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Rusia quiere sancionar a Turquía sin perjudicarse a sí misma

Moscú no quiere gravar más los precios ni que desaparezcan frutas y hortalizas

Pilar Bonet
Vladímir Putin, el lunes en Francia.
Vladímir Putin, el lunes en Francia.Michel Euler (AP)

Las autoridades rusas calibraban el lunes cómo sancionar a Turquía, sin retractarse de sus amenazas, sin gravar más aún los precios al consumidor y sin que desaparezcan frutas y hortalizas en vísperas de año nuevo. La lista oficial de medidas concretas contra Turquía en represalia por el derribo de un avión militar ruso no había sido publicada el lunes por la tarde, pese a la urgencia mostrada por Putin la semana pasada.

El sábado, el presidente encargó al Gobierno dar contenido a un decreto en el que esbozaba las directrices de las represalias: limitaciones a la contratación de trabajadores turcos en territorio ruso, restricciones importadoras, introducción del visado y cancelación de vuelos chárter. Los comentarios de los funcionarios gubernamentales daban el lunes una idea aproximada de las disposiciones en preparación: a partir de enero de 2016 los turcos deberán tramitar visados para viajar a Rusia, donde podrán trabajar previa autorización especial a las empresas que los contraten. Los vuelos regulares entre los dos países continuarán, pero los chárter se suprimirán en cuanto hayan regresado los rusos que ahora están en territorio turco. Turquía, adonde llegaron a viajar 4 millones de rusos al año, se suma así a Egipto en la lista de países que dejan de ser accesibles al ruso de presupuesto modesto. Para los operadores turísticos rusos, la desaparición de estos mercados es un durísimo golpe.

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El vicejefe del Gobierno, Arkadi Dvorkóvich, explicó que se está preparando una lista de productos industriales cuya importación de Turquía se limitará, pero que no se planea aún la entrada en vigor de la prohibición. Se difundirá la lista exacta “en el futuro próximo”, dijo el funcionario, según el cual el veto “sólo puede entrar en vigor dentro de varias semanas”, así que habrá un “periodo de transición que permitirá a los comerciantes rusos reorientarse hacia los proveedores de otros países”. En la “lista negra”, precisó el vicejefe del Gobierno, Igor Shuválov, solo se incluirán “los productos de fácil sustitución por suministros de otros países o de los proveedores rusos”. No trata de medidas para “castigar a los ciudadanos rusos o los consumidores rusos” sino para que “la economía turca sienta las consecuencias negativas”, sentenció el funcionario.

Se trata de un “proceso bastante complicado que es necesario dirigir”, dijo el jefe del Gobierno, Dmitri Medvédev. Turquía, el quinto socio comercial de Rusia, abastece a este país con más del 50% de los tomates y los cítricos que se consumen. Las alternativas de Moscú son limitadas, puesto que en 2014 ya impuso restricciones a los productos agrícolas de la Unión Europea como contrapartida a las sanciones a los responsables de la política del Kremlin en Ucrania. Los suministros de países como Marruecos o América Latina tardan mucho más que los turcos y resultan más caros.

A enderezar las relaciones entre Moscú y Ankara exhortó en Astaná el presidente de Kazajstán, Nursultán Nazarbáyev, quien en su discurso sobre el estado de la nación se dirigió a ambos “amigos” y les pidió que superaran sus diferencias y crearan una comisión para establecer responsabilidades por el derribo del Su-24 ruso. El mensaje de Nazarbáyev fue transmitido en varias ocasiones por el canal de televisión estatal Rossia 24. También el presidente de Azerbaiyán, Iljam Alíev, se ofreció como mediador.

Rusia insiste en que Turquía debe pedir disculpas por el derribo del avión Su-24 en las inmediaciones de su frontera con Siria y el jefe de prensa del Kremlin, Dmitri Peskov, manifestó que Putin no iba a reunirse con su colega turco Recep Tayyp Erdogán en la cumbre del clima en Paris, sin embargo, los analistas y políticos entienden que hay que encontrar una salida a la situación.

Empresas de transporte de Turquía, China, Kazajistán, Azerbaiyán y Georgia formaron el pasado 28 de noviembre un consorcio para transportar carga de China a Europa puenteando a Rusia, según informa la agencia Interfax. El acuerdo fue firmado en Estambul durante la presentación de las posibilidades de la ruta de transporte a través del Caspio desde China a Europa pasando por Turquía. Se planea que comenzarán a transportar carga en 2016.

 

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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