‘Arqueologías’: versos para un mundo en ruinas

El libro de Ada Salas, una de las propuestas más originales de la poesía actual, apela a los vestigios históricos como exaltación del imperio de lo pasajero

Entrada al anfiteatro de Paestum en Salerno, Italia.Alamy Stock Photo

08 oct 2022 - 05:30CEST

Cuatro años después de su deslumbrante Descendimiento, Ada Salas sustituye el retablo pictórico y dramático por la espeleología discursiva. Arqueologías se abre con un poema-prólogo que esboza el propósito del libro: indagar en la memoria colectiva a través de las huellas que reflejan nuestro paso por el mundo. El primer apartado (‘Antiqvuarium’) nos invita a visitar las ruinas de Paestum, en las que se recogen los fragmentos de una realidad quebradiza. El apabullante inventario de templos, estelas, vasijas y útiles variopintos no obedece a la elegía por una remota edad de oro ni se subordina a la exhibición de un culturalismo erudito, aunque no falten guiños a la urna de Keats ni a la ‘Canción a las ruinas de Itálica’ de Rodrigo Caro.

Desde la perspectiva de la autora, los restos preservados no convocan un simulacro de eternidad, sino que exaltan el imperio de lo pasajero. Así, la voz póstuma que enuncia estos versos (“Si preguntas / lejano y extranjero / de pie frente a mi tumba”) sacrifica el afán de reconstrucción en aras de la voluntad deconstructiva. Por ejemplo, el relieve que representa el beso deshecho de unos enamorados permite extraer una lección que concuerda con la de una icónica secuencia de Viaje a Italia, donde la cámara de Rossellini registraba el hallazgo de dos cuerpos entrelazados en las entrañas del Vesubio: “Viene atravesando siglos // luego // nos devuelve a la tierra”.

La contemplación de los yacimientos históricos se desplaza hacia la evocación de la intrahistoria familiar en la segunda parte del libro, ‘Civitas’. Los vestigios se corresponden aquí con los de una identidad cristalizada en ciertas viñetas de la infancia, como la caída de un columpio, las canciones de corro o el acto de pelar una cebolla. No obstante, la tentación de la nostalgia aparece cortada de raíz por un dispositivo que obtura la linealidad del relato mediante incisos digresivos e impide que la emoción se desborde gracias al hábil manejo de la elipsis. En suma, la concepción de la escritura como un palimpsesto y la visión del pasado como un proceso cíclico y regenerativo se dan cita en una de las propuestas más originales de nuestro presente poético.