De Barcelona a la conquista del mundo digital (o viceversa)
La decisión de la compañía FunPlus de abrir una línea de desarrollo en la ciudad invita a reflexionar sobre Cataluña como ‘hub’ nacional y europeo
El pasado miércoles la compañía de videojuegos FunPlus, con sede en Suiza, convocaba a la prensa en Barcelona. Lo hacía para enseñar sus oficinas y el funcionamiento de la pata española de la empresa, sobre todo, para hacer un anuncio oficial: acostumbrada la oficina barcelonesa a hacer labores de márquetin y publicidad desde 2019, cuando llegaron a la ciudad, la empresa va a establecer ahora un estudio de desarrollo de videojuegos en la capital catalana.
Centrada sobre todo en el mercado de los juegos multijugador de estrategia para móviles y con un pie (un pie grande) en el mercado de los eSports, FunPlus es ese gigante del que has oído hablar poco. Sus cifras asustan. Solo su juego estrella, State of Survival (de temática zombi) tiene más de 150 millones de jugadores en el mundo. Y junto a otras obras como Guns of Glory (con ambientación estilo Los tres mosqueteros) y King of Avalon (en un escenario medieval) han contribuido a que más de 350 millones de personas tengan juegos de FunPlus en su teléfono.
“Queremos ser una de las mayores compañías de entretenimiento global”, dijo, concisamente, Enric Cabestany, vicepresidente de publicidad de FunPlus para España y Latinoamérica, que hizo una interesante disertación sobre cómo las compañías de juegos preparan el terreno para convertirse, sencillamente, en compañías de ocio totales (al estilo Disney, para entendernos) capaces de establecer una estrategia transmedia para sus propiedades intelectuales. No hubo plazos ni fechas para el comienzo de ese estudio de desarrollo. Solo ese anuncio que, por impreciso, no deja de ser muy relevante.
Porque el caso es que esa apuesta de FunPlus por Barcelona no es casual. Existen 206 estudios catalanes, que dan trabajo directo a más de 3.000 trabajadores, lo que hace que Cataluña sea la primera región europea de captación de inversión en el ocio digital. “Cataluña es la tierra prometida de los videojuegos”, cuenta Iván Fernández Lobo, secretario general de Devicat, la asociación catalana de desarrolladores y editores de videojuegos, que conforman 27 empresas. “Cuando una compañía piensa dónde ir, ya no piensa en Londres o Helsinki, sino en Barcelona”, explica en la terraza de las oficinas de FunPlus, en el centro de la ciudad. “Cada vez es más fácil encontrarse con gente del sector con mucha experiencia que han decidido venir a vivir aquí. Barcelona se está convirtiendo en un lugar perfecto para el talento de videojuegos”, apostilla.
Lo que ocurre en la ciudad, y en la provincia, es una bola de nieve: años de mimar al sector (no con ayudas directas de la Administración, sino solo con ausencia de trabas) han hecho de la ciudad un lugar muy apetecible para que las empresas extranjeras pongan sus ojos en la región, y la red de universidades con carreras del ramo fomenta el surgimiento de talento autóctono. Es evidente que el Mobile World Congress (que se celebra en Barcelona desde 2006) ha ayudado a ampliar las miras, pero la Generalitat establece el videojuego como un “sector clave”, y el ecosistema de desarrolladoras y compañías en la región es la envidia del resto de España. Porque el imparable interés lúdico puede transformarse en una oportunidad profesional, cultural y hasta académica. En nuestras manos está cuidar esa oportunidad. Y también velar por que el talento nacional no acabe en otros lares, como tantas veces pasa.
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