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Coordinado por Lola Huete Machado
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Misión no cumplida

Uganda retira las tropas que perseguían al grupo de Joseph Kony lo que dará alas a los guerrilleros

Tropas ugandesas y estadounidenses en la lucha contra el LRA en la República Centroafricana.
Tropas ugandesas y estadounidenses en la lucha contra el LRA en la República Centroafricana.Ben Curtis (Associated Press)

La noticia saltaba el pasado 19 de abril: el ejército ugandés se retirará de la República Centroafricana donde han estado luchando contra el Ejército de Resistencia del Señor (LRA por sus siglas en inglés). Este grupo, liderado por Joseph Kony, empezó su andadura en el norte de Uganda en 1987. Tras dos décadas en las que impuso un régimen de terror fue derrotado y expulsado de la zona iniciando así un periplo que le llevó a Sudán, Sudán del Sur, República Democrática del Congo y, finalmente, a la República Centroafricana.

Kony no representa ya ninguna amenaza significativa para la seguridad

“La decisión de retirarnos se basa en que la misión para neutralizar al LRA ha sido todo un éxito”, declaró el portavoz del ejército de Uganda, el brigada Richard Karemire, en un comunicado, según recoge The Independent. El mismo documento afirma que el grupo de Kony cuenta en la actualidad con menos de 100 combatientes y se encuentra “débil e inefectivo”. Kony “no representa ya ninguna amenaza significativa para la seguridad de Uganda”, aseguró Karemire.

Uganda tenía 2.500 soldados apoyados por efectivos estadounidenses desplegados en la República Centroafricana. Eran parte de la Fuerza Especial Regional de la Unión Africana (AU-RTF), que desde hace cinco años está dando caza a los remanentes del grupo terrorista. El ugandés es el efectivo más numeroso de los que integran esta misión.

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The AU-RTF es parte de la Iniciativa Regional de Cooperación para la Eliminación del Ejército de Resistencia del Señor (RCI-LRA) de la Unión Africana (UA), y, en teoría, incluye tropas de Sudán del Sur, la República Democrática del Congo y la República Centroafricana. En la práctica la participación de estos tres estados es muy limitada. Según el plan inicial de 2012, Sudán del Sur y la RDC tenían que aportar cada uno 500 militares y la República Centroafricana 85. Sin embargo, estos países o han retirado sus tropas o nunca llegaron a desplegarlas alegando problemas de seguridad o cambios políticos en casa. Por esto, la retirada de Uganda es un golpe fuerte a la misión.

Esta noticia supone un cambio de rumbo en la política del gobierno de Kampala. En vísperas de la última cumbre de la Unión Africana, celebrada en Addis Abeba (Etiopía) del 22 al 31 de enero, el presidente de Uganda, Yoweri Museveni, organizó una reunión con diversos líderes regionales con el propósito de coordinar una operación militar que terminase con lo que queda del LRA.

El LRA sigue secuestrando a niñas y niños para utilizarlos como soldados

Este encuentro venía precedido de un repunte de la actividad del grupo guerrillero, especialmente desde junio de 2016. Aunque desde finales de 2015, se habían observado operaciones y ataques de los seguidores de Kony en la República Centroafricana que hacían presagiar que algo iba a suceder. En junio, un informe del Representante Especial y Director de la Oficina de Naciones Unidas para África Central (UNOCA), Abdoulaye Bathily, para el Consejo de Seguridad de la ONU, advertía de las actividades del LRA en nuevas áreas del país, donde, entre otras cosas, estaba secuestrando niñas y niños para ser utilizados como soldados. Además, de la lectura de este documento se desprende que aunque el LRA no estuviera en el momento más álgido de su actividad, sí que estaba operativo y cada vez llevaba a cabo más operaciones.

Paralelamente a ese informe, la ONG Invisible Children informaba de que los secuestros de personas también se estaban produciendo en la República Democrática del Congo. Datos similares se encontraban en los informes de la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en la República Centroafricana (MINUSCA).

El LRA se financia con la venta de marfil y oro

Este repunte de actividades produjo gran frustración en los líderes regionales que veían como sus esfuerzos para terminar con el LRA no conseguían sus objetivos. Haciéndose eco de este sentimiento, el Comisario de la Unión Africana para la Paz y la Seguridad, Smail Chergui, afirmó en enero que la situación humanitaria en las zonas donde operaba el grupo guerrillero “había empeorado a pesar de los esfuerzos realizados para eliminarlo”. También afirmó que a pesar de moverse por diversos países la base principal del LRA estaba en la selva de Garamba, en la RDC, donde se pueden cazar animales para vender el marfil y asaltar a los mineros que buscan oro de forma artesanal, actividades con las que se financia el grupo, al mismo tiempo que impide que las comunidades de la zona puedan llevar a cabo sus actividades diarias.

Todos estos datos llevaron al presidente Museveni a convocar la reunión de Addis Abeba celebrada el 27 de enero. A ella acudieron el presidente de la RCA, Faustin-Archange Touadéra, el de Sudán del Sur, Salva Kiir, y ministros de la RDC y Sudán, junto a representantes de Naciones Unidas, la Unión Europea, los Estados Unidos y la Unión Africana. El presidente ugandés invitó a todos los involucrados en la lucha contra el LRA a comprometerse y permitir que los ejércitos de los distintos países colaborasen y elaborasen conjuntamente un plan para eliminar los restos del grupo y poner fin al sufrimiento de la población civil.

La iniciativa no era nueva. En 2008-2009 ya hubo una operación conjunta de las fuerzas armadas de Uganda, RDC y Sudán del Sur, conocida como Operation Lightning Thunder, o la Ofensiva de Garamba, para terminar con el LRA. El operativo contó con asistencia financiera y logística (teléfonos satélites, combustible e información) facilitada por los Estados Unidos, específicamente para esta misión, al ejército ugandés.

A principios de 2009, el LRA parecía acabado, se habían cortado sus suministros de comida y había comenzado su desbandada hacia la República Centroafricana, donde las fuerzas armadas de este país le esperaban. En marzo del mismo año, sin previo aviso, Uganda terminó de forma repentina su participación en la operación. Se esperaba que al menos las tropas congoleñas asumiesen entonces el liderazgo. Pero estas, pobremente organizadas y entrenadas, no consiguieron terminar con los rebeldes que se dividieron en pequeños grupos y atacaron a las poblaciones de la zona. Nadie pudo explicar la retirada repentina de Uganda.

Durante la reunión del pasado mes de enero, el presidente de la República Centroafricana recordó la operación y dijo que fue a partir de ella cuando el LRA se dividió en pequeños grupos que desde entonces han estado más o menos activos en su país, la RDC, Sudán del Sur y Sudán. También recordó a los allí reunidos que el actual embargo de armas que pesa sobre la República Centroafricana hace imposible que su ejército luche de forma efectiva contra los terroristas.

Museveni pidió apoyo a la comunidad internacional

Los otros asistentes tampoco fueron muy claros sobre su posición respecto al asunto. Se concluyó que el ministro de la RDC hablaría con el presidente Jospeh Kabila para explorar las posibilidades de una colaboración de las fuerzas de los países de la región en la selva de Garamba. Por su parte Museveni pidió a la comunidad internacional que apoye esta fuerza internacional que busca terminar con el grupo terrorista. En particular solicitó helicópteros, traslados aéreos, apoyo logístico e infraestructura.

A pesar de la actual debilidad del LRA, que ya no se atreve a atacar tropas, como solía hacer en el pasado, y se conforma con molestar a la población civil, y del interés mostrado por el presidente de Uganda, de la reunión no pareció salir un claro compromiso de lucha contra el grupo terrorista.

Ninguna operación significativa se ha desplegado contras el LRA en estos tres meses

Desde la celebración de la reunión nada nuevo ha sucedido, ninguna operación significativa se ha desplegado contras el LRA en estos tres meses y, a pesar de ellos, el gobierno de Kampala ha comenzado a retirar sus tropas de la República Centroafricana alegando que el grupo de Kony ya no supone ningún peligro.

Uganda no solo ha revisado su participación en la AU-RTF, también lo está haciendo con su compromiso con la Misión de la UA en Somalia (AMISOM) tras haber recortado el gobierno un 6.2% su presupuesto de defensa, siguiendo una reducción de la aportación de Unión Europea a las tropas desplegadas en Somalia.

La UA que acababa de extender la RCI-LRA otros 12 meses, ha manifestado su gran preocupación por la decisión tomada por el ejecutivo ugandés que dice puede crear un vacío de seguridad en la región y por eso llama a Kampala a reconsiderar su decisión.

Puede ser que la decisión de Uganda venga promovida, además de los recortes presupuestarios, por la falta de apoyo internacional ya que las peticiones de ayuda del presidente Museveni no solo no han recibido respuesta, sino que también se han encontrado con que el 29 de marzo Estados Unidos declaraba que la búsqueda de Kony ya no era una prioridad para sus tropas. La frase fue pronunciada por el general Thomas Waldhauser, líder del Comando para África del ejército estadounidense, durante una rueda de prensa.

Todavía queda mucho por hacer para poner fin al LRA

Sin embargo, la organización Enough Project, que lucha para terminar con el genocidio y los crímenes contra la humanidad, afirma que todavía queda mucho por hacer para poner fin al LRA. A pesar de lo proclamado por Uganda, el grupo guerrillero sigue activo y hace falta conseguir más información sobre él y sus actividades y llevar a cabo una operación en Kafia Kingi, región en la frontera entre Sudán y Sudán del Sur, rica en minerales, que debería ser parte del segundo país pero que sigue bajo el control de Jartum. Se tienen claras evidencias de que Joseph Kony se encuentra escondido allí. Hasta el momento, Sudán, que siempre ha apoyado al LRA, ha denegado el permiso para que las tropas del RCI-LRA accedan a ella y declinado la invitación a que sus efectivos militares se unan a esta misión de la UA.

También es importante impedir el acceso de los efectivos del LRA al parque nacional de Garamba o a las minas de diamantes y oro del este de la República Centroafricana para cortar las principales vías de financiación del grupo. Pero si las tropas ugandesas finalmente se retiran todo esto será imposible y el grupo de Kony se librará de la presión a la que está sometido en la actualidad, lo que le permitirá, posiblemente, reorganizarse, coger fuerzas y expandir su área de acción.

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