El 'narco' libra su guerra en Guatemala
Once traficantes mueren en una reyerta a tiros entre bandas. Detenidos seis mexicanos y guatemaltecos, supuestos miembros de Los Zetas
Once narcotraficantes murieron en la madrugada de ayer tras un violento enfrentamiento a tiros entre bandas de narcotraficantes en Guatemala, al parecer en una disputa por el control del territorio, según la hipótesis de la fiscalía. Entre los caídos figura Juan José León Ardón, uno de los delincuentes más buscados por la policía guatemalteca y conocido como Juancho León o Mister J por sus allegados en el negocio del narcotráfico. Además, las fuerzas de seguridad capturaron a seis hombres que participaron en la reyerta, a unos 35 kilómetros del lugar de los hechos.
Las circunstancias del ataque respaldan la tesis de la guerra entre narcotraficantes, ya que tienen la impronta de los ajustes de cuentas entre estas pandillas: armas de alto calibre, coches modernos dotados de blindaje y gran cilindrada para facilitar la huida, y un alto grado de crueldad en el asesinato de los rivales. En el lugar del ataque, la policía guatemalteca se incautó granadas de fragmentación, fusiles de asalto M-16 y pistolas automáticas de 9 milímetros.
Hay dos versiones para explicar el enfrentamiento. La primera supone que el fuego se inició tras un desacuerdo en el momento de una transacción de cocaína. La segunda apunta a que Juancho León fue víctima de una emboscada, posiblemente planificada desde México por el capo de capos Joaquín El Chapo Guzmán, en represalia porque León le vendió cocaína por debajo de la calidad pactada y se negó a devolver el dinero.
El hecho de que entre los capturados figuren mexicanos y guatemaltecos, todos acusados de pertenecer a la banda de Los Zetas (sicarios que trabajan preferentemente para las bandas de narcotraficantes), refuerza esta última teoría. Y todo esto ocurre en un país por el que, de acuerdo a la Embajada de Estados Unidos, pasa el 80% de la droga que, procedente de las selvas colombianas, tiene como destino el mercado estadounidense.En Zacapa, la capital de la provincia del mismo nombre donde el martes se produjo el tiroteo, se vivía ayer una jornada marcada por la tensión y el miedo.
Nadie se atrevía a emitir su opinión sobre lo ocurrido, mientras los familiares de las víctimas procedían a retirar los cuerpos de sus allegados de la morgue del hospital regional para llevarlos hasta sus lugares de origen.
Entretanto, fuerzas combinadas del Ejército y la policía guatemaltecas custodiaron hasta la capital del país a los seis capturados cuando huían del lugar del enfrentamiento, mientras continúan las investigaciones, protegidas por el secreto sumarial.
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