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Disputas internas dividen a Boko Haram

Las divisiones en la secta yihadista nigeriana se evidencian después de que el ISIS proclamara a un nuevo líder

José Naranjo
Abubakar Shekau en una imagen extraída de un vídeo propagandístico.
Abubakar Shekau en una imagen extraída de un vídeo propagandístico.AFP

Pocas horas después de que el autodenominado Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés) hiciera público que Abu Musab al-Barnawi era el nuevo líder de Boko Haram, el hasta ahora jeque del grupo terrorista nigeriano, Abubakar Shekau, ha roto su silencio de meses para hacer público un archivo de audio en el que asegura haber sido “engañado” y que sigue al frente de la secta. Estas declaraciones cruzadas revelan la división interna por la que atraviesa el yihadismo radical del noreste de Nigeria, tal y como han apuntado distintos especialistas.

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La respuesta de Shekau, líder de Boko Haram desde 2009, ha sido inmediata y contundente. “Me han engañado, quieren que obedezca a alguien que sigue los principios del infiel”, asegura, en referencia al nombramiento de Al-Barnawi por parte del Estado Islámico. Esta pugna por el poder en el seno del grupo terrorista se produce en un momento de gran debilidad interna después de que el grupo terrorista haya cedido la mayor parte del terreno que conquistó en 2014 hasta llegar a la creación de un califato y durante una amplia ofensiva de la Fuerza Multinacional Mixta, integrada por los Ejércitos de Nigeria y los países vecinos.

En este sentido, el director de información del Ministerio de Defensa nigeriano, Rabe Abubakar, ha asegurado a la Agencia Nigeriana de Noticias que “estamos centrados en limpiar las bolsas de insurgentes que quedan dispersos y lo que Boko Haram y sus cohortes están haciendo es tratar de obtener relevancia y decir al mundo que aún están ahí, cuando en realidad han sido diezmados. Su último movimiento es la payasada de un grupo en descomposición y creo que en breve serán historia”.

Fue la revista Naba— ligada al ISIS— la que hizo público el nombramiento de Al-Barnawi este miércoles mediante una entrevista en la que es presentado como “gobernador” de la Provincia de África Occidental del Estado Islámico y en la que no hay ninguna referencia a Shekau. El supuesto nuevo líder de Boko Haram ya había aparecido en un vídeo como portavoz del grupo terrorista, en concreto en enero de 2015 tras la matanza de Baga llevada a cabo por los insurgentes. Alejado del habitual tono agresivo de Shekau, Al-Barnawi desmintió que Boko Haram atacara a civiles musulmanes de manera indiscriminada, acusó a los medios de comunicación de mentir y señaló al Ejército nigeriano como su gran enemigo.

Y es que tras la disputa entre Shekau y Al-Barnawi, este último con el apoyo del ISIS, subyace una diferencia de fondo. La insurgencia liderada por el primero desde 2009 se ha caracterizado por el uso de una violencia feroz e indiscriminada en la que las primeras víctimas han sido civiles asesinados, secuestrados o usados como esclavos en las bases militares del grupo. Tanto cristianos como musulmanes. Como ha señalado en varias ocasiones David Cook, especialista en Boko Haram del Instituto Baker, los asesinatos en masa, el pillaje y la esclavización de niños se parecen más al modus operandi de una guerrilla africana que al de una organización salafista, algo que disgustaba a la dirigencia del Estado Islámico.

No es la primera vez que la violencia indiscriminada de Shekau genera disensiones en Boko Haram y la creación del grupo Ansaru, nacido en 2012, está ligada a ello. Frente a un Shekau debilitado surge ahora, apuntalado por el ISIS, el liderazgo de Al-Barnawi, de quien se cree que tiene vínculos familiares con el fundador de Boko Haram, Mohamed Yussuf. Según el experto en yihadismo en el Sahel Bakary Sambe, la emergencia de esta facción se explica por un deseo de recuperar el atractivo del yihadismo radical entre la población de la zona, así como por una vocación más internacional de su lucha, extendiéndola hacia África central y generando lazos con otras organizaciones terroristas.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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