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Egipto libera y deporta al periodista australiano Peter Greste

Llevaba más de 400 días encarcelado acusado de “difundir noticias falsas”

Julie Bishop, ministra australiana de Exteriores, este lunes ante los medios de comunicación.Foto: reuters_live | Vídeo: REUTERS LIVE

El presidente egipcio, Abdelfatá al Sisi, aprobó el domingo la petición por parte de las autoridades australianas de deportar al periodista australiano Peter Greste, que llevaba ya más de 400 días encarcelado en Egipto. Greste fue arrestado a finales del año 2013 junto a sus dos compañeros de la cadena en inglés de Al Yazira, Baher Mohamed y Mohamed Fahmy, acusados de “difundir noticias falsas” y de colaborar con los Hermanos Musulmanes, considerados una “organización terrorista” en Egipto. Según fuentes del Ministerio del Interior, el reportero australiano abandonó el territorio egipcio en un avión pasadas las 16.00 hora local, mientras el futuro de sus dos compañeros, todavía en prisión, era una incógnita.

La decisión de liberar y expulsar a Greste se basa en un decreto promulgado por al Sisi el pasado mes de diciembre que le otorga la potestad de deportar a cualquier nacional extranjero encarcelado en Egipto ya sea antes de culminar su juicio o una vez dictada una sentencia inculpatoria. En estos momentos, se desconoce si existe un acuerdo entre los Gobiernos de Egipto y de Australia para que el periodista australiano, de 49 años, sea juzgado en su país por los cargos que se le imputaron en el país árabe, y que él siempre ha negado.

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Desde el pasado 1 de enero, fecha en la que un tribunal de casación egipcio anuló la condena de cárcel que les fue impuesta en junio del año pasado, los tres reporteros de Al Yazira se encontraban en prisión preventiva a la espera de la repetición de su juicio. Greste y Fahmy fueron sentenciados a 7 años de cárcel, y Mohamed a 10 años, en un proceso judicial sin garantías jurídicas que fue denunciado por numerosas organizaciones de derechos humanos. Y es que los reporteros se convirtieron en las víctimas de la guerra abierta entre el Gobierno egipcio y la cadena catarí Al Yazira después del golpe de Estado que en verano del 2013 depuso al islamista Mohamed Morsi, el primer presidente egipcio elegido en las urnas. Según El Cairo, Al Yazira ofrece una cobertura sesgada de lo que sucede en Egipto para favorecer las tesis de los Hermanos Musulmanes, el partido de Morsi.

Pocos minutos después de conocerse la deportación de Greste, la cadena Al Yazira emitió un comunicado en el que se felicitaba de la noticia, y en el que insistía en su demanda de liberación de sus otros dos periodistas aún entre rejas. “No descansaremos hasta que Baher y Mohamed también recuperen su libertad. Las autoridades egipcias tienen en su poder el poner fin debidamente [a su encarcelamiento] hoy, y eso es exactamente lo que deben hacer”, declaró Mustafa Souag, el director general de Al Yazira.

Según han informado varios medios locales, el periodista Mohamed Fahmy, que posee la doble nacionalidad egipcia y canadiense, podría pronto seguir los pasos de Greste. Ahora bien, antes deberá renunciar a la nacionalidad egipcia. El hecho de que Fahmy y Greste puedan ser liberados por poseer un pasaporte extranjero mientras Baher Mohamed permanece detenido, discriminado por su condición de ciudadano egipcio, ha suscitado una gran controversia en las redes sociales egipcias.

De acuerdo con los cálculos de las organizaciones de derechos humanos, en las cárceles del país árabe languidecen miles de personas arrestadas durante los últimos 18 meses por participar en manifestaciones y actos de protesta antigubernamentales. Si bien la mayoría de los detenidos son simpatizantes de los Hermanos Musulmanes, también numerosos activistas laicos han sufrido la implacable represión de las fuerzas de seguridad. La última icona de la brutalidad policial ha sido la activista progresista Shaima al-Sabagh, asesinada en El Cairo la semana pasada junto a una veintena de personas durante los actos de conmemoración del cuarto aniversario de la revolución egipcia que en 2011 destronó al dictador Hosni Mubarak.

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