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Mercedes Azpilicueta: “La pintura histórica es mi placer culpable”

La artista argentina, que reinterpreta la historia desde un punto de vista “decolonial y feminista”, recorre su trayectoria en la monografía ‘Cuentos mestizos’

Mercedes Azpilicueta

Mercedes Azpilicueta (La Plata, Argentina, 1981) propone una relectura de la historia para interpretarla desde un punto de vista “decolonial y feminista, al margen del pensamiento lineal y heteronormativo”. Un nuevo volumen, Cuentos mestizos (Turner), recorre la trayectoria de una de las artistas latinoamericanas más interesantes de su generación.

Esta monografía recoge su trabajo desde 2011. Cuando echa la vista atrás, ¿qué ve? Un profundo enamoramiento con el arte, mucho juego y humor, la disciplina de una hormiga obrera y el placer de un carpincho a la vera de un río.

Se ha definido a sí misma como una “investigadora deshonesta”. ¿A qué se refiere? Como artista, la investigación debe estar cargada de irreverencia y humor. No se puede hacer buena letra. Hay que ser deshonesta con las grandes historias.

Dejó Argentina para formarse en los Países Bajos. ¿Se recupera uno del exilio, incluso cuando es voluntario? No, al menos no para esta argentina que vive con un pie en Amsterdam y otro en Buenos Aires. Siento que elijo este malestar de estar constantemente entre dos realidades, dos culturas, dos mundos que por momentos son irreconocibles. Como si en esa dificultad de hacerse un lugar radicara cierto propósito.

¿Qué le ha aportado vivir en Europa? Confort y racionalidad.

¿Y por qué́ volvió a Buenos Aires? Para conectar con mi red de afectos, amigos y amigas, colegas, porque parte de mi trabajo tiene que ver con ese territorio, su historia y su gente.

¿Cuál ha sido la mejor reacción que ha tenido alguien ante su trabajo? Desde niñas y niños cantando y jugando hasta bailarinas profesionales sintiéndose inspiradas y haciendo un solo frente a la obra. Luego me mandaron el vídeo.

¿Y la más sorprendente u ofensiva? Alguien lo describió como una mezcolanza indigesta de objetos y de ideas, como definitivamente infumable y hasta como una bazofia; argumentando que para hacer arte hay que crear algo completamente nuevo. Nunca hubo un mejor ejemplo de mansplaining misógino y colonialista.

¿Qué obra de arte ajena escogería como autorretrato? Alguna obra de Anna Boghiguian.

¿Y cuál colgaría en su comedor? El sueño, de Tarsila do Amaral.

¿En qué museo se quedaría a vivir? En algún museo botánico de Centroamérica o en el Orto Botanico de Palermo.

¿Qué libro tiene en la mesilla de noche? Transparencias, una antología poética de Circe Maia.

¿Y uno que no lograra terminar? La noche de la Mariposa Dorada, de Tarik Ali. No lo consigo...

Recomiéndenos un cómic. Mafalda, toda la vida.

¿Cuál es la canción de su vida? Un mundo raro, de Chavela Vargas.

¿Tiene algún placer culpable en materia cultural? Visitar muestras de pintura histórica.

¿Qué trabajo no aceptaría jamás? Cualquiera que involucre matar animales.

¿Cuál es su personaje histórico favorito? Todas las mujeres silenciadas de la historia, aquellas que han hecho posible el trabajo de afamados hombres.

¿Qué está socialmente sobrevalorado? Viajar.

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