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OBITUARIO

Raymond Aubrac, un mito de la Resistencia francesa

Su testimonio fue clave para lograr la condena de Klaus Barbie, que comandó la represión nazi en Lyon

Raymond Aubrac, histórico líder de la Resistencia francesa contra la invasión nazi.
Raymond Aubrac, histórico líder de la Resistencia francesa contra la invasión nazi. SOULOY FREDERIC (CORDON)

Raymond Aubrac (1914, Vesoul), nacido Raymond Samuel, se cambió el apellido judío durante la ocupación nazi de Francia, una época en la que se convirtió, junto a su mujer, Lucie, en un mito de la Resistencia al III Reich. Aubrac murió el miércoles en el hospital militar de Val de Grâce a los 97 años, y su desaparición ha devuelto a Francia, en plena campaña electoral, la memoria de una vida más cinematográfica que muchas películas, y que de hecho se convirtió en un filme en el que su personaje era representado por Daniel Auteil y el de su mujer por Carole Bouquet.

Licenciado como ingeniero en 1937, Aubrac se casó en 1939 con Lucie, y ambos, que eran opositores al régimen de Vichy, ingresaron en las filas de los resistentes en 1940. El 21 de junio de 1943, mientras asistía a una reunión clandestina en Lyon con el líder de la Resistencia Jean Moulin, Aubrac fue arrestado por una patrulla comandada por el jefe de las SS y de la Gestapo en Lyon, Klaus Barbie. Junto a seis dirigentes, Aubrac fue torturado personalmente por Barbie durante varios días, pero el 21 de octubre logró fugarse mientras era trasladado en un furgón durante una operación armada encabezada por su propia esposa. En la refriega, Aubrac recibió un tiro en la cara que no le dejó secuelas.

Tras la liberación, Aubrac trabajó para las instituciones del Consejo Nacional de la Resistencia. Fue comisario de la República en Marsella y entre 1944 y 1948 se ocupó en Bretaña del Ministerio de la Reconstrucción. En 1948 creó BERIM, una oficina de estudios próxima al Partido Comunista Francés. Fundador del movimiento Liberación-Sur, trabajó como técnico en Marruecos y como funcionario en la FAO. Aprovechando su amistad con el líder del Vietcong, Ho Chi Minh, Henry Kissinger le pidió que mediara entre Estados Unidos y la guerrilla comunista durante el conflicto que enfrentó al norte y al sur de Vietnam, entre 1967 y 1972. Del grado de intimidad entre el líder comunista y los Aubrac da idea el hecho de que el dirigente vietnamita apadrinara a la hija de estos, Elisabeth.

Dos grandes procesos judiciales marcaron su vida. En 1947 y 1950, fue testigo de cargo en los dos juicios abiertos contra René Hardy, acusado de haber entregado a Jean Moulin y a él mismo a la Gestapo, y que quedó absuelto por falta de pruebas.

En los años ochenta, cuando la barbarie nazi empezaba a ser olvidada, Aubrac denunció a Barbie, que se había librado de ser detenido gracias a una gestión del Vaticano y que entonces vivía en Bolivia, desde donde colaboró con las dictaduras latinoamericanas. Francia logró la extradición del Carnicero de Lyon, y en 1983 le encerró en la misma prisión donde había torturado a los resistentes. El juicio por crímenes contra la humanidad empezó cuatro años después, duró dos meses, convocó a más de un centenar de testigos y a 50 abogados, y apasionó y revolvió a partes iguales a los franceses. Condenado a cadena perpetua, Barbie murió en la cárcel en 1991.

En los años noventa, la ola revisionista causó problemas a Aubrac. La publicación del libro de Gérard Chauvy Aubrac, Lyon 1943, rompía, según el diario Libération, el halo romántico de la Resistencia. Aubrac se sintió obligado a explicarse y en mayo de 1997 acudió a la redacción de Libération, junto a su mujer, para responder a las preguntas de ocho historiadores. “He sido calumniado y quiero responder a la calumnia”, alegó. Chauvy había publicado el “testamento” de Klaus Barbie, donde este aseguraba que el matrimonio Aubrac había “traicionado a la Resistencia”. El debate duró cinco horas, y según el rotativo, “cada uno salió con sus impresiones pero nadie quedó indiferente”. “Me preguntáis qué quería Barbie de mí, no tengo ni idea”, dijo Aubrac. Tenía, eso sí, algunos planes en mente respecto a mí que, por desgracia para él, Lucie interrumpió”.

En 2004, Aubrac, Lucie, Stéphane Hessel y otros veteranos luchadores llamaron a los jóvenes a recordar las olvidadas conquistas sociales de la Resistencia. Ahora, en plena campaña electoral, todo el arco político, incluido el presidente Nicolas Sarkozy, ha elogiado al héroe y de paso a su heroína, fallecida en 2007 a los 89 años.

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