Dos jubilados de Barcelona mueren en el atentado en Túnez
Exteriores busca a otros dos turistas españoles que están ilocalizables.
Dos españoles perdieron este miércoles la vida en el ataque contra el Museo del Bardo de Túnez, que se saldó con un total de 19 muertos, 17 de ellos extranjeros, según anunció el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García-Margallo. Aunque el jefe de la diplomacia española no quiso revelar las identidades de los fallecidos hasta comunicarle la noticia a la familia, otras fuentes confirmaron que se trata de un matrimonio de jubilados catalanes: Antonio Cirera Pérez, de 75 años, y Dolores Sánchez Rami, de 73.
El ministerio buscaba anoche a otros dos turistas españoles que estaban ilocalizables. Ambos no habían regresado a su crucero, ni hay constancia de ellos tanto en la morgue como en los diversos hospitales en que se les ha buscado.
En una breve comparecencia ante los medios en Valencia, Margallo advirtió de la “enorme confusión” que rodeaba el frustrado ataque contra el Parlamento tunecino, que acabó derivando en el asalto con toma de rehenes al cercano museo. “Las autoridades tunecinas están desbordadas”, admitió el ministro, quien relató las noticias contradictorias que le fueron facilitando a lo largo de la jornada. Pese a ello, en principio parece que no habría más españoles heridos en el asalto.
El matrimonio fallecido vivía en el barrio barcelonés de Camp de L’Arpa, cercano al hospital de Sant Pau. Antonio Cirera Pérez había trabajado hasta su jubilación como químico en la antigua cervecera Moritz. La pareja tenía dos hijos varones y vivía desde hace muchos años en una vivienda situada en la calle de Cuenca, 21, recibida en herencia de un antiguo negocio familiar. “Él era una persona muy activa y aficionada al deporte. Todos los miércoles iba a hacer una caminata por Collserola [montaña que rodea Barcelona]”, explica un vecino que pide el anonimato. “Sus hijos viven cerca de Reus, donde la pareja pasa varias temporadas a lo largo de año”, añade.
Margallo indicó que ambos formaban parte, al parecer, de un grupo de 90 turistas que habían llegado a la capital tunecina a bordo de dos cruceros fletados por las empresas Costa Cruceros y MSC.
Costa Cruceros informó de que algunos pasajeros de su buque Costa Fascinosa habían desembarcado para realizar una visita por el centro de la ciudad cuando se produjo el ataque. “Los excursionistas fueron llamados para regresar de inmediato a bordo”, indicó la compañía, que precisó que las fuerzas de seguridad tunecinas habían desplegado un dispositivo de seguridad en torno a la nave. Catorce de los 3.161 pasajeros del barco no habían regresado al mismo poco antes de la medianoche, según Costa Cruceros.
Más de 25.000 españoles viajaron a Tunez “sin problemas” en el año 2013, según los datos ministeriales. El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, anunció en Barcelona la “inmediata salida” hacia Túnez de un equipo de policías especializados en la lucha antiterrorista. Fuentes policiales precisaron que se trata de dos agentes de la Comisaría General de Información (CGI) cuyo objetivo no será tanto colaborar en la investigación, sino recabar datos sobre el terreno.
El jefe del Gobierno español, Mariano Rajoy, llamó al presidente tunecino, Beji Caid Essebsi, para trasladarle sus condolencias por las víctimas y el apoyo de España ante el “atroz” atentado, mientras que el Rey le remitió un telegrama en el que condenaba “con toda firmeza” el “execrable y cobarde” ataque.
A media tarde, la Oficina de Información Diplomática (OID) difundió un comunicado en el que aseguraba que la Embajada de España en Túnez se mantenía en permanente contacto con las autoridades tunecinas, mientras que en la sede del ministerio en Madrid se activó la célula de emergencia consular. El comunicado recordaba “el ejemplar proceso de transición a la democracia protagonizado por el pueblo y las autoridades de Túnez”.
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, expresó su solidaridad con el pueblo tunecino y con las víctimas del “brutal zarpazo del terrorismo yihadista”. En términos similares se pronunciaron la práctica totalidad de las fuerzas políticas.
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