El desvío experimental de Perfume Genius, los salmos de Nick Cave y otros discos del mes
Los críticos musicales de ‘Babelia’ seleccionan los álbumes más destacados de las últimas semanas
Palabras mayores
Por Íñigo López Palacios
Perfume Genius
Matador / Everlasting
El concepto “disco menor” se suele usar para esos lanzamientos que, por el motivo que sea, no terminan de encajar en la discografía de un autor: viejas grabaciones recuperadas, directos, entretenimientos, encargos…Pongamos este caso concreto: Ugly Season es la música que Perfume Genius compuso para The Sun Still Burns Here, 10 canciones escritas para un espectáculo de danza de la coreógrafa Kate Wallich estrenado en 2019, en el que el músico de Seattle también debutaba como bailarín.
En teoría es una curiosidad porque rompe una trayectoria que parecía dirigirse hacia un relativo mainstream con tanta calma como decisión, como demostraba su anterior disco, el muy notable Set My Heart on Fire Immediately (2020). Michael Alden Hadreas, el hombre detrás del alias, ya no es ningún niño. En septiembre cumplirá 41 años, y su primer álbum se publicó en 2010. Es al mismo tiempo tímido y arrojado, elegante y provocador. En sus discos ha confesado sus momentos más oscuros, sus traumas y sus errores, pero también se ha mostrado desafiante. Esta es la persona que debutó en 2014 en el Late Show de David Letterman vistiendo un arnés de cuero debajo de un traje blanco nuclear, tacones, los labios pintados de rojo y cantando un single titulado ‘Queen’. Nadie podrá acusar nunca a Perfume Genius de esconderse. A lo largo de su carrera ha hablado abiertamente de su frágil físico, de los problemas de su infancia, de su enfermedad crónica del sistema digestivo y, por supuesto, de su orientación sexual.
Pero en cinco discos había evolucionado de joven atormentado a ser un Bowie del siglo XXI, y se suponía que su próximo lanzamiento, este, iba a ser el paso definitivo al gran público, así que es lógico que un disco más experimental se venda como algo menor, una excentricidad, algo que hizo en los huecos que le dejaron otros proyectos más importantes.
Pero Ugly Season funciona. Sí, es obviamente más vanguardista de lo que acostumbra, con partes que parecen improvisadas, la voz funcionando como instrumentación y una atmósfera que recuerda a Oneohtrix Point Never, pero no es algo que ha hecho en sus ratos libres. Quizás no esté todo al mismo nivel, pero hay partes que destacan muchísimo. Al tiempo que publicaba el disco también se ha estrenado Pygmalion’s Ugly Season, un corto no narrativo de 28 minutos del artista Jacolby Satterwhite (disponible en YouTube), en el que está exactamente la mitad de las canciones del álbum y donde algunas de las más áridas y complejas, como los casi ocho minutos de ‘Herem’, con sus continuos cambios de ritmos, o la ruidista ‘Hellbent’ ganan muchísimo. Tampoco es que sobre la mitad del álbum, pero convertido en sesión de media hora y prescindiendo de los momentos más cómodos, como ‘Pop Song’ o ‘Photograph’, gana intensidad. Desde el dub enloquecido que da título al álbum, que por momentos parece un tema de Laurie Anderson cantado por el mismo Bowie, hasta los solitarios tres minutos de piano de ‘Cenote’, la mezcla es perfecta. Pero casi lo mejor es que parece que su carrera ha tomado un desvío nada menor.
Praderas de otro planeta
Por Laura Fernández
Gwenno
Heavenly / Pias
Extraño y sofisticado, poderosamente plástico, atmosférico y mántrico el tercer disco de Gwenno Saunders da un paso sobre el vacío en el que es capaz de construir, con una paleta de visionarios colores —cada canción, un pequeño mundo de otra dimensión—, un sólido edificio en el que a los temas —casi cinematográficos, hitchcockianos— les crecen otros temas dentro (como ocurre en el encargado de abrir, y sentar las bases, ‘An Stevel Nowydh’), y se dejan poseer por un folk marciano (‘Anima’ es una verde pradera de otro planeta), o por algún tipo de influencia sonora claramente identificable (el electropop etéreo y ambient de ‘Keltek’), pero de difícil explicación.
Que nueve de las diez canciones estén escritas en córnico —la lengua celta británica que se hablaba en Cornualles— y la otra en galés acentúa la sensación de fascinante nuevo mundo en el que el pasado puede ser futuro, como ocurre en la atmosférica y minimalista ‘Tresor’, en la que Gwenno dibuja un pop especulativo que luego retuerce en la oscura ‘Ardamm’, con su flow decididamente mántrico. Transitar el disco es recorrer estados de ánimo, que incluso cuentan con una línea divisoria en la flotante ‘Men an Toll’. A un lado, el electropop ligeramente melancólico y el spoken word de N.Y.C.A.W; al otro, el folk ritual de ‘Kan Me’.
Gwenno parece componer como quien compone poemas sonoros en los que la música también es una extraña forma de poesía. En realidad, creció rodeada de ella, siendo hija de uno de los pocos poetas en lengua córnica del mundo, Tim Saunders. La cantante, que tuvo un breve momento de gloria como vocalista del grupo de doo-wop The Pipettes allá por 2007, se ha terminado tomando su tiempo: cada uno de sus discos en solitario está separado por un intervalo de cuatro años respecto al anterior. Lo mejor es que logre dar solo pasos en firme, de cada vez más inquietante y fascinante condición.
Plegarias escuchadas
Por Fernando Navarro
Nick Cave
Cave Things / Popstock!
A Nick Cave le persigue la tragedia: en siete años se le han muerto dos de sus hijos. Un dolor tan difícil de depurar que es posible que no suceda. Con el fallecimiento del primero publicó Ghosteen, un extraordinario álbum que llevó al oyente a un territorio asombroso. Desde entonces, el músico sigue inmerso en su pena y redención vital, y ahora nos sorprende con un disco de spoken word, recitado con instrumentación sombría y minimalista, de ligero toque góspel, que cuenta con la ayuda de Warren Ellis. Siete salmos compuestos sobre la vida y la muerte, sobre Dios y el dolor, que son una oración compartida. Quizá Cave se ha ganado este respiro, pero se ha puesto tan solemne que se hace demasiado denso. Solo para muy fieles de Dios... y de Cave.
Solo y a lo grande
Por Carlos Marcos
Rubén Pozo
Sony Music
El fundador de Buenas Noches Rose y Pereza llega a su cuarto disco en solitario agrandándose como compositor, cantante y letrista. Es una propuesta minoritaria en popularidad comparada con el monstruo de Pereza, pero inmensa si aceptamos que el arte no debería cuantificarse. Vampiro contiene rock acústico, bello en las melodías y repleto de mensajes de calado, casi siempre desde una mirada hacia dentro. Canciones optimistas o tonadas compuestas en un día malencarado, y siempre dotadas de un estilo personal y de la cualidad de sonar accesibles. Se sale de la tónica acústica ‘Ya no eres mi problema’, un estallido de electricidad que hace recordar a los Crazy Horse de Neil Young. Rubén Pozo, sin hacer ruido, anda edificando una carrera incólume.
Un discurso muy personal
Por Fermín Lobatón
Jorge Pardo
Karonte
Dentro del imprescindible documental Trance, Jorge Pardo se encuentra en un estudio de Brooklyn con músicos de la escena jazz neoyorquina, el pianista Gil Goldstein entre ellos. Graba allí unas sesiones que constituyen las bases de este disco. Se han añadido las guitarras de Rycardo Moreno, Melón Jiménez, Juanito Pascual y Paco Soto, el necesario anclaje con el flamenco, las voces de Ganavya Iyer y Bego Salazar, los sintetizadores de Jesús Pardo y el arpa del colombiano Edmar Castaneda. Cinco composiciones con largos desarrollos, que se presentan actuales y que fluyen maduras. No es fusión, sino la proyección del personal discurso de este incombustible flautista y saxofonista que difumina los límites entre géneros y cobra una trascendencia especial.
Lo mejor del saxo contemporáneo
Por Yahvé M. de la Cavada
David Murray
Intakt
Formado en plena pandemia en virtud de la afinidad musical y de la disponibilidad de sus integrantes, este nuevo grupo, bautizado como Brave New World Trio, muestra al mejor Murray: el solista descarnado, incontenible, tan creativo e inspirado como en sus mejores tiempos, pero con un halo de madurez y la sensación de haberse juntado con su viejo amigo (y apabullante baterista) Hamid Drake y con un nuevo colaborador, el contrabajista Brad Jones, para tocar música tan profunda como divertida. Y, por encima de todo, música negra: aquí escuchamos raíces africanas, soul, funk, góspel y toda una tradición jazzística inaugurada por Sonny Rollins, continuada por Albert Ayler y representada hoy por Murray como ningún otro saxofonista contemporáneo.
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