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‘Las voces de Adriana’, de relojes y duelos

Con momentos literarios de altura y otros de luces cortas, Elvira Navarro firma una novela musical en tres partes centrada en la memoria y la pérdida

Elvira Navarro
La escritora Elvira Navarro posa en Madrid en 2019.Andrea Comas

Solemos llamar novela a aquel texto literario que se queda jugando en la calle cuando el resto de textos literarios ya están cada uno en su casa, con nombres y apellidos. Que la novela lo admite todo porque en realidad sus contornos, límites y fronteras no existen o son moldeables, para nada imprescindibles. Uno, como autor puede montar el reloj como le dé la gana. Barroco o en los huesos, sin armonía o minué versallesco, contado por quien quiera y desde donde quiera. Puede ser un reloj hermoso, inolvidable, feo o punzante. No importa. Lo único que se le exige a un reloj es que dé la hora.

Y en ello andaba uno leyendo la nueva novela de Elvira Navarro (Huelva, 1978) en la que nos entrega una pieza musical en tres partes cosidas por el intento de afrontar varios duelos por la protagonista, Adriana. En la primera, el digamos allegro, ‘El padre’, esta acude a cuidar a su progenitor, viudo, y que ha sufrido un ictus que ha segado su uso de oferta y demanda de amor, sexo y compañía que ofrece internet. La hija, que se convierte en cuidadora, en represora y consentidora, se interpela constantemente, en un interesante juego de quién nos habla. Pero en cambio sorprende un estilo y lenguaje tan a ras de suelo. Que la mirada se fije tanto en lo obvio y no profundice desde lo elusivo. Más aún, cuando en la segunda parte, ‘La casa’, Elvira Navarro nos recuerda el trozo de escritora que es cuando acierta con las luces y enfoca donde no lo hace cualquiera.

Un recorrido por la casa familiar materna nos ofrece y muestra que la memoria está siempre vinculada a los objetos, a los espacios y silencios, a los ecos de otras voces

Un recorrido por la casa familiar materna nos ofrece y muestra que la memoria está siempre vinculada a los objetos, a los espacios y silencios, a los ecos de otras voces tanto como cementerios y recuerdos como cantares de gesta domésticos. Tazas, puertas, olores y texturas como ritos y cobijos. En este adagio, Adriana nos plantea las voces que heredamos y la pregunta de por qué con algunas podemos dialogar y con otras —la de la madre, en su caso— resulta imposible. Algo que se enuncia y se deja sin ni tan siquiera intentos de respuesta. Muy al contrario, en el scherzo, tres generaciones hablan a través de una única voz, la autora olvida lo enunciado antes y lo apuesta todo a la supuesta verdad de lo que se dice como un valor que debiera prevalecer sobre lo verosímil del artefacto.

El juego literario de las voces de tres generaciones (madre, hija, abuela) de la última de esas tres partes —casi un subgénero en las últimas propuestas generacionales de por aquí—, la tercera persona tramposa de las otras dos que a ratos es una primera y, a ratos, una tercera más o menos obediente, nos lleva a una intencionalidad literaria y poco complaciente de su autora, pero la novela sufre también de una propuesta irregular, con licencias que desarman por su indulgencia a la novela —los poemas al señor de barba, los relatos ficcionados de las aventuras de su padre que no tienen desborde posterior o continuidad, la falta de nervio en lo narrado por las voces—. Un libro con momentos literarios de altura, otros de luces cortas, sin la distancia de lo oculto, sin señales de brújula y una confianza excesiva, en el tramo final, en lo que pasó en detrimento de lo que pudo pasar. Como si la autora olvidara que nos gusta Elvira Navarro por lo que hace con la verdad, no porque nos la explique. Y que nos dé la hora, como sea, pero que nos la dé.

Portada del libro 'Las voces de Adriana', de Elvira Navarro. EDITORIAL RANDOM HOUSE

Las voces de Adriana

Autora: Elvira Navarro.


Editorial: Random House, 2023.


Formato: tapa blanda (143 páginas 17,90 euros) y e-book (7,59 euros).

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