Dinamarca se suma al vuelco a la derecha en los países nórdicos
La primera ministra dimite tras el ascenso del xenófobo PPD como segunda fuerza
La derecha vuelve al poder en Dinamarca. Las elecciones del jueves dieron la mayoría al bloque conservador gracias a la pujanza del Partido Popular Danés (PPD). Esta fuerza antiinmigración y antieuropea fue, con un 21% de los sufragios, la segunda más votada. La reina Margarita II ya ha iniciado conversaciones para la formación de Gobierno, seguramente encabezado por el liberal Lars Løkke Rasmussen, pese a haber sufrido el castigo de quedar relegado a la tercera posición.
El centro-izquierda que gobernaba Dinamarca desde 2011 abandonará el poder pese al ascenso de los socialdemócratas de la primera ministra, Helle Thorning-Schmidt. La hasta ahora jefa de Gobierno, que ya ha presentado su dimisión, logró la primera posición. Pero eso no le ha bastado para compensar las pérdidas de sus compañeros de coalición y, sobre todo, para evitar el éxito del PPD. Al impulsar a los populistas del PPD como la segunda fuerza política del país —y la primera del bloque conservador—, Dinamarca se suma al vuelco a la derecha que ya han vivido otros países nórdicos. En Noruega y Finlandia los populistas de derecha gobiernan en coalición con fuerzas de centro-derecha.
El PPD obtuvo el 21%, casi nueve puntos más que en las anteriores elecciones. No está claro si esta formación entrará en el Gobierno, pero sí es seguro que va a ejercer una gran influencia. “Hemos conseguido aquello por lo que llevamos tantos años luchando: convertirnos realmente en un partido popular. Lo importante ahora no es si estaremos o no en el Gobierno, sino que vamos a influir”, dijo Kristian Thulesen Dahl, el líder del partido que ha hecho de la lucha contra la inmigración su bandera.
Ya sea dentro o fuera del Gabinete, el PPD llevará la voz cantante para reducir el número de inmigrantes, aumentar el gasto público o empujar para reformar la UE. “No hay duda de que toda Dinamarca avanza hacia posiciones euroescépticas”, señaló a Reuters la profesora de la Universidad de Copenhague Malene Wind.
Mientras los populistas antiinmigración deciden qué papel desempeñarán, Rasmussen, que lideró el Gobierno de 2009 a 2011, se perfila como nuevo primer ministro. Los liberales sufren la humillación de haber perdido la supremacía en el bloque conservador, pero se consolarán con la vuelta al Gobierno. Rasmussen podrá sustituir a Thorning-Schmidt, la primera mujer al frente de un Ejecutivo danés y que, según dijo ella misma, no será la última. La ya ex primera ministra obtuvo el 26,4% de los votos en unas elecciones protagonizadas por el debate sobre la inmigración y que llegan cuatro meses después del doble atentado islamista de Copenhague que acabó con la vida de dos personas.
El giro a la derecha de Dinamarca se une al que ya han vivido otros países nórdicos, lejos de los tiempos en los que el norte de Europa se asemejaba al paraíso de la socialdemocracia. Tras las elecciones del pasado mes de marzo, en Finlandia gobierna una coalición encabezada por el Partido del Centro en la que participan los eurófobos de derechas antes llamados Auténticos Finlandeses y ahora simplemente Los Finlandeses. El ascenso de este partido y el nombramiento de su líder, Timo Soini, como ministro de Exteriores complica aún más la aprobación por parte de Helsinki de un hipotético nuevo paquete de ayudas a Grecia.
Y en Noruega desde 2013 se reparten el poder dos mujeres de derechas: la primera ministra, la conservadora Erna Solberg, y la ministra de Finanzas y líder del populista Partido del Progreso, Siv Jensen.
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