La inversión extranjera pierde la calma con Colombia
El Indicador de Bonos de Mercados Emergentes, que muestra la confianza en el país, cae de nuevo
Mientras el precio de la tasa de cambio del dólar fluctúa como una pelota de pinball entre rangos que oscilan entre los 4.800 y los 5.000 pesos colombianos por cada billete verde, las noticias sobre la confianza inversionista extranjera en el país no son de momento alentadoras. El Indicador de Bonos de Mercados Emergentes (EMBI, por sus siglas en inglés), que es uno de los indicadores que mide la prima de riesgo de Colombia (el diferencial entre los títulos de deuda pública colombiana y los bonos del Tesoro estadounidense, considerados los más seguros), se trepó esta semana hasta alcanzar los 417 puntos básicos, su nivel más elevado desde el 22 de noviembre del año pasado, manteniéndose en niveles altos.
La prima de riesgo frente a Estados Unidos, el costo adicional que debe pagar el país por colocar en el mercado sus bonos a 10 años frente a los de ese país, está muy alta. Colombia paga más de 900 puntos básicos (o 9%) más que el país norteamericano, cuando en el pánico de inicios de la pandemia esa cifra a duras penas superó los 800 y rápidamente cayó hasta los 400. En los últimos 12 meses ha subido 181 puntos y en algunos momentos ha superado los 1.000.
Dicho de forma corta: el mensaje sobre la solvencia de la economía colombiana es que va mal. Uno de los factores que tiene en cuenta el indicador EMBI, inventado por el banco estadounidense J.P Morgan, es la probabilidad de que el país suspenda pagos de su deuda exterior. El especialista en finanzas Sebastián Arango señala que esta subida obedece a “una percepción de riesgo mayor respecto a la deuda soberana de Colombia y eso hace que los inversionistas extranjeros soliciten una tasa de retorno más alta para poder invertir”.
Se trata, en otras palabras, de una suerte de termómetro que sirve para medir la temperatura de la economía. Cuando la fiebre del riesgo sube, debido a factores políticos o sociales, por ejemplo, la incertidumbre funciona como una onda expansiva que se expresa en mayor rentabilidad en los bonos para atraer a inversionistas escépticos de desembolsar su dinero en Colombia. “Si esta tendencia continúa, cada vez va a ser más costoso traer inversionistas, cada vez van a pedir primas más altas y se abre el camino para los especuladores que apuestan en lugares con tasas más altas”, asegura Arango.
Dentro del EMBI, que los analistas siguen a diario en los gráficos que parecen electrocardiogramas, también se tienen en cuenta otras probabilidades como la capacidad de la esfera privada de hacer frente a la deuda en el hipotético caso de que el sector productivo se desplomara. La asesora financiera Marcela Machado recuerda que la inflación galopante y el deterioro en la confianza por la incertidumbre que crean las reformas y propuestas de la administración Petro ha supuesto una losa muy pesada a la hora de pasar los exámenes de calificación de riesgo país.
La también analista Dayana Herrera añade que las perspectivas de cambios drásticos en sectores como los hidrocarburos, los servicios públicos o la infraestructura ha instalado un estado de zozobra en los mercados financieros. Machado precisa que Colombia tiene necesidades de financiamiento que se cubren con deuda externa y en ese punto entra a jugar la depreciación del peso: “Con una moneda tan volátil y devaluada en el tiempo, el costo de la deuda del país se incrementa y con ello las posibilidades de caer en un impago”.
Para noviembre del año pasado, cuando fueron publicados los cálculos más recientes, la deuda externa representaba un 52% del Producto Interno Bruto de Colombia (unos 178.136 millones de dólares), cerca del máximo histórico del 54,8% de noviembre de 2020.
Otro indicador de apoyo para evaluar el riesgo de invertir en un país, los CDS (en español, permutas de incumplimiento crediticio), también se ha venido hinchando. Se trata de una suerte de seguros financieros que se contratan para blindarse en caso de que un Estado incumpla sus pagos de deuda soberana. De nuevo, cuando el riesgo es más alto, se paga más, y ese costo llegó en noviembre pasado a los 429 puntos básicos, su tope más alto desde marzo de 2009.
Los CDS, cuya medición se hace a 10 años, también sirven para la percepción de riesgo de un Estado. El puntaje actual, según Herrera, es del nivel de países que están uno o dos escalones por debajo de la calificación crediticia que tiene Colombia. Recuerda así mismo que Brasil, aunque tiene una calificación crediticia por debajo de la colombiana, tiene una prima de riesgo más baja. La fórmula para repuntar, repiten los expertos, se reduce a dos elementos: seguridad jurídica y una gestión política fiable.
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