La paradoja de Dawkins
En tu álbum de fotos familiar hay un pez, te advierte Richard Dawkins en su libro 'La magia de la realidad'
En la columna anterior, La primera persona, hay un fallo que me apresuro a subsanar: al hablar de Lucy debería haber dicho “la impropiamente denominada Eva mitocondrial”, y también que, aunque haya sido empleada profusamente, la propia expresión “Eva mitocondrial” es tan inadecuada como sensacionalista, pues sugiere la idea de una madre primigenia de la especie humana que nunca existió ni pudo existir. Hablar de una “primera persona” no tiene ningún sentido, ni siquiera como entelequia, y solo sirve para fomentar una visión mítico-religiosa de la humanidad que, lamentablemente, dista mucho de haber sido arrumbada.
Supongamos por un momento que le concedemos a Lucy (o a cualquier otra) el título de primer ser humano propiamente dicho. ¿Qué pasa con sus progenitores? ¿Son menos humanos que su hija? Los cambios evolutivos son tan pequeños y graduales que hacen falta miles o millones de años para que su acumulación resulte significativa, por lo que son totalmente imperceptibles a nuestra escala temporal, y sería absurdo considerar pertenecientes a especies distintas a los miembros de generaciones próximas entre sí. Si Lucy era humana, también lo eran sus padres, y sus abuelos, y sus bisabuelos… ¿Hasta dónde tendríamos que remontarnos para encontrar un antepasado no humano? La pregunta no tiene respuesta: hemos topado, una vez más, con la vieja y omnipresente paradoja sorites. Si cerca de tu casa hay una farmacia y en la puerta de al lado hay una papelería, puedes decir con toda propiedad que cerca de tu casa hay una papelería; y si junto a la papelería hay una frutería, también puedes comprar fruta cerca de tu casa; pero así, de puerta en puerta, podrías llegar al otro extremo de una calle de varios kilómetros, y es evidente que en algún momento dejarías de estar cerca de tu casa. Sí, pero ¿en qué momento?
En el fascinante libro de Richard Dawkins La magia de la realidad, hay un capítulo titulado “¿Quién fue la primera persona?”, en el que plantea la paradoja de la clasificación por especies. Como respuesta a su pregunta, Dawkins propone el siguiente experimento mental: imagina una enorme pila de fotografías que empieza con tu propia foto, seguida por la de tu padre, la de tu abuelo, tu bisabuelo…, y así hasta abarcar 185 millones de generaciones. ¿Qué nos encontraríamos?
“Nos encontramos con la paradoja de que nunca hubo una primera persona -dice Dawkins- porque cada persona pertenece a la misma especie que sus padres, y puedes ir tan atrás como quieras en el tiempo, sacar una fotografía de la pila y descubrir que tu abuelo de hace millones de años era un pez”. El término “especie”, por tanto, no es sino una convención para aludir a las diferencias genéticas entre individuos separados por miles de generaciones.
Genes y memes
No se puede hablar de Richard Dawkins sin mencionar su libro más famoso e influyente, El gen egoísta, en el que, entre otras cosas, propone el concepto de meme como equivalente mental del gen. El meme es la unidad teórica de información cultural transmisible de un individuo a otro o de una generación a la siguiente, y no hay que confundirlo con su versión banalizada, los memes de Internet (que más que memes suelen ser memeces).
Algunos memes son muy visibles y se propagan con rapidez (como la costumbre de ponerse la bufanda doblándola por la mitad y pasando las dos puntas por el doblez), e invito a mis sagaces lectoras/es a descubrir y comentar algunos memes recientes relacionados con la indumentaria, la gastronomía u otros aspectos de nuestra cultura.
Carlo Frabetti es escritor y matemático, miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York. Ha publicado más de 50 obras de divulgación científica para adultos, niños y jóvenes, entre ellos Maldita física, Malditas matemáticas o El gran juego. Fue guionista de La bola de cristal.
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