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Coordinado por Lola Huete Machado
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“La smart city africana se llama pueblo”

El arquitecto marfileño Issa Diabaté defiende la participación ciudadana en el urbanismo

Ángeles Jurado

Issa Diabaté es un arquitecto nacido y criado en Costa de Marfil. Se interesó por la arquitectura a comienzos de su adolescencia, aunque se desvió de ese camino antes de ir a la universidad y acabó completando un título en finanzas y negocios. Fue un desvío temporal: se decidió por Yale para su máster en arquitectura, que finalizó en 1995, una vez conseguida su licenciatura económica. Inmediatamente regresó a su país y desde entonces no se ha movido de allí. Se convirtió en socio de un arquitecto reconocido en el país, Guillaume Koffi, tras trabajar seis años para él. Han hecho de todo juntos, desde grandes oficinas a urbanismo rural. Hoy les interesan la ciudad africana y una pregunta: ¿qué nuevo paradigma puede salir de ese espacio que beneficie al mundo?

El arquitecto marfileño Issa Diabaté.
El arquitecto marfileño Issa Diabaté.

Pregunta. ¿Cómo definiría una ciudad inteligente? ¿Cree que existen las ciudades inteligentes africanas?

Respuesta. Definiría una ciudad inteligente como una ciudad que es sostenible en todos los sentidos… Una ciudad que crea energía positiva. No sólo en términos de energía para las necesidades básicas y los electrodomésticos, sino como la buena energía que beneficia a la gente. Desde el espacio público a los hogares privados. Me interesa saber cómo construimos una ciudad que nos haga expresar lo mejor de quienes somos. Creo que hay muchas ciudades inteligentes en África ¡y se llaman pueblos! El mito más grande es que pensamos en los pueblos como lugares con carencias. Para mí, son justo lo contrario: lugares donde no necesitamos abusar de la naturaleza para vivir felizmente (quizás sólo un poco de caza, pesca, quemar madera… pero todo es renovable en cierto sentido).

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P. La ciudad donde vive, Abiyán, ¿es realmente una buena ciudad para sus vecinos? ¿Qué debería cambiar para serlo?

R. Abiyán era la buena ciudad para sus vecinos por excelencia. El lugar prefiguró los cambios que llegarían pronto, pero eso pasó en los 60 y 70, con el desarrollo urbano de Cocody, 220 Viviendas y los emblemáticos rascacielos de Plateau. Hoy, el desafío es muy diferente. Para que Abiyán se convierta en un buen lugar para sus ciudadanos, debería desinflarse y ser más responsable respecto a los recursos que utiliza. Hay demasiada gente sin suficiente infraestructura. En cierta manera, no estoy animando a la creación de más infraestructuras, pero sí que me gustaría abogar por un estilo de vida diferente, incluyendo menos hábitos basados en el coche y vecindarios más integrados, donde se pueda caminar al trabajo y a tomar una cerveza. En este momento, no veo que eso suceda de manera intencionada en nuestras ciudades. Pasa por defecto, porque las ciudades tienen su propia inteligencia intrínseca. Por ejemplo, muchos vecindarios en Abiyán han mutado, de manera espontánea, de residencial a comercial cuando la necesidad fue inevitable.

P. ¿Cómo ve el planeamiento y el urbanismo que se hace en la ciudad y qué tipo de soluciones se ponen en marcha para tener ciudadanos felices?

R. Las políticas del gobierno se adaptaron cuando vieron la tendencia de vecindario residencial a comercial, pero su papel es anticipar tendencias. Ahora creo que el poder está en las manos del ciudadano. Es cierto que no tienen permiso para hacer cosas en el nombre de los que nos gobiernan, pero en la atmósfera local informal, la iniciativa privada es clave, porque siempre encuentra la manera de manifestarse (casas informales, por ejemplo). Para hacer de una ciudad un lugar mejor, ¿cuál es nuestra visión/contribución como ciudadanos, pensadores, arquitectos, economistas, sociólogos? No estoy seguro de que todos tengamos una idea clara compartida.

Nuestro papel como arquitectos es devolver el sentido a lo que construimos

P. Participa en el proyecto Electropique con charlas, exposiciones y paseos guiados por Abiyán ¿Por qué? ¿Qué le interesa en el concepto de Electropique? ¿Qué espera de este proyecto?

R. Siempre participo en actividades que me ayuden a difundir el mensaje sobre la arquitectura y la ciudad entre los que no son arquitectos. Es importante que las miren a través de los ojos de un profesional y entiendan por qué es necesario que la cuiden, la mimen y piensen en la manera de mejorarla ¡Es una responsabilidad colectiva!

P. Existe un increíble patrimonio arquitectónico olvidado en Abiyán y es algo que pasa en muchas ciudades africanas.

Yopougon, Abiyán, en los años 70.
Yopougon, Abiyán, en los años 70.El País

R. Muchos de esos edificios aparecen en el libro del modernismo africano de Manuel Hertz. Son testigos de nuestra historia y nuestra identidad social. Es importante que los conozcamos, porque siguen las huellas de nuestra historia. Puedes caminar por Plateau, alrededor de la Rue du Commerce, y mirar hacia arriba un momento. Verás muchos de los edificios junto a los que caminas cada día con una luz diferente. Puede ser estética, histórica (arquitectura colonial), emocional, política, visionaria,… Esa luz diferente ilumina una arquitectura que puede ayudarnos a cristalizar la visión de a dónde queremos ir.

P. ¿Por qué se descuidan estas joyas? ¿Cómo propone rescatar ese patrimonio?

R. Si la descuidamos e ignoramos su presencia, no aprenderemos de nuestra propia historia y perpetuaremos una parte amputada de nuestro legado. El simple hecho de que muchos de estos edificios sean destruidos es muy sintomático de los tiempos que corren, en los que apreciamos más una fachada de cristal reflectante chino, expuesta al sol occidental, de lo que lo hacemos con nuestro propio legado en lugares como Treichville, Cocody y Ayamé. Nuestro papel como arquitectos es devolver el sentido a lo que construimos. Un cierto sentido que debe transmitirse a las generaciones futuras para comprender y proteger lo que ya tenemos, desde lo colonial a lo poscolonial y la denominada arquitectura “indígena”.

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Sobre la firma

Ángeles Jurado
Escritora y periodista, parte del equipo de comunicación de Casa África. Coordinadora de 'Doce relatos urbanos', traduce autores africanos (cuentos de Nii Ayikwei Parkes y Edwige Dro y la novela Camarada Papá, de Armand Gauz, con Pedro Suárez) y prologa novelas de autoras africanas (Amanecía, de Fatou Keita, y Nubes de lluvia, de Bessie Head).

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