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Un líder de la pandilla más peligrosa de Ecuador se fuga de prisión durante un trasladado a un hospital

El Gobierno celebraba un consejo de seguridad cuando se supo que Jairo Zambrano había huido después de una balacera en la que fueron heridos dos funcionarios

Quito
Un operativo policial en Quito (Ecuador), el 9 de enero.KAREN TORO (Reuters)

Los pistoleros de Los Lobos, una de las pandillas con mayor capacidad armada de Ecuador, sabían que en el interior de la ambulancia iba su jefe. El vehículo había salido poco antes desde la cárcel de El Inca, al norte de Quito, hacia el hospital Pablo Arturo Suárez. Era un viaje de 30 minutos, en el que se recorría varios barrios de la capital. El líder pandillero Jairo Zambrano viajaba junto a otros dos presos. Cuando llegaron a la puerta del hospital, el conductor esperaba a que se abriera la parte trasera de la ambulancia cuando los pistoleros abrieron fugo para liberar a su jefe.

Las balaceras en Ecuador no tienen restricciones de lugares poblados, ni horarios. Las balas vuelan destrozando ventanas, traspasando paredes y acabando con vidas. En esta ocasión los proyectiles alcanzaron a una agente penitenciaria y una funcionaria del SNAI, el organismo del Gobierno que tiene a cargo las cárceles, que acompañaban a la ambulancia. En medio de la confusión y el caos, los tres presos escaparon este lunes. La Policía ha capturado a dos, pero no a Zambrano, un temido pandillero.

Los Lobos es una de las 22 organizaciones delictivas que el Gobierno de Daniel Noboa ha declarado como objetivo militar, por sus acciones terroristas. Ese es el argumento que usó para decretar un conflicto armado interno el 9 de enero y que se encuentra vigente para autorizar operaciones militares en contra de estos grupos armados. Desde entonces, las Fuerzas Armadas también tienen el control de las cárceles del país que sirven de centros de operaciones del crimen organizado. Pero con estos antecedentes, la ambulancia y los presos no se trasladaron al hospital con mayor custodia que unos agentes sin armas, y los criminales que protagonizaron la balacera lo sabían.

Mientras eso ocurría en la capital, en Manta, una pequeña ciudad de la Costa de Ecuador donde se trasladó el bloque de seguridad por orden presidencial para contener las muertes violentas que estaban fuera de control, las autoridades de Defensa, Interior, Fuerzas Armadas y Policía, daban una rueda de prensa sobre los resultados del plan Fénix, capítulo dos. Una nueva etapa en seguridad que anunció el mandatario Daniel Noboa en abril, tras conseguir una victoria en nueve de las once preguntas de la consulta popular que convocó a pocos meses de haber llegado al poder.

Las intervenciones estuvieron llenas de datos, cifras y frases esperanzadoras, pidiendo el apoyo ciudadano en esta guerra contra el crimen. “Tenemos cero muertes violentas desde que arribamos a Manta”, dijo Jaime Vela, jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas. “Ese es el resultado relevante”, reafirmó Mónica Palencia, ministra del Interior. “Tenemos una disminución del 17% de muertes violentas a nivel nacional”, dijo en su turno el comandante de la Policía, César Zapata. “Eso es bueno. Hemos logrado romper la tendencia hacia el alza respecto al año pasado”, añadió. “Hemos realizado 81.000 operaciones a nivel nacional, con 23.000 militares en misiones. Hemos decomisado 2.263 armas, 195.000 municiones, 689 mil dólares en efectivo”, continuaron las cifras en la voz del jefe de los militares.

Pero según las mismas cifras que mostró el bloque de seguridad, en la última semana se asesinaron a 116 personas. Eso significa que diariamente mataron a 17 personas. Entre ellas están siete hombres que fueron sorprendidos por un ataque violento mientras jugaban fútbol en una cancha en un recinto del sector de Ventanas, en la provincia de Los Ríos. También se incluye a Ingrid, una niña de 10 años a la que las balas la alcanzaron en el baño, donde se escondió cuando acribillaron a su familia en la casa en la que vivían al Sur de Guayaquil.

“Poco a poco estamos debilitando al crimen organizado y a las organizaciones terroristas, estamos desmantelando sus estructuras”, dijo Giancarlo Loffredo, ministro de Defensa, el mismo día que uno de los objetivos militares se les escapó en una ambulancia.

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