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La operación de rescate del hotel sepultado en Italia concluye con 29 muertos y 11 supervivientes

La Fiscalía investiga supuestas negligencias en los socorros y si el hotel estaba construido en una zona de riesgo

Los equipos de rescate del hotel Rigopiano, el pasado jueves.Vídeo: AP / EPV
Daniel Verdú

Después de una intensa semana excavando palmo a palmo con la ayuda de perros y sondas, los servicios de rescate italianos han dado por finalizada la búsqueda de desaparecidos entre las ruinas del hotel Rigopiano, sepultado por un alud en la región de Los Abruzos (centro de Italia) el pasado miércoles. Los trabajos culminaron este miércoles cuando se recuperaron los dos últimos dos cadáveres. El balance definitivo es de 29 personas fallecidas y 11 rescatadas con vida (28 huéspedes y 12 empleados). Una cifra mejor de lo que cabía esperar al inicio, pero dramática teniendo en cuenta la cadena de errores que, según las primeras informaciones, podrían haber agravado el accidente. La Fiscalía de Pescara ha abierto una investigación para conocer los detalles de la reacción de los servicios de emergencia tras la alarma del suceso y esclarecer si el hotel había sido construido en una zona de suelo inestable.

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El primer ministro italiano, Paolo Gentiloni, ha reconocido este miércoles en el Senado que hubo retrasos en la llegada de los servicios de emergencia. Pero ha defendido a su vez el trabajo que habían realizado los más de 150 hombres y mujeres que han estado una semana escudriñando en busca de supervivientes bajo la nieve. Sin embargo, la polémica secuencia de llamadas desvelada ahora pone en entredicho la agilidad de los primeros instantes.

Emergencias recibió la primera llamada de alarma a las 17.08 del miércoles 18 de enero. Era Giampero Parete, el cocinero que se salvó de milagro del alud al salir dos minutos antes al aparcamiento a buscar unas medicinas para su esposa y cuya familia se encontraba dentro del establecimiento. Parete vio como en medio segundo la nieve les enterraba. Agarró el teléfono y, prácticamente sin cobertura, llamó a emergencias. En la grabación, colgada en la web de Il Corriere de la Sera, puede oírse su voz entrecortada y angustiada pidiendo auxilio. “Ha habido una avalancha en el hotel Rigopiano… en Farindola”, grita al teléfono. La operadora le contesta: “Espere que le paso…”, y le deja varios segundos en espera. Luego responde otra operadora y el se desgañita sin éxito. “No queda nada del hotel, ha habido una avalancha, ha caído todo, solo estamos dos personas…”. Ahí la conexión se desvanece y se pierde el contacto.

Poco más tarde, la dueña de la pizzería donde trabajaba Parete recibe un WhatsApp desesperado del cocinero alertando de lo sucedido y ella, esta vez, llama a la delegación del Ministerio del Interior en Pescara. La respuesta que recibe es que la historia de la avalancha circula desde la mañana y no es, en ningún modo, cierta. Según la funcionaria, los bomberos ya han comprobado que el Rigopiano sigue en pie. “¿Cree que estaríamos aquí si fuese verdad?”, le contesta, añadiendo además que solamente se trata de la invención de "un imbécil", refiriéndose al cocinero. La operadora, interrogada también por la fiscalía, termina haciendo un repaso de todas los líos que tienen que resolver y termina colgando el teléfono. “No es descortesía, pero trate del hablar con el director [del hotel]”.

La fiscal Tedeschini ha hablado de “incomprensión” tras escuchar las llamadas y comprobar que hasta al cabo de casi dos horas los servicios de emergencia no se pusieron en marcha. Sin embargo, también ha asegurado que de las primeras seis autopsias se desprende que, de haber llegado antes, los servicios de emergencia tampoco hubieran podido salvar a dichas víctimas. “Concurren varias causas en las muertes: aplastamiento, asfixia e hipotermia. No han muerto por una sola causa”.

Por otro lado, las cartas regionales geomorfológicas de la zona ya advertían en los años 90 de que el hotel estaba situado en una zona de riesgo debido a la acumulación de nieve. Además, el nuevo hotel Rigopiano se construyó sobre los restos de un antiguo refugio. Un hecho, que según apuntan los expertos, implicaba también un riesgo para la estabilidad del edificio. Una vez terminada la búsqueda de supervivientes, empieza la de los culpables.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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