La carcoma del resentimiento
Perdonar no es fácil, pero fantasear con la venganza solo prolonga el rencor. Hay que pasar página, no hacerse tantas preguntas y pensar en el futuro
Perdonar no es fácil, pero fantasear con la venganza solo prolonga el rencor. Hay que pasar página, no hacerse tantas preguntas y pensar en el futuro
Es algo instintivo, casi un acto reflejo: buscamos agradar a los demás. Un sentimiento que puede resultar paralizante e impedir que nos desarrollemos plenamente
Manías, obsesiones, rarezas… Las ocultamos por temor a ser tildados de raros. Lo que importa no es tener una parte loca, sino lo que hacemos con ella
Aceptar los cumplidos no resulta sencillo: exige grandes dosis de humildad, evitar caer en la tentación vanidosa y saber distinguir entre los interesados o tóxicos y los verdaderamente sinceros
Si se aspira a una buena relación a los hijos hay que aceptarlos, no tratar de cambiarlos La primera lección para los padres es que es imposible controlar todo lo que hacen
El cerebro tiene muchas más posibilidades y energía de lo que creemos ¿Por qué en vez de dedicarnos a dormirlas, no ponemos empeño en potenciarlas?
Perdón, culpa, desconfianza, resentimiento crónico... son los sentimientos habituales Para superar el dolor inicial del engaño hay que comprender y asumir la naturaleza humana
A pesar de la evolución, conservamos la esencia de los antepasados de hace millones de años Traumas, manías o formas de comportarnos tienen sus raíces en nuestro pasado tribal
¡No puedo! ¡no me veo!... Limitaciones, a veces cómodas, que no son imposibles de franquear
Ya lo dicen los sabios: hay que disfrutar del camino. Los estereotipos solo confunden Si pensamos en encuentros de película, casi nadie dará la talla y aumentarán las frustaciones
La convivencia provoca conflictos de pareja y en las discusiones se repiten errores comunes Se debe rechazar la idea de que el otro quiere fastidiarnos y no perseguir efectos inmediatos
El cerebro necesita el corazón para pensar, para activar el organismo y relacionarnos Solo hay que preocuparse cuando la tristeza, la rabia o la culpa se instalan permanentemente
Queremos vivir intensamente y sublimamos lo que hacen los otros o lo que creemos que hacen El peligro de esta idealización es vivir eternamente insatisfechos y alejarnos más de la felicidad
Este concepto siempre ha estado rodeado de leyendas esotéricas Existen sociedades científicas e investigaciones que estudian el poder de esta práctica Su eficacia se ha demostrado en trastornos como la ansiedad, la depresión o el tabaquismo
Indignados y tocados, así nos sentimos muchos ante la corrupción, la codicia, los recortes… La ira nos moviliza, pero también puede engullirnos si nos enrocamos en ella
El paso del tiempo tiene sus consecuencias físicas, pero las creencias también influyen Nuestros pensamientos afectan al sistema hormonal y al inmunológico, y nos pueden dar o quitar años
Adaptación es la palabra clave, la fórmula secreta para encajar las malas rachas sin rompernos. Necesitamos poder volver a sentir bienestar aunque las circunstancias sean otras. La frase “desear lo mejor y estar preparados para lo peor” es una buena fórmula para ponernos en marcha
Tendemos a encasillar a las personas al primer golpe de vista. Sumar matices y no limitarnos a confirmar nuestras certezas preconcebidas es el mejor antídoto