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Los problemas se le acumulan a Petro

El presidente reconoce que utilizó sin saberlo el avión de un contrabandista durante la campaña y uno de sus ministros asegura que un embajador, un asesor importante, lo amenazó. Continúa la descomposición dentro del propio Gobierno

Gustavo Petro
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, durante una entrevista en Bogotá, el 31 de enero de 2025.Ovidio Gonzalez S (gobierno de la república)
Juan Diego Quesada

Una asesora que estuvo muy cerca de la primera dama, Verónica Alcocer, y de Gustavo Petro asegura por teléfono que el presidente estaba obsesionado durante la campaña con evitar infiltraciones criminales. “Se lo escuché más de 10 veces”, relata. Sin embargo, ese celo no fue suficiente. El presidente ha reconocido que voló en el avión de Diego Marín Buitrago, un contrabandista conocido como Papá Pitufo, uno de esos apodos cómicos que, para desgracia del Gobierno, no se olvidan. Papá Pitufo incluso pudo acabar con su Presidencia si hubiera logrado, a través del español Xavier Vendrell, donar a su campaña más de 100.000 dólares. Petro sería ahora mismo un cadáver político y un presidente para el olvido.

Ese dinero que llevó Vendrell, un consultor político catalán, era el primero de otros cinco pagos. Los gerentes de la campaña detectaron que era un dinero sucio y pidieron devolverlo. Por ahora, resulta confuso dónde acabó ese dinero. Lo que se sabe es que Vendrell cayó en desgracia y estuvo un tiempo apartado. Eso en el petrismo se escenifica de una forma: te dejan en visto los mensajes. (Lo que se conoce también como ghosting). Ahora que ha salido este affaire a la luz, sin embargo, Petro no ha dejado caer a Vendrell y confía en que actuó de buena fe, según fuentes presidenciales.

El español ha sido visto con reticencia por otros círculos próximos al presidente. Le han insistido que se aleje de él. Sus actividades empresariales se cruzan con proyectos públicos. Alguien que ha trabajado estrechamente con Vendrell sale en su defensa: “Nadie le tiene en cuenta la labor que ha hecho por Petro y su campaña. Es un experto en movilización de masas y en organización política. Cometió el error de recibir el dinero de alguien que no conocía”. Esa movilización también la consiguió Vendrell el 1-O, el día de la votación ilegal para una virtual independencia de Cataluña que no era tal.

El presidente lleva en política más de 30 años y conoce dónde se encuentran los peligros que arruinan reputaciones para siempre. Por eso, ha salido él mismo a confesar que voló en una avioneta de Papá Pitufo, lo que desactiva un escándalo periodístico. “El primer contacto lo estableció él, poniéndome una trampa en un viaje a Cali. Estaba en la ciudad y tenía una reunión de campaña en Buenaventura, pero caía una lluvia torrencial. Alguien dijo que podía ayudarme con una avioneta en cuanto escampara, y un compañero del Valle aseguró que podía conseguir una”, ha contado el propio presidente en una entrevista en el periódico Vida.

Su gente verificó la matrícula y no encontró nada raro, así que abordaron la avioneta. Sin embargo, se dio cuenta de que alguien tenía un comportamiento extraño. “Éramos muy pocos en la avioneta. Uno de nuestros propios acompañantes tomó fotos de nosotros subiendo y en el interior, para entregárselas a Papá Pitufo con el fin de extorsionarnos. Un chantaje que no se atrevió a hacer. Las fotos las van a entregar, eso sí sé, pero él se dio cuenta de que yo no era comprable”, ha añadido.

No contento con esto, el criminal, encarcelado en Portugal, trató de introducirse en el entorno de Alcocer: “Él intentó acercarse a mi esposa a través de un señor Valencia, diciendo que iban a hacer obras para la Iglesia Católica. Ella se dio cuenta de que era una trampa y nunca cayó”. Para Vendrell ha tenido palabras muy duras: “También intentó infiltrar la campaña a través de Vendrell, quien acababa de llegar a Colombia y no conocía bien las dinámicas políticas del país. Fue ingenuo, yo se lo advertí, pero indudablemente fue muy ignorante”.

El presidente quiere pedir la extradición de Papá Pitufo para aclarar todo. “Siempre respondí lo mismo: que se entregue a la Fiscalía, le garantizo su vida y, si quiere, lo recogemos en un avión. Que cuente toda la verdad. No me interesa cuántos años de prisión tenga, me interesa la verdad. Pero parecía que lo que quería era sobornarme o chantajearme con la famosa foto de la avioneta y amenazas veladas. Y yo, a estas alturas de mi vida, no me dejo chantajear”, ha dicho.

Este no es el único problema que le ronda al presidente. Su ministro de Comercio, Luis Carlos Reyes, ha acusado al embajador ante el Reino Unido, Roy Barreras, de exigirle una dirección de aduanas en Buenaventura, el principal puerto del país. Reyes asegura que recibió una amenaza velada de Barreras, conocido por rondar siempre el poder y haber colocado a familiares en la administración pública. “Me hizo un comentario curioso, me dijo: ‘Mira, Luis Carlos, eres un tipo prometedor, eres como un futbolista estrella, imagínate lo feo que sería que a Messi le rompieran las piernas’. Entonces me entregó hojas de vida”. Reyes le contó en su día a la fiscal general lo que consideraba una intimidación. Barreras lo ha negado. El embajador fue un activo importante en la campaña presidencial y se le tiene por un operador político con contactos a izquierda y derecha. Después de apoyar a Uribe, a Santos y a Petro, busca su lugar con el próximo presidente o presidenta.

Llueve sobre mojado alrededor de Petro. La charca amenaza con convertirse en una laguna. El famoso Consejo de Ministros reveló todas las fracturas de su Gobierno. Personas muy cercanas a él desde hace décadas pusieron sobre la mesa este tema de Papá Pitufo que, echado a rodar, nadie sabe dónde acabará y cuáles serán las consecuencias. Los problemas se le acumulan al doctor Petro.

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Sobre la firma

Juan Diego Quesada
Es el corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina. Fue miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, en la sede de México. Después pasó por la sección de Internacional, donde fue enviado especial a Irak, Filipinas y los Balcanes. Más tarde escribió reportajes en Madrid, ciudad desde la que cubrió la pandemia de covid-19.
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