Íñigo, yo sí te creo
Hay que celebrar que Errejón por fin haya reconocido lo evidente: que el liberalprogresismo en el que milita es el proyecto cultural del capitalismo
Ana Iris Simón es de Campo de Criptana (Ciudad Real), comenzó su andadura como periodista primero en 'Telva' y luego en 'Vice España'. Ha colaborado en 'La Ventana' de la Cadena SER y ha trabajado para Playz de RTVE. Su primer libro es 'Feria' (Círculo de Tiza). En EL PAÍS firma artículos de opinión.
Hay que celebrar que Errejón por fin haya reconocido lo evidente: que el liberalprogresismo en el que milita es el proyecto cultural del capitalismo
Para algunos, el cabreo popular parece ser lícito siempre y cuando no vaya contra los suyos. ¿Está usted indignado? No se indigne, que eso es de populistas
Nadie puede evitar los desastres naturales, y por ello, hay que preverlos. Hay varias cosas que nadie entiende del desastre de Valencia
Ojalá la hija de Jacobo Bergareche, humillada en una conferencia feminista, siga hablando con valentía e independencia frente a la intolerancia de los tolerantes
Para eludir su responsabilidad, buena parte del poder político y mediático quiere hacernos creer que esto se reduce a los líos de faldas del Rey
Hay un momento en casi todas las familias en el que los padres pasan de ser los fareros que guían a navegantes de nuevo
La ocurrencia de la ministra de Seguridad Social solo responde al interés de la patronal
Cuando parecía que no podían caer más bajo, cuando parecía que era imposible hacerlo peor, nos han vuelto a sorprender
Si hoy Sémper y Rufián o ayer Iglesias y Espinosa de los Monteros tienen que justificarse por su relación cordial es, en parte, por lo que sus partidos han sembrado
¿En qué condiciones cuidará de sus progenitores ancianos la generación sin casa, la de los salarios precarios, la de los empleos inestables?
El planteamiento de la coalición francesa traiciona a los frentes populares originales, que sabían que hasta el fascismo de verdad era un enemigo secundario respecto al capitalismo
Más que alejarnos de nuestro ser, tendemos a pensar que son precisamente las experiencias las que lo configuran. Se les atribuye propiedades casi mágicas
No he querido leer la prensa durante las vacaciones. Tuve la tentación cuando me enteré de la vuelta de Puigdemont, pero sucumbí cuando vi un artículo de Sergio del Molino
La clase obrera, sus entornos y sus gestos, sus objetos e incluso sus rostros siguen existiendo, aunque no suelan salir en las series ni en los periódicos
El liberalprogresismo concibe a los seres humanos como recursos móviles y supedita a los migrantes al utilitarismo capitalista que antepone nuestros intereses nacionales a los de sus países de origen
Se nos aplaude cuando escribimos sobre estrías, soledad, estrés y carga mental, mientras ellos pueden convertir en literatura las primeras palabras de sus hijos
La liberación del fundador de Wikileaks obliga a España a hacer justicia con José Couso
La izquierda acaba problematizando más las decenas de escuelas privadas segregadas por sexo que los centenares de centros públicos segregados por clase, nacionalidad y etnia
No se lo confesé a su madre, pero cuando supe que su hija iría a clase con mi hijo me pregunté si no estaría mejor en un colegio para niños con síndrome de Down. Desconocía que cada vez había menos, que ya apenas nacían
A la mayoría, los discursos de los transhumanistas nos parecen una chifladura y un timo. Sin embargo, entroncan perfectamente con algunos valores en torno a los cuales se ha construido nuestra época
Desde que hemos reconocido el Estado palestino, el Gobierno de Netanyahu ha puesto en circulación los bulos habituales para dañar a España
Pensé en que la generación de mis padres se va a morir y se me cayeron los lagrimones
Los mismos que decían que el movimiento fue una “vacuna democrática” que garantizaba que en España nunca existiría la extrema derecha, ahora insinúan que algunos discursos y sentires de entonces podrían contener trazas reaccionarias
Las protestas han conseguido que la Universidad española sea pionera en romper relaciones con las instituciones israelíes que no trabajen por la paz
No es que Federico García Lorca fuera capaz de crear mundos mágicos: es que él mismo los habitaba. No era un creador sino un transmisor. El mensajero de una realidad sutil, telúrica y encantada a la que la mayoría no tenemos acceso
Que la casta lleve años dedicándose al politiqueo en lugar de a la política es apasionante, pero están sembrando desafección para la próxima década
Llevaba toda la vida sonriéndole a los niños ajenos, pero cuando nacieron los míos empecé también a sonreírle a otros padres y, sobre todo, a otras madres
De esa miseria tan digna que es la del pobre con nómina, en la que somos campeones de Europa, apenas se habla porque no viste mucho
El humorista fue condenado a 18 meses de cárcel por una sátira en la que denunciaba el tratamiento mediático del caso de La Manada. Pero por él no ardió nada
Abandonados como estamos a la emocionalidad de los ultras, las meteduras de pata de Ayuso y su actitud chulesca no son una pega para sus simpatizantes, sino todo lo contrario
Cuatro años después del contagio de la covid en España, el Gobierno lanza un anuncio conmemorativo en el que aparece una cuarentena divertida, familiar y nostálgica
Es tierna esa inercia por la cual cada generación intenta solucionarle la papeleta a la siguiente en algún aspecto, pero esa solución acaba generando nuevos problemas
El PSOE le dice al PP que no está para dar lecciones de anticorrupción, como si él sí lo estuviera. Supongo que sería gracioso si el dinero no fuera nuestro
Al buscar información sobre el monje y sacerdote Llorenç Sagalés Cisquella me sentí abrumada porque la realidad no encajara en los estrechos cajones en los que me empeñaba en constreñirla
No piense que asesinar a 1.200 inocentes es un crimen y sus responsables han de pagar por ello, pero que hacer pagar por ello a un pueblo entero es de ser un criminal
Atrás quedaron esos tiempos en que la izquierda acompañaba las causas de los trabajadores sin extenderles un cuestionario sobre su conciencia plurinacional, su identidad de género o su recuerdo de voto
Países que dicen luchar contra las ‘fake news’ de Putin contra Ucrania o de Trump contra China, compran las del amigo de ambos, Netanyahu, contra la UNRWA en Palestina
El documental ‘Esta ambición desmedida’ tiene valor por entender a Pucho, el hombre tras el artista. Su ambición no tiene tanto que ver con la vanidad como con la trascendencia
De lo que está harto parte del 44% de los varones españoles es de las homilías con forma de chiste de las nuevas Bertines y Arévalos
Como el nuevo partido no encuentra a nadie que se atreva a defender las patrañas de la “tesis plurinacional”, solo recibe tres tipos de ataque