Rajoy no se presentará a la investidura si se repiten los resultados del 20-D
El líder del PP anuncia que volverá "a hacer exactamente lo mismo" después del 26-J que tras las pasadas elecciones
Mariano Rajoy cree que hizo bien su estrategia tras los complicados resultados electorales del 20-D de no prestarse a nada, ni negociaciones ni juegos ni cambalaches, y ahora pretende repetir lo mismo si las urnas ofrecen un panorama similar. Cuando se le preguntó este martes en Barcelona si para desatascar la situación estaría dispuesto a dar un paso atrás respondió: "Yo ya lo he señalado, voy a hacer exactamente lo mismo". Después precisó que no está dispuesto a retirarse, que su ideal sería firmar un gran acuerdo con el PSOE para facilitar un Gobierno los cuatro años de la legislatura, rechazó como "un disparate" tener que ir a unas terceras elecciones y sentenció que, si no reúne los apoyos suficientes, volverá a declinar un ofrecimiento del rey Felipe: "¿A qué vamos a ir a la investidura?".
"Mi partido no va a plantear grandes originalidades a los ciudadanos" en estas elecciones. Así empezó el aspirante del PP a la presidencia del Gobierno su charla-coloquio en el foro Primera plana organizado por El Periódico de Cataluña, este martes, en Barcelona. Luego desarrolló esa máxima. Pormenorizó los datos de cómo estaba España en 2011 cuando llegó a La Moncloa y cómo la ve él ahora, prometió las mismas políticas de los dos últimos ejercicios para todo el siguiente mandato con el objetivo de crecer y crear empleo y habló, como cada día, del atasco político que vive el país desde el 20-D. Rajoy insiste en que la gran oferta que lo hubiera solucionado todo es la de la gran coalición con el PSOE y lamentó el comportamiento del partido de Pedro Sánchez en estos meses para bloquear ese diálogo y el veto actual a revisar esa idea tras el 26-J.
El dirigente del PP sostiene que el bloqueo a esa fórmula de pacto con el PSOE no debería de volver a repetirse y exteriorizó su malestar con los vetos: "El veto no es más que la muestra de debilidad de los que no se atreven a llegar a acuerdos; el veto es la negación de la política". Rajoy piensa que el gran cambio que merece implantarse ahora España con cierta naturalidad sería el entendimiento entre los dos grandes partidos. Esa es su posición. Y no quiere debatir ni discutir ni especular sobre su retirada al frente del PP para facilitar las cosas: "Yo no me voy a ir o me dejo de ir, conviene en democracia respetar la voluntad de la gente y si la gente dice que el PP y su candidato son los más votados".
Rajoy no entiende cómo siendo el candidato más respaldado en las urnas los responsables de las otras formaciones que quedaron en peor lugar le exigen su marcha mientras ellos se quedan en sus puestos. Esa retórica levantó este martes grandes aplausos en el auditorio del hotel Juan Carlos I, formado por grandes empresarios catalanes. Luego abogó por su solución "ideal" de la gran coalición para cuatro años y ante la inviabilidad actual de esa alianza añadió: "Como lo único que no se puede hacer, porque sería un disparate, es repetir elecciones, yo estoy dispuesto a gobernar en minoría".
El aspirante popular no quiso entrar en el juego dialéctico que se le planteó de qué ocurriría si al final el PP no es el partido que suma más escaños, más diputados o incluso más votos en las urnas. Consideró ese dilema "poco serio" que puede plantear el candidato socialista, Pedro Sánchez, o incluso el de Podemos, Pablo Iglesias, como "un viejo truco para no respetar la voluntad popular" y, en cualquier caso, auguró que su formación será la ganadora en papeletas y actas en el Parlamento.
Fue ahí cuando, con los brazos extendidos en gesto de incredulidad, se preguntó ante la repetición de un escenario el 26-J similar al del 20-D: "¿A qué vamos a ir a la investidura? [interrupción de aplausos]. Ya hemos estado cuatro meses perdiendo el tiempo. A la investidura se va a ser investido; si no, no tiene sentido". Rajoy admitió en ese punto públicamente que, tras el 20-D, se planteó la opción de pedir a las Cortes que estudiaran la posibilidad de convocar formalmente la repetición de las elecciones sin que ningún aspirante se ofreciera a un pleno del Congreso condenado al fracaso. La Constitución española no prevé ahora esa alternativa y para que empiecen a correr los dos meses previos a la repetición de unos comicios debe presentarse en el Parlamento un candidato.
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