‘La Bestia’ de Carmen Mola: todo por la fórmula, todo por el éxito
Más allá de las polémicas por el uso del pseudónimo, la novela ganadora del Premio Planeta es un ‘thriller’ histórico eficaz consagrado al triunfo de una forma de entender el género, con sus virtudes y defectos
Desde sus inicios, los tres autores que se ocultaban detrás de Carmen Mola (Antonio Mercero, Agustín Martínez y Jorge Díaz) han tenido la habilidad de aprovechar las corrientes cambiantes del género. Si en La novia gitana supieron dar con una forma eficaz y poco frecuentada por entonces en España de agarrar al lector con un thriller muy violento, bien armado y original (intensidad que decae por repetición en las siguientes entregas de la serie) con La Bestia han vuelto a acertar al sumarse a la moda del thriller histórico, que tiene en Hervé Le Corre o Niclas Natt och Dag dos de sus mejores exponentes.
¿Qué encontramos, más allá de la polémica sobre su autoría, en la novela ganadora del Premio Planeta? Madrid, verano de 1834. En una ciudad machacada por la epidemia de cólera, un asesino que el pueblo conoce como La Bestia acaba de cobrarse su cuarta víctima, siempre niñas, siempre destrozadas con brutalidad. El periodista Diego Ruiz, aspirante a Larra que se ha quedado por el camino, se propone llegar a la verdad con la ayuda de su amigo, un guardia real en horas bajas y tuerto. Lucía, una niña que vive en un barrio mísero de las afueras, completa el reparto principal. La novela se estructura a partir de varias máximas del código sagrado del trío de autores, lo que ellos mismos llaman “el estilo Carmen Mola”. A saber: un inicio poderoso (en este caso, un perro jugando con la cabeza de una niña descuartizada); muchos elementos (una sociedad secreta, conspiraciones carlistas, historias dickensinianas, una epidemia...) dispuestos en un puzle en el que las piezas encajan; violencia extrema, y un ritmo salvaje.
¿Se ven distintos los personajes femeninos ahora que sabemos quién es Carmen Mola? No especialmente. No es, además, lo más importante en un modelo entregado al giro argumental, la sorpresa, la tensión sostenida a lo largo de más de 500 páginas. “Somos guionistas”, subrayaba Mercero esta semana en Madrid para explicar cómo funcionan. Si hay algunos momentos melosos o ralentizados, la trituradora narrativa de los Mola se los lleva por delante y evita que atasquen la maquinaria.
En su debe, la novela proporciona, en ciertas ocasiones, más explicaciones de las necesarias, como si los autores no se fiaran del lector. Además, repitiendo un mal extendido en el género negro hasta el aburrimiento, insisten en dar información a lo bruto sobre la época en párrafos que se hacen largos y resultan prescindibles. Tampoco son precisamente sutiles los mensajes sobre el cólera y los paralelismos con la actualidad. Sin embargo, nada de esto lastra el entretenimiento puro y duro, a lo que ayuda que no tengan piedad con personajes de los que prescinden sin miramientos —no se encariñen con ninguno— y la utilización muy ágil de algunos de ellos para dar la vuelta a la trama. El espectáculo se apoya en un buen retrato de una ciudad en una época convulsa y de una sociedad caracterizada por la desigualdad y partida por la mitad por cuitas religiosas y políticas. Puede resultar algo exagerada en sus planteamientos y algunos lectores se preguntarán a qué tanta violencia, por qué tan explícita y por qué los autores se vanaglorian de ir al máximo siempre. Es parte de la fórmula, es parte del éxito y hay que saberlo antes incluso de abrir el libro.
La Bestia
Editorial: Planeta
Formato: 544páginas. 22,90 euros.
Puedes seguir a BABELIA en Facebook y Twitter, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.