31 barcas con 299 inmigrantes llegan en un solo día a la costa de Cádiz
El buen tiempo en el Estrecho y los controles en Ceuta y Melilla impulsan la llegada de pateras La policía pide investigar el fenómeno con Marruecos
Ni los voluntarios de Cruz Roja ni los equipos de rescate tuvieron este lunes descanso en la costa de Cádiz. Desde la madrugada hasta última hora de la tarde, cuatro embarcaciones de Salvamento Marítimo y una patrullera de la Guardia Civil interceptaron 31 lanchas hinchables con 299 inmigrantes a bordo, incluidos tres menores (dos de ellos bebés de pocos meses) y una mujer embarazada, que fue ingresada en un hospital de la zona.
Para encontrar un episodio equiparable hay que remontarse a octubre de 2010, cuando en un fin de semana desembarcaron 300 inmigrantes en las costas de Andalucía, Murcia, Ceuta y Baleares.
Todos los subsaharianos llegaron este lunes aparentemente sanos, aunque con leves síntomas de hipotermia, que remitieron tras recibir los cuidados de las ONG, que los surtieron de mantas y alimentos calientes nada más poner pie a tierra. Y en embarcaciones de plástico, conocidas en el argot de los rescatadores como toy, por su similitud con las lanchas de plástico de juguete que utilizan los niños en las playas.
Dos pateras más fueron devueltas a Marruecos. Una fue rescatada por una embarcación civil de bandera española que navegaba por las proximidades de Tánger y que se encargó de trasladar a los inmigrantes hasta el puerto de Tánger-Med. La otra balsa fue interceptada por una patrullera de la Gendarmería marroquí, que llevó a sus ocupantes a esa misma ciudad. Se desconoce el número de personas que viajaban en esas dos barcas hinchables.
La mayor presión policial ejercida por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado en la valla de Melilla, el incremento del control aduanero en el paso fronterizo de El Tarajal, en Ceuta, como consecuencia de la Operación Paso del Estrecho, y las inmejorables condiciones meteorológicas (en la zona soplaba una leve brisa de Poniente con temperaturas mínimas de 18 grados) incrementaron el flujo migratorio por mar. Eso provocó que en sólo 24 horas se pasara de los 46 inmigrantes interceptados en los primeros 10 días de agosto a los 313 que sumaban los registros oficiales a última hora de ayer.
Entre los rescatados hay dos bebés, un niño y una mujer embarazada
Con los subsaharianos interceptados ayer, son ya 644 los inmigrantes rescatados en aguas del Estrecho en lo que va de año. Julio se cerró con 348. De los 267 rescatados ayer en el Estrecho de Gibraltar, 225 son hombres, 39 mujeres y tres niños. Fuentes policiales se muestran extrañadas por la llegada masiva de pateras durante las últimas horas y planean una investigación conjunta con la Gendarmería marroquí para comprobar si en esta oleada de embarcaciones concurrió alguna circunstancia más que la simple mejoría de las condiciones meteorológicas.
La Guardia Civil investiga la posibilidad de que un barco nodriza lanzara al mar las 29 embarcaciones repletas de inmigrantes subsaharianos. No sería la primera vez que un buque fletado por alguna organización dedicada al tráfico de inmigrantes en la zona del Estrecho zarpa de un puerto de África con rumbo a la costa española y, a mitad de travesía, lanza al mar a los inmigrantes a bordo de frágiles balsas toy con las que estos deben intentar llegar a tierra.
El refuerzo de los controles en los pasos fronterizos de Ceuta y Melilla propicia estas nuevas rutas de inmigración por mar. El pasado sábado tres pateras arribaron a las playas de Torrevieja y Pilar de la Horadada, en Alicante, con 19 personas a bordo, seis de ellas menores, que fueron trasladadas a un centro de Alicante. Según relataron a sus rescatadores, procedían de Marruecos y Argelia.
El mismo día, otra barca similar tocó tierra en la playa de Banco del Tabal, junto al cabo de Palos, en Murcia, con otros siete inmigrantes (dos de ellos menores). El fin de semana también fueron interceptadas lanchas en las costas de Granada. Y en Ceuta fueron localizados otros cuatro subsaharianos que completaron la travesía a bordo de una moto acuática.
La crisis y el apoyo económico y policial de España acabaron con las tramas de cayucos
Los rescatadores de Salvamento no recuerdan nada parecido a lo de ayer desde 2010, en plena crisis de los cayucos, cuando llegaron a las costas de Andalucía, Murcia, Ceuta y Baleares tres centenares de inmigrantes durante un fin de semana.
En junio de 2008 fueron medio millar los subsaharianos que arribaron a distintos puntos de Canarias desde Mauritania. Las mafias de la inmigración utilizaban entonces embarcaciones de pesca fabricadas en fibra de vidrio y madera y con cascos que podían alcanzar los 20 metros de eslora. Eran lo que en Senegal se llamaban piraguas y en Cabo Verde cayucos. A bordo de una sola de ellas, procedente de Mauritania, Salvamento Marítimo llegó a interceptar en el sur de Tenerife a 116 personas en mayo de 2006.
Por aquella época, el Gobierno de Senegal llegó a cifrar en 15.000 los cayucos listos para zarpar hacia Europa no solo con ciudadanos de ese país, sino también de otros limítrofes como Guinea Bissau. Desde entonces, los convenios bilaterales entre España y Dakar, con ayudas para cooperación, han logrado frenar el éxodo desde el país africano. La crisis económica y la falta de trabajo en España también han contribuido a disuadir las salidas.
Pero el tráfico de inmigrantes desde Mauritania se prolongó todavía unos años más, pese al proyecto Atlantis para el control de la inmigración, en el que participaron patrullas mixtas de las fuerzas de seguridad españolas y la gendarmería de Mauritania para vigilar no solo el territorio africano, sino también las aguas de aquel país. Un helicóptero de la Guardia Civil y la patrullera Río Duero colaboraron desde entonces en aquella iniciativa bilateral.
El Gobierno español dedica desde hace años 10 millones de euros cada ejercicio a la cooperación con Mauritania, que incluyen partidas específicas para luchar contra las mafias de la emigración ilegal. El tránsito de cayucos desde ese país africano se ha ido reduciendo desde mediados de la década pasada, cuando llegó a representar, según cálculos del Ministerio del Interior, el 99% de la inmigración irregular que llegaba a España por mar.
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