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Los objetos incómodos de Mariana Castillo Deball

La artista mexicana expone en Vitoria sus enigmáticas formas, creadas a partir de obras de colecciones del pasado colonial

Obras de Castillo Deball en Artium (Vitoria).
Obras de Castillo Deball en Artium (Vitoria).QUINTAS FOTOGRAFOS

La exposición parisiense Magiciens de la terre (1989) captó y confirmó el debate intercultural en el arte. Hibridez era la palabra de moda para los que intentaban entablar un diálogo entre las tradiciones locales y las tendencias globales. Uno de los más representativos fue el norteamericano de origen cheroqui Jimmie Durham, recientemente fallecido, que trabajaba con reliquias documentales, objetos encontrados y detritos reivindicados. El mexicano Gabriel Orozco les puso un nombre, “vestigios de situaciones específicas”, siendo sus precursoras las esculturas sociales de Beuys, los materiales arcaicos y gastados de los povera o los accesorios para performances de Claes Oldenburg. Es importante señalar esta genealogía porque sobre aquellos clichés étnicos se construye el trabajo de no pocos autores que juegan subversivamente con asociaciones históricas y objetos profanos que no han perdido su carga cultural y que, una vez reutilizados y transportados a las salas del museo, se convierten en sagrados. Se ritualizan no por voluntad del artista, que por lo general intenta provocar lecturas sociales/políticas, sino por la forma en que son exhibidos. Sin crítica institucional, sin apenas contexto, afirman la forma pura y dura pegada a la percha, el display, con reminiscencias modernas (Brancusi) o duchampianas (El gran vidrio).

Es la reflexión que provoca la exposición de Mariana Castillo Deball (Ciudad de México, 1975) en Artium (Vitoria), a partir de 20 piezas e instalaciones seleccionadas por Catalina Lozano. No sabemos muy bien qué clase de objetos las componen, son —es evidente— mapas, almanaques, códices precoloniales, dibujos, páginas de libros y tótems, pero en sus “biografías” eternas (de ahí el título de la exposición, que alude a esa flor que nunca muere) se transforman azarosamente en algo suplementario, son sombras de lo que fueron, calcos, residuos, des-territorios, símbolos, estilizaciones, en fin, dentro del cubo blanco. De esos “objetos incómodos” sacados de las colecciones etnográficas y archivos del pasado colonial, la artista crea formas nuevas (a veces lo hace colectivamente), cuasi cosas que despliega en columnas hechas en cerámica, pinturas murales, carruseles de bambú, fósiles (difícil precisar si son animales, vegetales o minerales) y figuras carnavalescas. La clave para el disfrute del público es saber conectarlas e interpretarlas.

‘Amarantus’. Mariana Castillo Deball. Artium. Vitoria. Hasta el 13 de marzo de 2022.

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