La conspiración de las togas
Varios letrados manipularon los datos para vincular a ETA con los atentados del 11-M
El suspense duró poco. Exactamente lo que tardó José María de Pablo, el abogado que ejercía la acusación en nombre de la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M, patrocinada por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, en lanzar las preguntas al aire, ya que el primer acusado Rabei Osman, Mohamed el Egipcio, ya había anunciado su intención de no responder.
-¿Desde cuándo utiliza el Grupo Islámico Combatiente Marroquí los temporizadores Segurtasun tenporizadorea, inventados y fabricados por la banda terrorista ETA, y que fueron incautados en el domicilio de alguno de los procesados?
-¿Ha coincidido con miembros de la banda terrorista ETA en campos de entrenamiento de Afganistán?
Un programador de lavadoras fue convertido en un temporizador etarra Varios acusadores defendieron que fue Titatyne lo que estalló en los trenes
-¿Sabe si alguien proporcionó a la célula de Madrid dinamita Titadyne para los atentados?
Fue sólo el principio, puesto que tanto los abogados de la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M y los de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), excediendo claramente su papel procesal de acusación, se lanzaron con pasión de converso a intentar colarnos a todos los españoles y también al tribunal que los asesinos de ETA estaban detrás del atentado de los trenes de cercanías de Madrid, es decir, la tesis de la conspiración, auspiciada y defendida por los principales dirigentes del Partido Popular y algunos de sus corifeos mediáticos.
- Temporizador de ETA. Sólo así se explica el interés del letrado por el artilugio. El temporizador de los etarras llamado Segurtasun Tenporizadorea, nunca ha aparecido en el domicilio de ninguno de los imputados del 11-M. Pero el abogado José Luis Abascal, defensor de Jamal Zougam y de Basel Ghalyoun, lo había introducido en su escrito de defensa como argucia y cebo por si el tribunal no estaba atento. Abascal sugería que ese tipo de temporizador, supuestamente fabricado y utilizado por la banda terrorista ETA, era similar al encontrado en la vivienda-patera de la Calle Virgen del Coro, en la que vivían los imputados Ghalyoun y Fouad el Morabit. Sin embargo, el aparato encontrado en el citado piso no era un temporizador ST, sino un programador de lavadoras STA MEC 24H que fabrica la empresa Remle y que el procesado Mohannad Almallah Dabas, casero del inmueble y que se dedicaba a reparar electrodomésticos, adquiría para su trabajo.
El presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, a la vista de la connivencia de algunas acusaciones las estrategias de la defensa, acabó conminando a los letrados a que se ciñeran a su papel procesal y a que acusasen, de acuerdo con el escrito de conclusiones provisionales que habían presentado, o a que retirasen la acusación.
- Un etarra llamado Oskar Pérez. La triquiñuela se reprodujo cuando el abogado De Pablo preguntó a dos peritos que habían analizado el tráfico telefónico sobre si un tal Oskar Pérez había utilizado el teléfono del jefe operativo del comando, Jamal Ahmidan, El Chino, días antes del 11-M. Era una clara manipulación puesto que la llamada había sido exhaustivamente investigada y esclarecida.
El letrado pretendía haber encontrado un vínculo con ETA al señalar que el teléfono de El Chino había sido usado por un supuesto etarra, llamado Oskar Pérez, condenado por quemar un autobús en Basauri (Vizcaya).
Lo cierto es que el que había utilizado el móvil del islamista era Óscar García Pérez, un perito de la aseguradora Catalana Occidente que reside en Barcelona y no tiene nada que ver con ETA.
El 5 de marzo de 2004, junto con otros dos compañeros de trabajo, García viajó a Madrid. Estaba en un local del barrio de Chueca cuando se le cayó el teléfono al suelo y quedó fuera de servicio. Como quería ponerse en contacto con otro compañero de trabajo que no había podido viajar, propuso a El Chino que le dejara su teléfono, pero cambiando la tarjeta para que al marroquí no le supusiera ningún coste, a lo que éste accedió.
El letrado De Pablo sabía que la persona que había utilizado el móvil del Chino era García y que no tenía relación con ETA, pero no le importó intoxicar con el nombre del supuesto etarra Oskar Pérez.
La maniobra fue advertida por el presidente del tribunal que una vez más reprobó la conducta del abogado.
- Parot y la 'caravana de la muerte'. Los letrados de las asociaciones propusieron como testigos a seis miembros de ETA, entre ellos Henri Parot, Irkus Badillo y Gorka Vidal, los dos últimos detenidos en Cañaveras (Cuenca) cuando transitaban por carreteras secundarias con una furgoneta cargada de explosivos en dirección a Madrid para realizar un atentado en el corredor del Henares, la llamada caravana de la muerte.
A pesar de que no hubo ningún contacto telefónico entre los islamistas y los etarras, los letrados de las dos asociaciones trataron de hacer ver que los etarras tenían previsto parar en Morata de Tajuña. El mapa utilizado por los etarras tenía señalado con una marca roja el corredor del Henares, pero no Morata, ni Chinchón, donde se ensamblaron las bombas del 11-M, a pesar de las pretensiones de los letrados. Las declaraciones de los etarras en el juicio dejaron claro que no existía relación entre ellos y los islamistas.
- Titadyne y Goma 2. La batalla que más apasionadamente libraron los letrados de la Asociación de Víctimas del Terrorismo y de la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M, en clara sintonía con las defensas, fue la del explosivo utilizado para volar los trenes. Apoyados en los peritos que ellos mismos designaron, trataron de decir que el explosivo usado por los terroristas era Titadyne, lo que probaba la mano de ETA. Pero las pruebas no les dieron la razón.
El tribunal autorizó una megaprueba pericial de explosivos ante las reticencias de los letrados a creer que era Goma 2 Eco como decía el sumario. En el juicio, los cuatro peritos designados a instancia de parte y los otros cuatro representantes de las Fuerzas de Seguridad del Estado coincidieron en que todos los explosivos sin estallar hallados en todos los escenarios del 11-M eran Goma 2 Eco, similar a la robada en la Mina Conchita, de Asturias.
También coincidieron en que el explosivo que estalló en los trenes era dinamita, aunque no se le podía poner nombre comercial.
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