Aubrey Baxter, el fotógrafo que perdió un ojo en las protestas en Panamá: “Lo que está sucediendo se compara con la dictadura”
Las movilizaciones, detonadas por la firma de un contrato ley para permitir que continue la explotación de una mina de cobre a cielo abierto, se han cobrado la vida de al menos cuatro personas
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Todo quedó grabado. El jueves 19 de octubre, sobre las 6:30 de la tarde, y cuando las protestas en Panamá contra la firma de un contrato ley para un proyecto minero apenas empezaban, el fotógrafo Aubrey Baxter (Ciudad de Panamá, 40 años) recibió un impacto en el ojo. Al principio solo se ven las filas de los policías de la Unidad de Control de Multitudes (UCM) caminado. Después, una serie de disparos caen hacía él. Finalmente, el video muestra la acera de la calle y sus gritos certeros: “¡Perdí mi ojo, perdí mi ojo!”. Baxter, quien forma parte del colectivo Ya es Ya Panamá, una organización ambiental que busca movilizarse y educar sobre la crisis climática, simplemente estaba documentando con su cámara lo que pasaba en la protesta, pero la represión que recibió por parte de la Policía terminó en la pérdida completa de la visión de uno de sus ojos.
“Llevaba ya unas tres horas caminando con la gente y estaba retratando cómo culminaba la protesta”, recuerda ahora a través de una videollamada. Pero la marcha, que había sido pacífica, se tensó cuando la policía lanzó gases lacrimógenos. “De hecho, veníamos con muchos niños e, incluso, minutos antes, estaba con la hija de una compañera, de menos de 10 años, que ya no podía respirar, que estaba en un estado de shock”, dice en entrevista con América Futura.
Panamá ya cumple cuatro semanas de movilizaciones detonadas porque el Gobierno de Laurentino Cortizo aprobó que la empresa Minera Panamá – subsidiaria de la canadiense Firts Quantum Minerals – siga explotando cobre en la mina más grande a cielo abierto de Centroamérica. Aunque se trata de un proyecto que comenzó a funcionar desde 1997, el contrato de la minera fue declarado como inconstitucional por la Corte Suprema de Justicia en 2017. Con la firma del nuevo contrato ley, entonces, el Gobierno le estaría permitiendo seguir explotando la mina hasta por 40 años más, despertando la molestia de algunos panameños no solo por el impacto ambiental, sino por la velocidad con la que se aprobó la ley: solo tres días.
La represión a las protestas no solo ha dejado heridos, como es el caso de Baxter. El martes 7 de noviembre, en el sector de Chame, un hombre armado mató a dos manifestantes que habían bloqueado una carretera. Sus muertes se suman a la de otras dos personas arrolladas en bloqueos en días anteriores. Tras las movilizaciones masivas desatadas en rechazo a la concesión minera, el Gobierno y el Parlamento de Panamá han han dicho que esperarán a lo que decida la Corte Suprema de Justicia sobre el contrato.
Pregunta. ¿Recuerda qué estaba pasando cuando recibió el disparo?
Respuesta. Estaba cerca de la Asamblea, que es el lugar en donde se unen las distintas marchas de protestantes, pero también donde se suele dar más represión. Incluso hay unas barreras. Había un agente de la UCM [Unidad de Control de Multitudes] más arriba, con un arma de gases lacrimógenos. Pero más cerca a mí, otros que tenían armas de goma o de pepper [gas pimienta]. Nunca supe de qué eran porque como no entró al ojo, no se pudo estudiar. Pero lo que sí se sabe es que fue algo redondo, por el diámetro de la herida, a mí me quedó el ojo negro. Como yo estaba grabando, y eso es una coincidencia porque yo nunca grabo, creo que el agente que estaba arriba dio la orden que me sacaran de ahí. Cuando sentí que estaban disparando, me traté de hacer detrás de unos postes, pero eso fue una ráfaga. Uno me dio en el ojo, pero yo no era consciente de qué pasaba. Un compañero trató de llamar una ambulancia, pero no fue fácil. Fue un tiempo después de seguir caminando que me pudieron llevar al hospital.
P. ¿Cuál es el diagnostico?
R. Fue una fractura orbital, con pérdida del ojo. No veo nada por ese ojo.
P. ¿Cómo lo impacta perder su vista siendo fotógrafo?
R. Yo siento que tuve un gran apoyo de quien me hizo la cirugía, porque me dio perspectiva. Antes de entrar, yo estaba muy optimista en que podrían rescatar mi visión, porque me hacían pruebas y yo como que sentía que veía sombras. Pero el médico, la noche antes de entrar a cirugía, sí me dijo que no había cómo salvar el globo. Y fue fuerte. Yo sentí una lágrima fría que se me salió por el otro ojo, pero me sirvió para saber lo que venía.
Sobre mi profesión, bueno, lo que tengo que hacer es adaptarme, entrenar el otro ojo. Claro, cambia, porque se ven las cosas distintas. La vida te da dos focos y ahora no los tengo. La cámara ahí está. No la he limpiado, aunque sí le saque las últimas fotos, que eran de la hija de mi compañera llorando. Pero no la he limpiado. Tiene mucha sangre, es como si de alguna manera no te quisieras acercar a ese elemento. Pero sí, la tengo que recuperar.
P. ¿Qué ha dicho la Policía o el Gobierno ante lo sucedido?
R. Ellos se libraron de la culpa. En un comunicado por parte de la Policía Nacional, dijeron que ellos no habían tenido participación, que eso había sido el impacto de algún protestante. Pero yo estaba grabando y se ve qué pasa, afortunadamente, porque yo nunca grabo. Ese video lo usamos para hacer la denuncia penal.
P. ¿Qué otras medidas han elevado para que se investigue el proceso?
R. Está la denuncia penal que hicimos ante la Procuraduría, anexando una investigación que está en curso por parte del Ministerio Público. El jueves 9 de noviembre también pusimos una querella penal.
P. ¿Qué cree que pasará con la decisión frente a la mina?
R. Bueno, hay dos exigencias o dos caminos distintos de lo que puede pasar, que, de hecho, también han generado mucho ego, mucha división, cuando lo que tenemos hacer es estar unidos. Una es que el contrato ley se declare inconstitucional, que eso lo debe decidir la Corte. Y la otra es que se derogue la ley, que eso lo debe hacer la rama legislativa. Pero esas decisiones, y es parte de lo que está sucediendo hoy, están llevando al extremo a los poderes y a Panamá. Lo que creo que debería pasar es que llegue a un arbitraje internacional, porque ese contrato fue inconstitucional desde el 2017, y la mina siguió en funcionamiento. Creo que lo que necesitamos es sentarnos a ver cuál es la mejor vía, siento que quedé con esa responsabilidad, de buscar unión.
P. ¿Y qué cree que sucederá con las protestas?
R. En la protesta se ha dado mucha distorsión con palabras muy específicas como anarquismo o vandalismo, y así se juzga mucho a la protesta. Ha habido mucha violencia contra manifestantes, contra quienes la están documentando. Y es triste porque no soy la única persona que ha perdido el ojo, hay varios casos ya. Yo sé de cuatro más. Esta semana dos personas también perdieron la vida. Entonces hay un patrón y es que, cuando exigimos justicia por la represión que se está dando, lo que hace el Gobierno es dejar crecer una narrativa de que son unos contra los otros. Usan estrategias para dividir, como que hay escasez de productos, pero eso es para productos del privilegio. Si necesitas granos, hay granos en todo Panamá. También están creciendo los discursos de odio frente a grupos que están apoyando las causas, como los pueblos originarios. No hay un grado de solidaridad real.
P. ¿Usted había vivido protestas tan masivas – y tan represivas – antes en Panamá?
R. Lo que está sucediendo ahora se compara mucho con la dictadura, aunque el nivel de represión ha sido común de varios Gobiernos. El año pasado, por ejemplo, fue contra los grupos originarios, que siempre están resistiendo cuando hay devastación de la naturaleza.
R. ¿Siente que quedarán algunas secuelas?
P. Me inclino más por decir que lo que he visto es mucha solidaridad. Igualmente ver esa movilización en masa es algo que a mí me llena el corazón de ser panameño. Sentir que Panamá se une en cosas grandes y sentir que por mucho tiempo estuvo dormido, creyendo que las cosas no se pueden cambiar. Me motiva ver que Panamá sí quiere cambios. Que haya una muestra de realidad de qué son las luchas y por quién son las luchas.
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