estar por venir, así como otros en los que resuena el descontento del mundo de hoy.
No es la primera vez que Muñoz Santini y Panchoaga se lanzan a explorar un archivo. En 2019, invitados por el Centro de Fotografía de Montevideo para realizar un taller con estudiantes, llevaron a cabo un experimento llamado Su búsqueda no produjo resultados, en el cual, mediante la exploración del archivo, se cuestionaban críticamente sus lagunas contrastándolas con la historia de Uruguay. De ahí surgió una metodología y varias de las cuestiones que aborda Omen: ¿cómo y qué recuerdan las instituciones?
Al tiempo, Omen trata de la naturaleza ambigua de la fotografía, del significado que va adquiriendo con el tiempo, de la incertidumbre de la percepción y de la tensión que existe entre lo que aparece en la imagen y el contexto en el que se encuentra. De igual modo, invita a reconsiderar el complejo tema de la autoría y la apropiación en la era digital, mientras sugiere que la autoría no está solo asociada a la persona que toma la fotografía, sino a cómo esta se organiza, cuándo y en qué contexto se presenta. Tal y como apuntaba el diseñador Ricardo Báez, cuando señalo Omen (en su primera versión) como uno de los fotolibros más interesantes publicados en 2021: “Así, de la misma forma que se habla en el ambiente de las exhibiciones sobre la curaduría como la nueva herramienta de creación, Omen nos muestra el infinito universo de los editores como nuevos autores”.
‘Omen, Phantasmagoria at the Farm Security Administration Archive 1935-1942′. León Muñoz Santini y Jorge Panchoaga. RM /Gato Negro Ediciones. 117 páginas. 40 euros.
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