‘Matar el nervio’: correr, correr con valentía
Anna Pazos aborda el final de la juventud en una historia de raíz autobiográfica y a la vez reflexiva
Nada es ya propiamente nuevo, pero sigue siendo verdad la amplitud de registros que suma la literatura firmada por mujeres: ni todos los libros son buenos ni en todos aflora una perspectiva poderosa, genuina y a sangre y fuego, pero sí en unos cuantos. La autoexclusión de la condenada prudencia decorosa y decente, la transgresión de presuntos límites desde el corazón del ecosistema literario, la expansión de las fronteras de la intimidad empujada por las nuevas autopistas domésticas van de la mano de la alerta mental de las editoriales para captar voces y sensibilidades. ¿Hay algo de moda en el fenómeno? Por supuesto que hay un chorro de moda pero la moda no es solo una lepra invasiva sino también una corriente capaz de ofrecer ensayos anclados en miradas singulares como la de Marta Riezu en Agua y jabón, Elisabeth Duval y Melancolía, Andrea Genovart y su Consum preferent o este mismo Matar el nervio, de Anna Pazos, publicado por Penguin en edición simultánea catalana y castellana..
A Anna Pazos el lector más curioso la puede seguir en Quadern (como puede seguir en Gastro a otra maravilla: María Nicolau), pero esa Pazos no es exactamente la misma que despliega sus armas de anatomista y entomóloga en esta última historia de raíz autobiográfica y a la vez reflexiva. El tránsito de los 20 años a los 30 carece del menor interés salvo que el autor tenga talento para hacerlo laberíntico, incierto, carencial y vagamente impúdico: entonces sale una indagación sensitiva y autocrítica, fibrosa y a la vez desparpajada de la desnortación de una mujer que hoy desarrolla su vida profesional como productora de documentales y es corresponsable con Júlia Bacardit —autora ella misma de un palpitante Dietari sentimental— del podcast Les Golfes, rótulo que explota la polisemia de designar a las gamberras que lo hacen y a la ubicación periférica en que se sitúan.
Pero antes de que lleguen la decepción o el desengaño, habrá habido el impulso de ver otra vez, y otra vez salir, buscar, follar, reír y llorar viajando...
La huida frustrante y el desencanto como norma (normal), la inocencia inextinguible (y sensata) de haber dado con algo valioso pero transitorio (aunque solo sea un hombre) y volver a fracasar y sospechar que el fracaso no anida solo en la fauna deforme de tipos que andan por ahí, sino en las cábalas y fanfarrias mentales que una misma lleva dentro y no corrige, la tentación de sucumbir a espejismos entre mediáticos y propagandísticos que son la sal de cada día —viajar a Nueva York, encontrar a un superhéroe, hacerse una misma superheroína— han de enjugarse una y otra vez con la bofetada a mano abierta de la decepción o el desengaño. Pero antes de que llegue eso, y de que persista y se repita, habrá habido el impulso de ver otra vez, y otra vez salir, buscar, follar, reír y llorar viajando, viajando cada dos por tres, con beca y sin beca, con tiempos muertos, tipos perdidos y aventuras a veces temibles, y esa es la pauta que engarza cada microetapa de una microcrónica llena de perspicacia, valentía y madurez hasta sucumbir a algo parecido al reencuentro con lo propio, al menos transitoriamente. Qué quieres, no la veo quieta mucho rato más.
Matar el nervio
Random House, 2023
192 páginas. 17,95 euros
Matar el nervi
La Segona Perifèria, 2023 (en catalán)
208 páginas. 18,90 euros
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