El Rey Sol de Corea del Norte
El régimen de Kim Jong-un conmemora por todo lo alto el aniversario de su fundador, Kim Il-sung
“Somos muy felices de tener un padre tan generoso”. Los alumnos del Palacio de los Niños, uno de los descomunales centros de esparcimiento que el gobierno de Kim Jong-un ha hecho brotar por toda Pyongyang en el último par de años, lo están dando todo sobre el escenario al cantar en honor de Kim Il-sung, el fundador de Corea del Norte. Este sábado se celebra el “Día del Sol”, el 105 aniversario de su nacimiento, y el régimen va a conmemorar por todo lo alto lo que considera el día más importante del año. Desde funciones infantiles hasta un masivo desfile militar. Quizás, en los próximos días, una prueba nuclear o de misiles.
En el teatro del palacio, una orquesta infantil, auténticos virtuosos en miniatura, interpreta el Himno a la Patria. Un grupo de niños con guitarras interpreta El general y los Niños; varias pequeñas danzan y componen figuras impecables al ritmo de Aprendamos por Corea; cuando los pequeños rompen a interpretar Nuestro Mariscal ha vuelto de viaje, la proyección de una imagen de Kim Il-sung desata aplausos enfervorecidos. Suena la Canción de Corea, compuesta por el propio Kim Il-sung, y la foto sobre el proscenio es ahora la de su nieto Kim Jong-un: es el éxtasis final, un centenar de niños sobre el escenario cantando y bailando y el público norcoreano puesto en pie.
“Los niños han preparado esta función especialmente para celebrar el aniversario”, explica una guía que acompaña a los periodistas extranjeros a lo largo de todo el recorrido por el centro.
En el resto de la ciudad, se suceden otras conmemoraciones: desde una exposición de kimilsungias y kimjongilias, las variedades de orquídeas y begonias dedicadas a sus líderes, a la inauguración de una calle, presidida por el líder supremo. Los carteles en la calle recuerdan que “El Día del Sol es el acontecimiento más importante”.
Para el régimen, es imprescindible tirar la casa por la ventana para celebrarlo: refuerza el culto a la personalidad en torno a la dinastía Kim y, por tanto, reafirma la legitimidad del mandato del propio Kim Jong-un, nieto del fundador. El desfile que se prepara para este sábado -no anunciado oficialmente, pero vox pópuli ante los extensos preparativos que han cerrado ya el centro de Pyongyang- no solo busca reafirmar el poderío militar del país y enviar un mensaje de desafío al mundo; también, y sobre todo, dará una oportunidad al denominado líder supremo de darse un baño de adoración de su pueblo.
“Cada año celebramos con más ganas el aniversario del camarada Kim Il-sung. Este año lo haremos de manera especialmente emocionada”, aseguraba Kim Yong-jun, de 12 años, una de las alumnas del Palacio de los Niños, donde aprende a tocar el acordeón. “No sé expresar en pocas palabras lo que siento. Pensar en el general (Kim Il-sung) o el mariscal (Kim Jong-un) es como estar con ellos”, añade su compañera Kim Yu-song, de 13 años, según traduce una de las funcionarias norcoreanas que supervisa cada paso de la prensa extranjera durante su estancia en el país.
Mientras en Pyongyang los ciudadanos se afanan por conmemorar a los líderes, en la región aumenta la escalada de la retórica. Mientras se espera la llegada a la zona del portaaviones estadounidense Carl Vinson, el Ejército norcoreano ha advertido en un comunicado que responderá de manera “despiadada” a cualquier ataque del que considera su peor enemigo. China ha advertido que podría estallar “en cualquier momento” un conflicto relacionado con Corea del Norte. Air China, la línea aérea nacional, ha suspendido sus vuelos a Pyongyang a partir del lunes.
Los adultos también repiten los mensajes de devoción a los líderes una y otra vez. Kim Hyon-hwa, de 30 años y empleada en una compañía informática, asegura antes de tomar el metro que está muy emocionada porque este sábado estará presente en la inmensa plaza Kim Il-sung, en el centro de la capital, para presenciar el desfile: “es una ocasión para dar las gracias por lo que los líderes han hecho por nosotros”.
Los analistas han advertido que este país podría llevar a cabo estos días una nueva prueba nuclear, la sexta de su historia, o un lanzamiento de misiles. En los últimos años el régimen ha solido marcar con este tipo de demostraciones de fuerza el aniversario de su “Líder Eterno”.
En las calles de la capital no se detectan señales en este sentido. Los ciudadanos, en general, se muestran indiferentes. “Las amenazas y las sanciones han existido siempre”, se encoge de hombros Kim Yong-sun, una jubilada de 72 años, “nos dan lo mismo, siempre hemos salido adelante”.
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