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CLAVES
Columna
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Revolución liberal

Cuando la socialdemocracia pierde fuelle en todo el mundo, los liberales vuelven para recuperar el trono perdido

Víctor Lapuente

Las revoluciones suelen empezar en Francia. Un país que se reforma poco acumula energías que estallan de forma disruptiva. Y todos pensábamos que la próxima revolución francesa sería populista. Pero, tras la primera vuelta de las elecciones presidenciales, todo hace pensar que Francia está alumbrando una revolución liberal, encarnada por Macron.  

Tiene algo de venganza histórica. Los partidos liberales fueron los receptores naturales del voto progresista desde los albores de la democracia hasta el periodo de entreguerras. Compatibilizaron con éxito las demandas reformistas de la burguesía aperturista y las clases trabajadoras. En Reino Unido obtuvieron una mayoría de 400 diputados en 1906 con un programa socio-liberal. No es casual que una derrota conservadora tan espectacular no se repitiera hasta el triunfo de Tony Blair en 1997, basado también en una lógica socio-liberal.

La eclosión del movimiento obrero resquebrajó la alianza interclasista que habían logrado tejer los liberales. Gracias al apoyo de los sindicatos, los partidos socialdemócratas reemplazaron a los liberales como principales fuerzas reformistas. Arrasados por el tsunami socialista, los liberales quedaron condenados a la irrelevancia en casi toda Europa, incluyendo Reino Unido.

Pero sobrevivieron en América. El caso más emblemático es el Partido Liberal canadiense, que ha logrado mantener una vocación mayoritaria hasta nuestros días. Tampoco es, pues, casual que el mayor referente progresista de nuestro tiempo sea precisamente Justin Trudeau, el actual líder de ese partido que ha mantenido viva la llama socio-liberal.

Cuando la socialdemocracia pierde fuelle en todo el mundo, los liberales vuelven para recuperar el trono perdido. La próxima parada son las elecciones británicas de junio, donde los liberales tienen la oportunidad de ocupar el abismo abierto entre la conservadora May y el radical Corbyn con un mensaje reformista y europeísta. Más malas noticias para los socialistas europeos. Queriendo evitar la tan temida pasokización, pueden acabar sufriendo una macronización. @VictorLapuente

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