_
_
_
_
_
El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Esta violación ha sido sin querer

En el mundo del revés en el que estamos, la brutalidad policial contra un joven negro en Francia ha sido "accidental"

Berna González Harbour
Hollande visita a Théo, agredido por la policía.
Hollande visita a Théo, agredido por la policía.Arnaud Journois (EFE)

En el mundo del revés en el que estamos viviendo, la policía francesa ha concluido que la violación que sufrió un joven negro de 21 años en la banlieu de París “no fue intencionada sino accidental”. Théo, que ha tenido que ser operado de un desgarro causado por una porra extensible reglamentaria, estaba en posición nada oportuna cuando uno de los agentes le propinó un golpe en horizontal. En el forcejeo, además, al joven se le había caído el pantalón. Cuánta mala suerte a la vez.

Los disturbios se han extendido en la periferia de París durante varias noches y Marine Le Pen, candidata favorita a las elecciones de abril, ha criticado al presidente Hollande por visitar a esa “gentuza” (Théo) en el hospital al tiempo que ha expresado su apoyo a las fuerzas de seguridad.

¿Qué limitará la tentación de la violencia racista de la policía o la población si los líderes políticos más votados la apoyan? ¿No es peor aún que la brutalidad, su justificación?

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Veamos otros casos: Donald Trump cierra la puerta a ciudadanos de siete países musulmanes sin que eso signifique que la abra a cristianos como los que pueden venir de México, que hasta la fecha desconocíamos que hubieran abrazado el islam. Otra vez el mundo del revés, donde las versiones oficiales no encajan con la realidad visible.

En Holanda, el favorito a las elecciones de marzo, Geert Wilders, ha difundido una foto trucada del jefe de los liberales de izquierda, al que exhibe en una manifestación de defensa de la sharía en la que nunca estuvo. “Pechtold se manifiesta junto a los terroristas de Hamás. ¿Es este el siguiente paso?”. Wilders no solo no se ha retractado de su noticia falsa, sino que publicó otra foto del rival en cuerpo de mujer con el texto: “Deja ya de quejarte, llorona”.

En Alemania, un sirio de 19 años ha llevado a Facebook a los tribunales por permitir la divulgación de un fotomontaje a partir de un selfie que se hizo con Angela Merkel. El chaval se había convertido en el villano de una noticia falsa: “Merkel se hizo un selfie con un terrorista del Estado Islámico”, es la versión que circuló por la red.

El Parlamento Europeo, en una decisión tan encomiable como probablemente inútil, ha decidido interrumpir la emisión por televisión e internet de discursos insultantes o racistas. Algunos eurodiputados aprovechaban el púlpito democrático para divulgar sus ideas antidemocráticas y aparece así el “botón rojo” como fórmula de control.

Necesitaríamos que un botón rojo funcionara en Facebook, Twitter y webs para frenar las mentiras, los insultos, los hechos alternativos y las noticias falsas que hoy se están entronizando. Pero es ingenuo confiar en ello cuando no hay botón rojo ni siquiera en la Casa Blanca. La era de la verdad, aunque conviviera con el cinismo, ha terminado.

En este mundo de espejos cóncavos que ofrece una realidad distorsionada, tal vez lo único real que ha ocurrido esta semana es que la conversación de Rajoy y Trump se produjo en los 15 minutos del descanso del partido Barça-Atlético. Al menos, ahí, nadie nos engaña.

 

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Berna González Harbour
Presenta ¿Qué estás leyendo?, el podcast de libros de EL PAÍS. Escribe en Cultura y en Babelia. Es columnista en Opinión y analista de ‘Hoy por Hoy’. Ha sido enviada en zonas en conflicto, corresponsal en Moscú y subdirectora en varias áreas. Premio Dashiell Hammett por 'El sueño de la razón', su último libro es ‘Goya en el país de los garrotazos’.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_