Un tesoro en un rincón
Dos sellos españoles rescatan el disco perdido de Jack Nitzsche, único álbum como cantante del mítico arreglista, productor y compositor estadounidense
Qué tiene que ocurrir para que un álbum de un músico de prestigio no se publique en el último momento y acabe olvidado? Le sucedió a Jack Nitzsche en 1974, cuando ya atesoraba un extenso currículo como productor y compinche clave de grandes nombres (Phil Spector, Rolling Stones, Neil Young…). “Dicen que organizó una reunión con los gerifaltes de Reprise para mostrarles el disco y que una puya velada al jefazo en una de las canciones llevó a que este lo cancelara, pese a los más de cien mil dólares invertidos y la fabricación de copias de prueba. Yo no creo en ese motivo: Nitzsche estaba por entonces muy desencantado con la industria discográfica de Los Angeles, no paraba de despotricar y ya había roto muchos puentes…”, relata Iñaki Orbezua, factótum del sello bilbaíno Hanky Panky que edita ahora Jack Nitzsche en colaboración con el barcelonés Mapache, por primera vez en vinilo y tal como fue concebido, incluso con el artwork original.
Una joya arrinconada cuyas composiciones solo habían visto la luz en un recopilatorio de 2001 descatalogado durante años. “Lo curioso es que Warner —dueña de Reprise— no posee en la actualidad los masters. Al no publicar el álbum en vida de Nitzsche —falleció en 2000— la propiedad debió pasar a la familia por alguna cláusula, así que contactamos con su hijo. Todo facilidades”, apunta Orbezua.
Hablamos del único disco de canciones firmado por el músico. Además de sus trabajos para el cine (Performance, El exorcista, Alguien voló sobre el nido del cuco, un posterior Oscar por el tema de Oficial y caballero…), había cultivado solo lo instrumental en los sesenta y primeros setenta: surf music (Hanky Panky proyecta rescatar todos sus registros del género), disquisiciones alrededor de los Beatles o Chopin, y el neoclásico y de ventas mínimas St. Giles Cripplegate, confeccionado con la London Symphony Orchestra, con la que antes arregló un par de cortes del Harvest (1972) de Neil Young (Nitzsche lucía fama como arreglista del ‘muro de sonido’ spectoriano). Y fue su amistad con el cineasta underground Robert Downey Sr. (el padre del actor) la que impulsó esta efímera pero brillantísima faceta de singer-songwriter que nos ocupa.
De hecho, uno de los temas (‘New Mexico’) procede del score de Nitzsche para Grease’s Palace, un western del absurdo inspirado en la vida de Jesucristo donde el músico hacía a las órdenes de Downey hasta un cameo como mariachi. Ese instrumental y ‘Marie’, grabada en 1971 en Nueva Orleans, precioso cruce de la trémula voz de Nitzsche y la steel guitar de John Fahey, se añadieron al fruto de la sesión matriz celebrada en Madison, Tennessee (1974, sin detalle de los ejecutantes): ocho cortes con letras de Downey y una larga suite experimental, ‘Number Eleven’, como cierre.
Dicho colofón rebosa de una creatividad que no falta en el conciso formato previo. La secuencia de canciones recuerda a genios de su entorno (Van Dyke Parks, Brian Wilson). El barroquismo convive con el espíritu soleado de Laurel Canyon (‘Lower California’), el piano con las cuerdas (‘I’m The Loneliest Fool’) y el rock con la orquestación (‘Who Say What To Who’). Cuando parece irrumpir un blues tipo Stones (Nitzsche pulsó las teclas en varios de sus clásicos), muta en algo más imaginativo. Y así hasta dejar un agridulce regusto a injusticia. Al carpetazo le acompañó prescindir de los servicios de Nitzsche tras años como productor de la casa: “Jack se explayó a gusto en la revista Crawdaddy. Se sentía traicionado por amigos como Neil Young, al que acusó de pensar solo en el dinero. Luego hicieron las paces para Harvest Moon (1992), aunque Neil no acudió a su funeral. Envió cientos de rosas”.
Jack Nitzsche. Jack Nitzsche. Hanky Panky / Mapache.
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