Nakamura sobrevive al veneno de Firouzja

Un genio, como Alireza Firouzja, es capaz de subir hasta los aledaños de la cumbre del ajedrez muy rápido; él ya estaba ahí hace dos años, a los 17. Pero en el Torneo de Candidatos de Madrid comprueba lo durísimo que es trepar por el último trecho y poder retar al campeón, que vive en la cima. Tras sufrir mucho para empatar las dos primeras partidas con las piezas negras, parecía que el franco-iraní iba a tumbar en la 3ª al estadounidense Hikaru Nakamura, pero este encontró una finísima defensa cuando ya olía a cadáver. Como las cuatro partidas fueron tablas, el estadounidense Fabiano Caruana y el ruso Ian Niepómniashi siguen líderes ante el descanso del lunes.

“Esto es como si los Rolling Stones me dejaran tocar algunos acordes en sus guitarras”. Así explicó su emoción el popular presentador de televisión Risto Mejide tras realizar el saque de honor en la partida Firouzja-Nakamura y quedarse luego observándolos, a escasos dos metros. “Sientes la tremenda tensión que hay en el escenario. El ajedrez me enganchó desde pequeño, pero nunca había estado en el escenario de un torneo tan importante”, añadió.

Sister Morphine (hermana morfina) es una de las canciones de los Rolling. Y la venenosa idea de laboratorio que Firouzja introdujo en el tablero con su decimosexto lance era tan peligrosa como esa potente droga opiácea. De hecho, el prodigio de origen persa llevó al estadounidense hasta el lecho de muerte. Los programas de ajedrez indicaban que la derrota era inevitable, excepto si Nakamura encontraba el antídoto, escondido en un estrechísimo camino hacia la salvación. Pero el estadounidense nacido en Japón lo halló a pesar de su extrema dificultad, más propia de un final artístico compuesto en casa con mucho tiempo que de una partida en vivo bajo la presión del reloj.

Es lo bueno que tiene la veteranía de un jugador de talento descomunal, quien, sin embargo, prefirió siempre dedicarse a actividades distintas a las de entregarse en cuerpo y alma al ajedrez clásico de élite, tan duro y exigente. En su juventud, Nakamura pasaba innumerables horas jugando partidas de un minuto por internet. Ahora, a los 34 años, ha ganado mucho dinero durante la pandemia como streamer, jugando y comentando partidas suyas en directo. Tras arrancarle medio punto a Firouzja, estaba tan contento que se confesó a los periodistas: “En realidad, jugando este torneo pierdo dinero, porque ganaría mucho más dedicando estas tres semanas a mi labor como streamer”. Y se marchó a firmar autógrafos al nutrido grupo de admiradores que le esperaba en la calle.

Bien distinta fue la reacción de Firouzja cuando vio, tras el cuadragésimo primer movimiento de su rival, que su gozo se iba por un pozo. Asumir la realidad le costó una pensada de 62 minutos (algo muy extraordinario; la media de reflexión es de dos o tres minutos por jugada). Y tras firmar el empate, después de 53 lances y cinco horas de lucha, escapó corriendo de periodistas y admiradores para refugiarse con su padre en el coche que le esperaba en la puerta. Unas pocas gotas de morfina quizá le hubieran ayudado a pasar una noche plácida, pero darían positivo en el control antidopaje que los ajedrecistas también pasan desde que, en 1999, la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) fue aceptada como miembro del Comité Olímpico Internacional (COI). No sería extraño que el prodigio franco-iraní sufriera la pesadilla de estar cerca de la cumbre y no poder subir más.

Clasificación (tras la 3ª ronda): 1º-2º Caruana y Niepómniashi 2 puntos; 3º-6º Firouzja, Rapport, Duda y Nakamura 1,5; 7º-8º Ding y Radyábov 1.

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