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Dos corrientes para el mismo río

Sendas muestras en museos públicos de Córdoba y Sevilla reflejan tendencias opuestas en el arte contemporáneo a través de obras de grandes colecciones privadas

'La granja familiar' (2001), de Matthew Ritchie, en la exposición 'Futuros abundantes' en el C3A de Córdoba.
'La granja familiar' (2001), de Matthew Ritchie, en la exposición 'Futuros abundantes' en el C3A de Córdoba.Rafa Suárez

El acuerdo entre la Fundación TBA21 y el Centro de Creación Contemporánea de Andalucía (C3A) de Córdoba, anunciado con grandilocuencia hace unos meses por la Junta, proyectó una exposición que ocupa desde abril todo el espacio del museo, con el título de Futuros abundantes. El objetivo es la transformación de la difícil relación que hasta ahora ha mantenido el centro con los cordobeses. De forma paralela, el pasado junio se inauguró en el CAAC de Sevilla (en colaboración con el Museo Patio Herreriano) la exposición temporal de la colección Sandretto Re Rebaudengo, una de las más importantes del panorama internacional. La coincidencia de ambas muestras en la ribera del Guadalquivir plantea curiosos puntos de encuentro y da cuenta de las diferencias en las formas de pensar el arte contemporáneo dentro de ambas instituciones, cercanas geográficamente y regidas por la misma Junta.

Daniela Zyman, comisaria de Futuros abundantes, ha querido que la Fundación TBA21 esté a disposición de Córdoba en un sentido amplio, en línea con los objetivos ecológicos de la fundación y con el compromiso firmado con la Consejería de Cultura, que prevé una colaboración a largo plazo. La idoneidad de este título se ratifica ya en mitad de la explanada desértica al otro lado del río y junto a un gran aparcamiento, donde se sitúa el museo. Allí encontramos dos instalaciones acuáticas: la primera, más monumental, es una cascada invertida de Olafur Eliasson en la que el agua bombea en sentido ascendente aparentando llenar los pisos superiores. Inicialmente pensada para el interior de una galería, sorprende su ubicación, pero el contraste entre la desertización y el hormigón del paisaje y la verborrea acuática de la fuente actualiza la obra y la singulariza en un aparentemente improvisado —y radical— canto a la arquitectura paisajística andaluza. La otra instalación acuática es obra del matrimonio estadounidense Helen Mayer Harrison y Newton Harrison. Granja de camarones, pieza de supervivencia #2, de 1971, es una de las primeras muestras del arte ecológico y está compuesta de cuatro piscinas en las que viven microalgas del género Dunaliella y camarones Artemia. Las algas tiñen las aguas de diferentes tonos dependiendo de su nivel de salinidad, generando un paisaje cromático regulado por los camarones, que estabilizan las poblaciones de algas.

Las obras del interior combinan una estética monumental con la instalación discursiva, que es una de las señas de TBA21, y responden a los debates contemporáneos sobre otras formas de entender lo orgánico y lo no-humano en relaciones de equidad. El impulso decorativo de algunas obras (como la lámpara de Ai Weiwei o el Esqueleto glóbulos, de Ernesto Neto, hecho con fundas de nailon rellenas de bolitas de poliestireno) facilita un encuentro entusiasta con otras que requieren un esfuerzo de mediación, como las acciones del colectivo Plata, con sede en Córdoba. El grupo de artistas ha participado en la muestra diseñando un espacio de encuentro en el interior del museo y recopilando e interviniendo un herbario con flora autóctona, aunque una parte de ella haya quedado sepultada por el aparcamiento.

La exposición conjuga con inteligencia obras llamativas, como la instalación colaborativa de Rivane Neuen­schwander Deseo tu deseo —donde los visitantes pueden escribir sus deseos e intercambiarlos por una pulsera en la que aparecen los de otros—, con ejercicios de relativo ensimismamiento conceptual —­entre los que destacan las bellas impresiones fotográficas de Thomas Ruff—. A veces resulta difícil compaginar las derivas de una colección privada con el compromiso con lo local que marca el programa, ya que esta doble naturaleza puede conducir al museo a una tierra de nadie, aunque es posible que el poderoso bastón de TBA-21 sirva para atraer a un visitante que trascienda el tour exprés por la mezquita.

La colección de Francesca Thyssen apuesta por el discurso. La Rebaudengo, por la forma

La situación del CAAC en Sevilla es diferente y, por tanto, también lo ha sido la recepción de la colección Sandretto Re Rebaudengo. Aunque para visitar el museo también haya que cruzar el Guadalquivir, a las posibilidades del antiguo monasterio cartujo que alberga al museo se une un programa público donde las actividades lúdicas y festivas tienen muy buen recibimiento, como el Electrolunch o el Festival Interestelar, con sus polémicas incluidas. El interés y la afluencia continuada al museo están relativamente garantizados, a pesar de que su relación con la ciudadanía está marcada a veces por una desconfianza mutua. La exposición puede servir para facilitar esas relaciones, ya que su corte expositivo es más clásico y menos discursivo. La autosuficiencia de las obras, dispuestas con tino, favorece una contemplación pausada: obras de más de 30 artistas, en su mayoría mujeres, se disponen sin forcejeos teóricos. El término Extraño, que titula la exposición, no consigue agrupar convincentemente las obras ni relacionarlas con el contexto de guerra, pandemia y crisis en que se las ha querido encuadrar según los textos de la exposición; tal vez sería más interesante insistir en la devolución del término al Extrañamiento, en su variación formalista, y no temer en concederles autonomía a unas obras por lo general sobresalientes.

'Collar de pelo' (1995), de Mona Hatoum. Colección Sandretto Re Rebaudengo, en el CAAC de Sevilla.
'Collar de pelo' (1995), de Mona Hatoum. Colección Sandretto Re Rebaudengo, en el CAAC de Sevilla.

Entre las muchas destacables, Comercio exterior mundial sentimental, de Andra Ursuta, expuesta con un efectismo elegante en la capilla de la Magdalena, ejemplifica a la perfección el estilo de la muestra. Una escultura de mármol a partir de la foto de una gitana a punto de ser deportada en Francia, cubierta con una chaqueta de una marca deportiva y adornada con monedas rumanas, consigue reproducir la tradición de escultura realista de porte regio y la disrupción de su carga ideológica con la tela y sus implicaciones populares y protectoras.

Cerith Wyn Evans, que también participa en las notas recogidas en la exposición de Córdoba, añade en Extraño una traza mística a una exposición que destaca por una perfección formal con implicaciones políticas que se enredan en las paredes del antiguo monasterio en una, como la escultura en una vitrina de Berlinde De Bruyckere o el collar de cuentas de pelo de Mona Hatoum, expuesto en una de las hornacinas. La variedad de las obras (óleos, instalaciones, esculturas, fotografías, vídeos) y la multiplicidad técnica, artística y política que encierran hacen que la muestra se exprese por sí sola en un espacio irrepetible. El valor de la exposición es el valor de la colección, y, al menos en este caso, eso es más que suficiente.

‘Futuros abundantes’. Colección TBA21 (Thyssen-Bornemisza Art Contemporary). Comisaria: Daniela Zyman. Centro de Creación Contemporánea de Andalucía (C3A). Córdoba. Hasta el 5 de marzo de 2023.

‘Extraño. Colección Sandretto Re Rebaudengo’. Comisario: Juan Antonio Álvarez Reyes. Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC). Monasterio de Santa María de las Cuevas. Sevilla. Hasta el 8 de enero de 2023.

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