‘Pérdidas de risa. Historias de una mujer imperfecta’, de Sílvia Abril: confesión cómica de una madre menopáusica y curranta
Es imposible impostar mejor que la humorista la naturalidad, la amenidad, la inteligencia y la comicidad como instrumento de percepción de una misma —una famosa— que a la vez es “ser humano”
Ya tan lejos de la Navidad pero tan cerca del 23 de abril, los hombres de este país tienen por fin el regalo en forma de libro perfecto para ellas (y para ellos). Escuchar de viva voz, como si estuviese hablando en un podcast, a Sílvia Abril huroneando por su experiencia de mujer de 50 años, madre, actriz, cómica, payasa y pasajera habitual de Ave y avión (además de víctima del inaudito paso de los años) es una rumba catalana sin comparación ahora mismo, o con muy pocas comparaciones a su altura. Es imposible impostar mejor la naturalidad, la amenidad, la inteligencia y la comicidad como instrumento de percepción de una misma —una famosa— que a la vez es “ser humano”, como dice alguna vez en este libro de sabiduría imbatible y comicidad sin miedo a casi nada.
La ausencia de recomendaciones, consejos, prescripciones y otras derivaciones de la edad madura hace del libro un experimento suelto y ejemplar para reír, ser feliz, sonreír y sobre todo reconocerse en ella, tanto si se es de un lado del género humano como del otro o incluso de los dos a la vez. Oírse a uno mismo riendo a carcajadas mientras lee sin nadie a 20 kilómetros a la redonda es una terapia incomparable, auténtica autoayuda, en particular si sabes contar la visita al acupuntor sanalotodo como la cuenta ella: yo quiero ser como Sílvia Abril, aunque mantengo la reserva de lo que pueda opinar otro personaje del libro, su marido, Andreu Buenafuente. Pero en todo caso, y pase lo que pase, la culpa será de él porque es imposible que Sílvia Abril no sea como sale en este libro: contar como ella cuenta el enredo en el WhatsApp familiar y los problemas de vejiga tonta es de traca, y solo me queda la duda de que sea verdad un detalle importante: Sílvia, ¿cómo pueden “chiflarte” los juegos de mesa?
De hecho, una de sus íntima amigas, Eva Merseguer, asegura en un (también) divertido prólogo que está ella, Sílvia Abril, clavada en el libro como hiperactiva descontrolada la mayor parte del tiempo. No es ya la niña que se llenaba la cara de tiza para que se riesen las compañeras de clase cuando la castigaban de cara a la pizarra: es mejor. Lejos del victimismo y la extorsión del dolor disfrazado de empoderamiento femenino de libros como el de Mar García Puig, La historia de los vertebrados, Sílvia Abril exhibe una salud mental tan frágil como la de cualquiera cuando le cae encima un embarazo —un terremoto hormonal salvaje, pero ninguno igual a otro— y cuenta una historia emocionante porque explica sin subirse a ninguna parra la fortaleza de la fragilidad o la fragilidad de la fortaleza que comporta ser madre, menopáusica y curranta: casi como las mimosas en primavera, tan frágiles y tan fuertes a la vez.
Pérdidas de risa. Historias de una mujer imperfecta
Harper Collins, 2023
224 páginas. 19,90 euros
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