Josefina Ludmer, una historia tentativa de la literatura latinoamericana
Una recopilación póstuma de artículos e intervenciones de la escritora y maestra de críticos argentina ofrece un viaje a través de las letras desde Sor Juana Inés de la Cruz al presente
La crítica puede ser uno de los nombres del vértigo. Cautivarnos con una invitación a pensar algo —una imagen, un vínculo, la política, un texto— de un modo nuevo y con arrojo sin temer los vacíos del propio enfoque, sabiendo que de ellos partirán el debate y la próxima cuestión a analizar. Con ese sesgo rupturista, alérgico a la inmovilidad, leyó durante medio siglo la literatura latinoamericana Josefina Ludmer (Argentina, 1939-2016), brillante maestra de críticos y profesora en las universidades de Buenos Aires y Yale.
Lo que vendrá. Una antología (1963-2013), que acaba de publicar Eterna Cadencia mientras reedita toda su obra, reúne diecinueve artículos e intervenciones críticas hasta ahora dispersos de Ludmer, la China como la conocieron varias generaciones de alumnos y como aparece retratada, personaje legendario del mundillo intelectual argentino desde los años 60, en Los diarios de Emilio Renzi, culminación de la obra de Ricardo Piglia. Ese lugar de pensadora faro, lo ganó, entre otras audacias, dictando clases en su casa desde 1976, durante la dictadura militar, en la llamada “universidad de las catacumbas”.
Con selección y valioso prólogo de Ezequiel De Rosso, el viaje propuesto por Lo que vendrá comienza en el siglo XVIII con la Respuesta a Sor Filotea de Sor Juana Inés de la Cruz, atraviesa mediante el estudio de la gauchesca el siglo XIX, se detiene en hitos del siglo XX (las vanguardias, la redefinición en los años 40 de Borges y Felisberto Hernández; los 60 y 70, con las propuestas de Benedetti, Sabato, Leñero, Barnet, Cabrera Infante, Puig, Roa Bastos, Onetti) y caracteriza el siglo XXI como “lo que viene después”, tras el fin de la autonomía literaria, cuyo punto culminante son los clásicos del boom. A partir de allí Ludmer desarrolla la provocadora noción de “literaturas postautónomas”, que tanto revuelo causó en 2010 cuando apareció su libro Aquí América Latina. Una especulación, absolutamente fértil para pensar el presente.
Decir autonomía es para Ludmer decir modernidad y un tiempo en el que la literatura latinoamericana tenía rasgos propios (entre ellos, la experimentación temporal y narrativa y una realidad que refiere casi siempre una realidad histórica nacional), editoriales independientes, revistas en las que se polemizaba, guerras y divisiones en el campo literario (el enfrentamiento entre realismo y literatura fantástica, por ejemplo). Pero ese tiempo pasó, afirma la autora de El cuerpo del delito (1999). De los 90 en adelante, en la postautonomía, la literatura ha perdido poder y densidad, los conglomerados editoriales absorbieron sellos nacionales emblemáticos y se dan superpuestos y conectados procesos que suponen cambios en el lenguaje, en el régimen de sentido y de realidad y en el estatuto del autor. Todo sucede en sincro, mientras la digitalización avanza. “La postautonomía no es anti ni contra sino alter”, subraya; no se corta con lo anterior, el pasado persiste junto con los cambios y hay fusión de esferas. Habla entonces de “realidadficción” o de “íntimopúblico”, categorías transgresoras con las que varios años después nos impactaría una ficción de pantalla como Years and Years.
Las escrituras postautónomas tratan de “producir imagen visual porque la imagen es ley: la sight machine, domina la imaginación pública”, afirma Ludmer. Por eso destaca El juego de los mundos (2000), de Aira, que imagina un futuro en el que la construcción visual dinamita la distancia entre buena y mala literatura y “leer es ver pasar imágenes”.
Lo que vendrá traza una “historia tentativa de la literatura latinoamericana” pero también una bitácora que registra las mutaciones de la autora en su experiencia crítica, muy a tono con la actual sed de testimonio. De una etapa formalista y psicoanalítica en la que confrontaba con una mirada histórica y sociológica, pasó a otra en la cual Barthes y Benjamin son las lecturas de cabecera. “Se tomaba un texto literario —en mi caso tomaba los textos de Onetti— y ahí mismo, en el texto, estaba todo: la revolución, el significante, la vida, la literatura”, recuerda. Siguieron los años en que se dedica a los clásicos argentinos y escribe El género gauchesco. Un tratado sobre la patria. El último texto de la antología define en 2013: “Hoy concibo la crítica como una forma de activismo cultural”.
Leer a Ludmer, en cualquiera de estos modos, permite entender esa línea de ‘El perseguidor’, el cuento de Cortázar en el que el protagonista, un saxofonista virtuoso, graficaba: “Esto lo estoy tocando mañana”. Se la extraña.
Lo que vendrá. Una antología (1963-2013)
Autor: Josefina Ludmer.
Selección y prólogo: Ezequiel De Rosso.
Editorial: Eterna Cadencia, 2021.
Formato: tapa blanda (272 páginas, 17 euros).
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