Taiwán pierde otro aliado diplomático en favor de China
La decisión de Santo Tomé y Príncipe de romper con Taipéi es aplaudida por Pekín y augura nuevas tensiones entre ambos lados del estrecho. Solo 21 países reconocen al gobierno taiwanés
El Gobierno del país africano Santo Tomé y Príncipe anunció este martes que rompe las relaciones diplomáticas con Taiwán para establecerlas con China. La decisión de este pequeño archipiélago evidencia la reanudación de la guerra diplomática entre Pekín y Taipéi por su reconocimiento internacional y ocurre poco después de que el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, mantuviera una inédita conversación telefónica con la presidenta taiwanesa y cuestionara la postura de Washington sobre la política de "una sola China".
China aplaudió la decisión y afirmó que el país africano ha tomado "el camino correcto". "El principio de Una Sola China es la condición previa y la base política para que China mantenga relaciones con otros países", aseguró la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Hua Chunying. Este principio reconoce que solamente hay un país en el mundo llamado China cuyo gobierno legítimo está en Pekín.
Desde Taipéi, en cambio, lamentaron el cambio y lo achacaron a motivos económicos. El ministro de Exteriores taiwanés, David Lee, confirmó que el cese de relaciones ha ocurrido por la negativa del gobierno presidido por Tsai Ing-wen a conceder un préstamo a la república africana, que según los medios locales ascendería a 200 millones de dólares. Lee apuntó que “esta cifra es astronómica para una población de 150.000 habitantes” y acusó al país de "de haber estado jugando a ambos lados del estrecho mientras esperaba al mejor postor”. "Cortamos la relación por dignidad", remarcó. Por su parte, Hua no concretó si Pekín se ha comprometido a facilitar esta financiación al archipiélago africano, pero dijo que China está dispuesta a comenzar una relación basada "en la amistad y la cooperación".
El anuncio del país de cambiar de socio es más simbólico que práctico para Taiwán, que ha ido perdiendo aliados formales desde que en 1971 se vio obligado a ceder a Pekín su asiento en Naciones Unidas. La isla autogobernada ha tratado de hacerse un hueco en la comunidad internacional, pero Pekín no acepta que otros países mantengan relaciones oficiales con Taipéi porque considera que es parte de su territorio. Y no ha dudado en utilizar su acaudalado monedero e influencia global para aislar diplomáticamente a la isla.
Taiwán, reconocida a partir de ahora por tan solo 21 países, se asoma a un complejo escenario diplomático que podría empeorar aún más si otros aliados —países pequeños que se concentran en Asia-Pacífico, África, Latinoamérica y el Caribe, además del Vaticano— toman decisiones similares. El movimiento de Santo Tomé y Príncipe parece confirmar el regreso a la diplomacia de chequera (el uso de ayuda económica para hacerse con el apoyo de una nación) a las relaciones a través del estrecho. “Pekín podría estar forzando intencionadamente a Taiwán a gastar enormes cantidades de dinero para mantener las relaciones diplomáticas con los pocos aliados que le quedan”, apunta Elizabeth Freund Larus, profesora de ciencias políticas y asuntos internacionales de la Universidad de Mary Washington en Virginia (EE UU).
China flexibilizó su postura frente a las aspiraciones en materia de política exterior de Taiwán en 2008, con la llegada al poder en la isla de un ejecutivo próximo a Pekín. Pero una vez Tsai ganó las elecciones en marzo, la batalla en lo diplomático se recrudeció y ese mismo mes China inició relaciones oficiales con Gambia. Con la llamada de la presidenta taiwanesa a Trump y las posteriores declaraciones de este último sobre un posible cambio en la política de "una sola China", pocos esperan que Pekín reconsidere su apuesta.
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