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China convoca al embajador de EEUU tras el incidente en aguas disputadas

Pekín afirma que el barco de guerra estadounidense es “una amenaza contra su soberanía”

Barco de guerra de EE UU en abril en Shanghai.
Barco de guerra de EE UU en abril en Shanghai.Eugene Hoshiko (AP)

Como era de prever, Pekín ha reaccionado con furia a la incursión de un buque de guerra de la Marina de Estados Unidos en los alrededores de las islas artificiales en el mar del sur de China cuya soberanía reclama. El barco Lassen, equipado con misiles, entró en esas aguas “de manera ilegal” y fue “supervisado, seguido y advertido” por las fuerzas chinas, ha asegurado el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores en Pekín, Lu Kang. El viceministro de Exteriores de China, Zhang Yesui, ha convocado al embajador estadounidense, Max Baucus, para quejarse por una acción que considera "extremadamente irresponsable".

El Gobierno chino “se opone de manera tajante a que cualquier país emplee la libertad de navegación y de sobrevuelo como pretexto para perjudicar la soberanía nacional y los intereses de seguridad de China”, subrayó Lu. Pekín “defenderá vigorosamente su soberanía territorial” y ha presentado ya su protesta ante EE UU tanto en la capital china como en Washington, declaró.

Poco antes, el ministro de Exteriores, Wang Yi, había instado a Washington a “no actuar de manera imprudente y no crear problemas de la nada”.

El paso del barco por la zona vuelve a elevar la tensión entre las dos grandes potencias en el mar del sur de China. Pekín se atribuye con un tono cada vez más firme territorio que se disputan media docena de países y ha acelerado la construcción de islas artificiales sobre arrecifes parcialmente sumergidos. Washington, que no cuenta con reclamaciones territoriales en la zona pero sí con numerosos intereses geoestratégicos, insiste en que no reconoce las exigencias de Pekín sobre aguas que considera internacionales y va a ejercer su derecho a la libre navegación en el área pase lo que pase.

En una rueda de prensa, el portavoz del Departamento de Estado, John Kirby, había declarado horas antes lo siguiente: “No tienes que consultar a ninguna nación cuando estás ejerciendo tu derecho a la libertad de navegación en aguas internacionales”.

El buque estadounidense entró dentro de un área a 12 millas náuticas de distancia de las islas Spratly, cuya soberanía también reclama Filipinas. EE UU ya navegó en esa zona en 2012, pero entonces las islas no estaban construidas.

Las 12 millas de distancia determinan por ley el territorio marítimo de un Estado. Según la convención de ley marítima de la ONU, ese límite no es aplicable a islas levantadas sobre arrecifes previamente sumergidos, lo que lleva a EE UU a subrayar que cumple la ley.

Pero el Gobierno chino considera desde 2012 esos islotes, así como las Paracel y los bancos de Scarborough, parte de sus “intereses nacionales básicos”, al mismo nivel que Tíbet o Taiwán. La rápida modernización de su Marina, convertida en una de sus grandes prioridades estratégicas, tiene como fin, entre otras cosas, defender ese territorio en caso de conflicto. Y en 18 meses, según EE UU, ha construido más de 800 hectáreas de terreno, más que el resto de los países reclamantes juntos.

La Casa Blanca se defiende

El secretario de Defensa estadounidense, Ash Carter, confirmó este martes que el buque militar Lassen navegó a menos de 12 millas náuticas de una isla artificial china, pero evitó entrar en detalles.

La Casa Blanca dijo que no podía hablar de operaciones militares específicas, pero defendió que las fuerzas de EE UU sobrevuelen y naveguen en cualquier lugar si lo permite la ley internacional. “Nuestras operaciones de libertad de navegación no reivindican ningún derecho específico de EE UU”, alegó el portavoz presidencial Eric Schultz

Pekín asegura que sus trabajos tendrán fines civiles, como la pesca o la observación meteorológica, pero también ha admitido que contarán con fines militares. Washington, que bajo la Administración Obama ha hecho de la vuelta a Asia Pacífico una de las prioridades de su política exterior y de defensa, teme que China tenga como principal motivación esos fines militares, en una de las zonas con mayor tránsito marítimo comercial del mundo. Anualmente la atraviesan unos 50.000 barcos, y el 80% de las importaciones chinas y japonesas pasan por allí.

El Gobierno en Pekín insiste en que nunca dará pasos para perjudicar esa libre circulación. “Bienes por valor de billones de dólares circulan anualmente por esa zona. El mar del sur de China es vital para el comercio global y el desarrollo del país. Pekín no tienen ninguna razón para crear problemas que puedan bloquear una de sus propias arterias comerciales”, sostiene este martes la agencia oficial china, Xinhua.

La entrada del barco Lassen en aguas en disputa llega un mes después de que se reunieran en Washington Barack Obama y su homólogo chino, Xi Jinping. Xi dijo entonces que China no tenía “intención de militarizar” las islas.

En mayo, aviones estadounidenses sobrevolaron los alrededores de las islas pero sin sobrepasar el límite de 12 millas. En 2013, dos bombarderos estadounidenses volaron en otra zona que se disputan China y Japón.

China también ha hecho movimientos provocadores: en septiembre, buques chinos navegaron dentro del límite de 12 millas en los alrededores de unas islas estadounidenses y rusas frente a la costa de Alaska.

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