EE UU completa la primera fase de la retirada militar en Afganistán
El refuerzo fue ordenado en 2009, y sirvió para controlar Helmand Y Kandahar
Tres años después, el refuerzo de tropas ordenado en Afganistán ha acabado. Los 33.000 soldados norteamericanos enviados por Barack Obama para contener el avance de la Guerrilla Talibán en Helmand y Kandahar han regresado ya a Estados Unidos. Los últimos abandonaron el país esta semana, y el Pentágono dio ayer por acabado ese refuerzo. Con él, los mandos de la Fuerza de Asistencia a la Seguridad para Afganistán de la OTAN han conseguido un mayor control de los bastiones insurgentes, pero no han logrado evitar el incremento de atentados suicidas contra civiles y de ataques fratricidas, en los que los soldados afganos han abierto fuego contra uniformados extranjeros.
“Esta es una oportunidad para reconocer que el refuerzo ha cumplido sus objetivos de detener el avance de los Talibán en el campo de batalla y de aumentar de forma dramática el tamaño y las capacidades de las fuerzas de seguridad nacionales afganas”, dijo el secretario de Defensa norteamericano, Leon Panetta, durante una visita oficial a Nueva Zelanda. “Del mismo modo, le hemos asestado enormes golpes a los líderes de Al Qaeda, en línea con nuestro objetivo de desbaratar, desmantelar y derrotar a Al Qaeda, y denegarle lugares de refugio”. Quedan ahora en Afganistán 68.000 soldados de EE UU, y unos 32.000 de otros países de la OTAN. El presidente Obama ha ordenado el repliegue total de tropas para 2014.
El pasado martes, la OTAN ordenó la suspensión de sus operaciones conjuntas con soldados afganos, en respuesta al incremento de ataques por parte de insurgentes infiltrados en las fuerzas de seguridad nacionales afganas. Estas últimas asumirán en las próximas semanas el control de zonas en todas las provincias de Afganistán, áreas donde habita el 75% de los afganos. En noviembre, el comandante de las fuerzas de la OTAN en Afganistán, general del Marine Corps John Allen, le transmitirá a Obama sus recomendaciones sobre el nivel de reducción de tropas más adecuado para dejar el país bajo control y evitar un nuevo ascenso de la Guerrilla Talibán.
Ayer no hubo ningún tipo de conmemoración ante el mayor repliegue de tropas norteamericanas en Afganistán. No hubo mención a él por parte de la embajada de EE UU, el Gobierno nacional de Hamid Karzai o los mandos de la OTAN. Panetta lo anunció cuando se hallaba de viaje, y el Pentágono se limitó a decir que los soldados han abandonado el país una semana antes de lo previsto. La operación de retirada ha durado entre cinco y seis meses. Los soldados replegados han ayudado a entrenar a los miembros de las fuerzas de seguridad afganas, que en un año se han doblado en número, para alcanzar los 300.000 uniformados.
El refuerzo de Afganistán de 2009 fue copiado a otro ordenado en Irak en 2007, que la Casa Blanca consideró un éxito. Entonces, George W. Bush había ordenado el despliegue de 20.000 soldados en Bagdad y la provincia de Anbar, algo que, según el Pentágono, llevó posteriormente a una victoria sobre los insurgentes y al repliegue que culminó el año pasado. En junio de 2009, el general del cuerpo de Infantería Stanley McChrystal, que entones era comandante de las tropas de la OTAN en Afganistán, solicitó el refuerzo, autorizado finalmente por el presidente Obama y anunciado en diciembre de 2009.
En los años en los que ha durado el refuerzo, Kandahar y Helmand, plazas fuertes de la Guerrilla Talibán, han experimentado una reducción en el número de ataques insurgentes. Pero también han aumentado los ataques suicidas contra los civiles en otros puntos, como Kabul. En los primeros seis meses de 2012, 1.145 civiles murieron en Afganistán, según cifras de la ONU. En 2009, antes del refuerzo, habían sido menos, 1.013. También han aumentado los llamados ataques ‘fratricidas’, de infiltrados en las fuerzas armadas afganas contra los uniformados extranjeros. En todo 2009 fallecieron 12 soldados extranjeros a causa de ellos. En lo que va de 2012 ha habido ya 51 bajas, según un recuento de The Long War Journal.
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