La Alianza del Pacífico defiende su pujanza en la Cumbre Iberoamericana
En dos años la integración de México, Chile, Colombia y Perú, se ha erigido en alternativa comercial y de inversión a Mercosur, Unasur y Brasil
La sólida y exitosa integración económica y comercial que ha fraguado la Alianza del Pacífico en sus poco más de dos años de vida, ha suscitado los elogios y la atención de la comunidad internacional. En este tiempo, sus cuatro países fundadores, Chile, Colombia, México y Perú, han sentando las bases de un potente bloque económico que se ha erigido en el motor del desarrollo de América Latina, eclipsando con su pujanza a otras iniciativas políticas y económicas, como Mercosur o Unasur.
En la Cumbre Iberoamericana de Panamá, ese músculo se ha hecho mucho más evidente, toda vez que los principales líderes de los otros grupos regionales que forman el complejo mosaico político y económico de América Latina –Argentina, Brasil, Uruguay, Bolivia o Venezuela, en el caso de Mercosur, o Venezuela, Bolivia, Ecuador y Cuba, en el del ALBA- han decidido ausentarse en esta edición. Por el contrario, la mitad los integrantes de la Alianza, cuyos presidentes –salvo Sebastián Piñera, de Chile y Ollanta Humala, de Perú que canceló su visita el mismo viernes-, Enrique Peña Nieto, por México, y Juan Manuel Santos, por Colombia, sí han acudido al encuentro, dando mayor visibilidad al vigor de su iniciativa.
Chile, Colombia, México y Perú, han sentando las bases de un potente bloque económico que se ha erigido en el motor del desarrollo de América Latina
Estaba previsto que todos ellos intervinieran este viernes en un acto sobre el impacto de la Alianza del Pacífico en América Latina, pero, finalmente, sólo asistieron los presidentes de Costa Rica, Laura Chinchilla, -que se integrará en breve-, el de Panamá, Ricardo Martinelli –que aspira a hacerlo en el futuro-, y el de España, Mariano Rajoy. Por México intervino el ministro de Economía, Ildefonso Guajardo, y por Chile, Perú y Colombia, sus respectivos cancilleres.
La Alianza del Pacífico se ha erigido en una alternativa comercial y de inversión a Mercosur, Unasur e incluso Brasil, alentando una rivalidad que va más allá de la mera diputa por el dominio de los mercados para afianzarse en el terreno político económico de la región en el que se enfrentan dos modelos, el orientado al libre comercio, de la Alianza, y el más proteccionista e ideologizado, de Mercosur.
“Cualquiera que quiera ingresar en esta organización puede hacerlo, basta con que esté de acuerdo con lo que nosotros estamos de acuerdo y en esto sí que hay diferencias, porque hay países que, con todo derecho, piensan que el esquema de desarrollo debe distinto. Pero bueno, ya dirá el tiempo quién tiene razón”, señala a EL PAÍS, el ministro de Relaciones Exteriores chileno, Alfredo Moreno.
Para muchos, la Alianza es el instrumento con el que México, la segunda economía latinoamericana, pretende contrarrestar la influencia de Brasil
Los datos macroeconómicos parecen dar la razón al modelo por el que ha apostado la Alianza. De acuerdo con la Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe (Cepal), los cuatro integrantes de la Alianza Pacífico crecieron en 2012 una media del 5%, mientras que Mercosur registró un aumento medio del PIB del 2,9%. El intercambio comercial dentro de la Alianza se incrementó en un 1,3%, mientras que en Mercosur cayó en un 9,4%.
La falta de avances de Mercosur y las diferencias en asuntos como la liberación de bienes y servicios ha estancado a este bloque regional, pese a que, a priori, las afinidades políticas entre sus integrantes, todos Gobiernos de izquierda o centro izquierda, son mayores que las de los países de la Alianza del Pacífico, que abarcan un heterogéneo espectro que va desde las posiciones conservadoras de los Ejecutivos de Piñera y Santos, hasta la más socialdemócrata del de Humala.
Aunque desde la Alianza se insiste a que este bloque no ha nacido como contrapeso de ningún otro, en la cumbre de Cali (Colombia) de mayo de este año, en la que anunció la eliminación del 90% de los aranceles entre sus países miembros, los organizadores compararon los datos de crecimiento y población de la Alianza con los de Brasil -210 millones de personas, 38% de la población de la región, frente a los 195 millones de brasileños, el 35%; el PIB de los cuatro países de la Alianza supone el 35% de América Latina y el de Brasil representa el 45%-. Para muchos, la Alianza es el instrumento con el que México, la segunda economía latinoamericana, pretende contrarrestar la influencia de Brasil.
Cualquiera que quiera ingresar en esta organización puede hacerlo, basta con que esté de acuerdo con lo que nosotros estamos de acuerdo y en esto sí que hay diferencias, porque hay países que, con todo derecho, piensan que el esquema de desarrollo debe distinto" Alfredo Moreno
La presidenta Chinchilla también ahondó en las diferencias políticas que separan a la Alianza de otros grupos regionales. “La Alianza no abraza políticas proteccionistas, ni chivos expiatorios, sólo fomentar la competitividad de la economía”, señaló.
Estados Unidos no ha escondido su admiración por el éxito de la Alianza del Pacífico. El presidente Barack Obama ha elogiado su modelo de integración en los encuentros con el presidente de Perú y de Chile en el Despacho Oval y tampoco es casual que sus viajes a la región hayan tenido como punto de destino México y Costa Rica.
Este interés de EE UU, uno de los principales socios de los países de la Alianza con los que mantiene sendos tratados de libre comercio, ha suscitado los recelos de algunos mandatarios, en especial de los integrantes del ALBA, que han visto en esta nueva integración una amenaza económica e ideológica. El presidente de Ecuador, Rafael Correa, señaló este verano que mientras él esté al frente de su país, “no entraría en ninguna de esas aventuras neoliberales”. La semana pasada, el presidente boliviano, Evo Morales, denunció que la Alianza era “parte de una conspiración gestada desde el norte para la división Unasur”.
“Tenemos la certeza de que la opinión de los cuatro países que integran la Alianza unidos va a ser una opinión que va a tener mucho más peso e influencia en el escenario económico internacional”, señaló en una entrevista a este diario el ministro de Economía colombiano, Mauricio Cárdenas. Los líderes de este nuevo bloque presentan con orgullo el éxito de su integración donde quiera que van, a finales de septiembre en un acto con más de 200 inversores estadounidenses en Nueva York, este fin de semana en la Cumbre Iberoamericana. La Alianza del Pacífico ha generado grandes expectativas en la región y parece claro que, con permiso de Brasil, está llamada a ser el motor del desarrollo de América Latina. El riesgo es que la desaceleración que prevé el FMI para la región no acabe frustrando esas ilusiones.
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