Choques entre policías y maestros tras el desalojo del Zócalo de Ciudad de México
Miles de personas ocupan las calles del centro de México DF tras levantar la acampada que duraba casi un mes
La policía mexicana desalojó esta tarde a un grupo de maestros mexicanos que habían acampado desde abril pasado en el Zócalo, la principal plaza del país, en protesta por la reforma educativa del presidente Enrique Peña Nieto promulgada esta semana. Tras horas de negociaciones, agentes antidisturbios se enfrentaron con profesores en las calles del centro de la capital del país.
A primera hora de este viernes los profesores comenzaban a recoger sus tiendas de campaña para salir del Zócalo capitalino. La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), disidencia del magisterio en México, decidió poco antes de las cuatro retirarse de la plaza central del Distrito Federal, donde protestaban por la reforma educativa promulgada esta semana.
El desalojo de los maestros, negociado arduamente en las últimas horas entre el Gobierno y la Coordinadora, permitirá la celebración del Día de la Independencia. El operativo no ha estado exento de violencia. Pese a que la mayoría de los maestros se retiraron voluntariamente desde ayer, un grupo se quedó en la plaza pública y se parapetó en improvisadas barricadas. Después de que las autoridades les dieran dos horas de ultimátum para dejar el campamento, la policía y los manifestantes se enfrascaron en varios choques.
Tradicionalmente, la plaza central acoge entre los días 15 y 16 de septiembre los actos centrales de la fiesta nacional, donde decenas de miles de ciudadanos asisten al grito del presidente y se lleva a cabo el desfile militar. El ejecutivo priista había barajado una sede alterna (Dolores Hidalgo, a más de 300 kilómetros al sureste de la capital mexicana), pero no había nada confirmado. Pese a que el Zócalo es un foro habitual para las manifestaciones en México, ninguna de las protestas se había mantenido durante los festejos de independencia.
Este viernes, mientras los maestros recogían el campamento, dos helicópteros de la Policía Federal sobrevolaban la plaza para tomar fotografías que diesen cuenta de su estado.
La decisión fue tomada para evitar la confrontación directa con las autoridades federales, alogo qwue no pudo ser evitado por completo. Manuel Mondragón, Comisionado Nacional de Seguridad, había declarado en entrevista a Milenio TV que si los maestros "no reaccionaban" tendrían que "intervenir". Después de la hora límite señalada los policías ingresaron en la plaza y se produjeron trifulcas en las calles cercanas al Zócalo, donde parte del magisterio estaba concentrado.
El bloque más grande se desplegó sobre la calle 20 de Noviembre, donde chocaron con barricadas que colocaron maestros, lo que derivó en enfrentamientos. Las fuerzas del orden lanzaron gas lacrimógeno para replegar a los manifestantes y algunos radicales arrojaron cohetes, petardos, palos y tubos a los federales. En total, según ha reportado Mondragón, hay una veintena de detenidos y quince policías han resultado heridos. En ningún momento la policía usó armas ni agua para dispersar a los manifestantes, si bien sí tuvieron que emplearla para apagar un conatod e incendio en una de las carpas de la plaza, ha declarado el responsable de Seguridad a una cadena nacional.
En entrevista radiofónica, horas antes, Rubén Núñez, secretario de la sección 22, informaba de que la Secretaría de Gobernación les había dado de plazo hasta el mediodía para marcharse del Zócalo. Algunos manifestantes montaron vallas en las calles aledañas portando palos y tubos y poco antes de la una de la tarde alrededor de 20 camiones y camionetas de policías federales, así como dos tanquetas de agua, llegaron a las inmediaciones del Zócalo. Una delegación encabezada por el secretario de Gobernación del Distrito Federal, Héctor Serrano, conversó con líderes de la Coordinadora y se dieron un plazo de dos horas para abandonar el plantón.
No obstante, multitud de personas se movían desde la mañana hacia el Monumento a la Revolución, otra lugar emblemático de protestas, situado a diez minutos a pie del centro histórico y algunos autobuses trasladaban a grupos de maestros hacia sus respectivos Estados.
Los maestros, plantados en el Zócalo desde abril, multiplicaron sus protestas en el último mes ante la que parecía ser la inminente aprobación de la ley General del Servicio Profesional Docente, una norma secundaria de la reforma educativa y uno de los puntos más conflictivos de la misma al establecer la evaluación de los profesores para conservar su trabajo. La medida fue ratificada en el Senado a primeros de septiembre. Durante semanas los maestros –principalmente provenientes de Oaxaca, Michoacán y Chiapas- provocaron el caos en la capital del país al cortar calles, bloquear el aeropuerto de la Ciudad de México y hasta sitiar las sedes del Congreso y el Senado, lo que obligó a los legisladores a trasladar sus sesiones a otra parte.
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