El PP frena el intento de Cospedal de imponer su candidato en Andalucía

La sucesión en el PP andaluz se está convirtiendo en una pesadilla y en una batalla en la que María Dolores de Cospedal se juega su demostración de poder interno. Después de meses de tensiones y retrasos, que tienen muy preocupado a un partido que no levanta cabeza desde que Javier Arenas decidió dimitir como presidente tras su cuarto fracaso en su intento de hacerse con la Junta, todo parecía hecho a toda velocidad para que Cospedal diera este miércoles un golpe de mano e impusiera a José Luis Sanz como sucesor de Juan Ignacio Zoido. Pero de nuevo, y es la segunda vez en dos meses, la operación se torció en el último momento, y la interpretación más extendida es que Mariano Rajoy mandó parar.

La solución se precipitó después de la convención política del PP en Valladolid. El lunes, Zoido convocó a los presidentes provinciales a una cena en Sevilla este martes, en la que debía cerrarse el pacto de Sanz, actual secretario general del PP andaluz, que sería remachado al día siguiente en una Junta Directiva en presencia de Cospedal. Pero la operación, de nuevo, como sucedió en noviembre, se publicó en la prensa. Y alguien, muy probablemente Rajoy, la frenó. A los presidentes, que ya tenían hotel reservado (el Meliá), transporte preparado y la maleta hecha, les llamaron para cancelar la cena. Y la interpretación fue inmediata: de nuevo se retrasa la sucesión, aunque esta vez queda muy poco tiempo porque la Junta Directiva sí se celebrará y convocará el congreso para principios de marzo. Mientras, la dirección nacional insiste en que no hay ningún problema y la cena se canceló “por motivos de agenda”. Cospedal acude este miércoles a Sevilla, donde probablemente comerá con los secretarios provinciales. Aunque ahora, si no hay candidato, muchos se preguntan qué utilidad puede tener ese almuerzo.

La interpretación más extendida es que Rajoy mandó parar la candidatura

Algunos dirigentes, ante la velocidad del golpe de mano de Cospedal del lunes, pensaron que todo estaba hablado con Rajoy y que el presidente había decidido apostar por Sanz presionado por su secretaria general. Sin embargo, la cancelación de la cena ha hecho dudar a todos. ¿Cuenta Sanz con el respaldo de Rajoy? De momento, lo único que ha dicho el líder, el 25 de noviembre de 2013, cuando la prensa dio de nuevo por hecho el nombre de Sanz, fue: “Lo que se ha publicado no es cierto en cuanto a plazos, calendario y personas”.

Este segundo frenazo pone en entredicho la candidatura de Sanz, al que todas estas polémicas dejan un tanto quemado, aunque en su entorno insisten en que no hay ninguna novedad y que en los próximos días él anunciará su intención de aspirar a la candidatura sin mayores problemas. Sanz, alcalde de Tomares (Sevilla) y senador, cuenta con la oposición bastante clara de los líderes del PP en Málaga y Cádiz.

También el entorno de Cospedal desmiente que haya ningún problema. Lo que sí está claro, salvo novedad de última hora, es que este miércoles se celebrará una junta directiva que convocará un congreso extraordinario para marzo sin candidato, al contrario de lo que querían Zoido y Cospedal. Diversos dirigentes aseguran que lo único que ha aceptado Rajoy es abrir el melón sucesorio y fijar fecha para el congreso, pero no el candidato definitivo.

Lo único que podría cambiar los acontecimientos sería una decisión de Rajoy, esto es, que el presidente apueste por un candidato con claridad. Distintos dirigentes señalan que, aunque Sanz no convence a muchos por sus problemas de liderazgo, especialmente ahora que se tiene que enfrentar a una Susana Díaz en claro ascenso, el PP andaluz es muy disciplinado y obedecerá lo que le diga Rajoy, que tiene que decidir en los próximos días. Pero solo Rajoy, no Cospedal, que aún no ha logrado hacerse con las riendas del partido aunque es número dos desde 2008.

Cospedal compagina ese puesto con el de presidenta de Castilla-La Mancha y siempre ha tenido muchos críticos entre los dirigentes regionales y provinciales, que no acaban de admitir su autoridad. En el caso andaluz, además, algunos dirigentes provinciales tienen acceso directo a Rajoy, que se volcó en esta comunidad cuando estaba en la oposición.

De hecho, esta batalla tiene un trasfondo mayor que el de Andalucía, ya en sí muy importante porque es la comunidad más poblada de España y todo el mundo tiene claro que el PP no puede ganar las elecciones sin un buen resultado allí. La guerra de fondo es por el control del poder dentro del PP, y la libran desde hace años Cospedal y Arenas, cada día más enfrentados. Rajoy, que siempre juega a dividir a sus subordinados —como sucede con el equipo económico entre Montoro y Guindos—, ha dado todo el poder interno a Cospedal, pero a la vez mantiene una estrecha relación con Arenas, su amigo y aliado desde hace años.

En el trasfondo está la batalla por el control del PP Cospedal-Arenas

El andaluz tiene, además, una influencia indirecta en el Gobierno a través de Cristóbal Montoro, cercano a él, y Soraya Sáenz de Santamaría. De hecho, y aunque ambas lo niegan, la pugna soterrada entre Cospedal y Santamaría también domina el escenario de poder alrededor de Rajoy.

En cualquier caso, el golpe de mano de Cospedal, de momento, ha fracasado. Porque, al margen de los nombres, no se ha logrado el acuerdo de todos los barones provinciales y, sobre todo, nadie en Génova 13 intentó siquiera lograrlo. “¿Dónde está el trabajo para conseguir el consenso, incluso, por qué no, para consensuar el propio Sanz?”, es una pregunta que circula en el partido.

Si finalmente todas estas polémicas quemaran la candidatura de Sanz, Rajoy tiene a su disposición otras posibilidades. La hipótesis de colocar a un ministro, sea Fátima Báñez o Miguel Arias Cañete, parece alejarse entre otras cosas porque ninguno de los dos quiere el puesto, aunque nadie lo descarta. Pero están el secretario de Estado de Asuntos Sociales, el malagueño Juan Manuel Moreno; la delegada del Gobierno, Carmen Crespo, o el alcalde de Córdoba, José Antonio Nieto. En cualquier caso, en este momento cualquier nombre que no fuera el de Sanz podría sonar como desautorización de Cospedal.