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Por qué a algunas chicas el pecho les crece antes

A las niñas suele empezar a crecerles el pecho en torno a los 10 años, pero si lo hace prematuramente puede ser señal de que va a contraer algunas enfermedades en el futuro

La pubertad temprana conlleva un mayor riesgo de sufrir enfermedades.Vídeo: PIXABAY | EPV

Cuando el pecho de una niña empieza a crecer prematuramente, puede ser señal de que esta va a contraer determinadas enfermedades en el futuro. Hay pruebas de que la pubertad temprana conlleva un mayor riesgo de obesidad, diabetes de tipo 2, enfermedades cardíacas y cáncer, en particular, cáncer de mama. Las niñas cuyos senos se desarrollan antes de los 10 años tienen un riesgo de sufrir esta enfermedad a lo largo de su vida un 20% superior que aquellas cuyo pecho se desarrolla entre los 11 y los 12 años.

Hasta ahora los científicos no comprendíamos bien los procesos que hacen que algunas chicas desarrollen los senos antes que otras

Si pudiésemos evitar que el pecho creciese antes de tiempo, seguramente lograríamos reducir el riesgo de que la joven contrajese estas enfermedades. Por desgracia, hasta ahora los científicos no comprendíamos bien los procesos que hacen que algunas chicas desarrollen los senos antes que otras, pero los nuevos descubrimientos de nuestra investigación en la Universidad de Glasgow resuelven en gran parte el misterio y podrían tener como resultado importantes implicaciones para la salud.

Es normal que a las niñas les crezca el pecho alrededor de los 10 años, aunque muchas empiezan antes o después, lo cual a menudo se considera normal e inofensivo. Sin embargo, el mayor riesgo de que las que lo desarrollan antes acaben contrayendo cáncer de mama u otra de las enfermedades mencionadas es un importante motivo de preocupación, por no hablar de otros problemas psicológicos y físicos que pueden presentarse.

Además de con posibles sentimientos de aislamiento y vergüenza, la pubertad temprana está relacionada con una actividad sexual precoz, lo cual puede desembocar en daños emocionales, así como en embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual. Algunos estudios han mostrado correlaciones con la depresión y los trastornos alimentarios. Además, las jóvenes que se desarrollan antes suelen ser altas para su edad, pero más bajas que las verdaderas adultas.

La pubertad temprana está relacionada con una actividad sexual precoz, lo cual puede desembocar en daños emocionales

La mala noticia es que en todo el mundo la pubertad está empezando cada vez más pronto. En Estados Unidos se cree que está apareciendo nada menos que un año antes que hace algunas décadas. Sin embargo, las causas se desconocen en gran parte.

Diversos trabajos han demostrado que guardan relación con la obesidad infantil. Pero, si bien esta teoría goza de popularidad, ya que sabemos que la obesidad afecta a los niveles hormonales, no explica por qué el momento de su inicio varía considerablemente entre diferentes grupos étnicos y socioeconómicos, y es más temprano en las niñas negras y las de orígenes más pobres. Otra teoría es que cada vez estamos más expuestos a agentes químicos ambientales que emulan a las hormonas y pueden estar acelerando la pubertad.

Cómo se desarrolla el pecho

Para que las niñas desarrollen el pecho se tiene que formar una fina capa de células especializadas, llamadas ramificaciones epiteliales, en el interior de los tejidos. Estas ramificaciones proporcionan a los senos un armazón estructural para el tejido graso que les permite desarrollar su tamaño y su forma.

Las ramificaciones siguen creciendo y cambiando durante toda la vida reproductiva de la mujer, algo singular en los tejidos humanos. Paran de crecer al principio de la edad adulta, cuando el pecho está totalmente desarrollado, pero vuelven a hacerlo durante el embarazo para dejar sitio a las glándulas mamarias, y luego se transforman otra vez cuando la madre deja de dar el pecho.

Las ramificaciones siguen creciendo y cambiando durante toda la vida reproductiva de la mujer

Las ramificaciones dependen de determinadas hormonas, pero también –y esto es fundamental– de unas células del sistema inmunitario llamadas macrófagos que les ayudan a cambiar en cada uno de los procesos. Hasta ahora no estaba claro cómo llegaban esas células al lugar indicado en el momento oportuno.

Nuestra investigación ha revelado el papel que desempeña en el proceso una molécula inmunitaria llamada ACKR2. Esta molécula impide que los macrófagos se desplacen al interior de los senos hasta que la mujer sea lo suficientemente mayor, lo cual evita el desarrollo prematuro del pecho. Hemos descubierto que los ratones que no tienen ACKR2 empiezan la pubertad temprano porque los macrófagos llegan a los senos antes de tiempo.

Respuestas futuras

Actualmente, los médicos solo retrasan el comienzo de la pubertad en las niñas si tiene lugar antes de los siete años y si la causa es un desequilibrio hormonal. Para ello administran medicamentos que evitan que las glándulas pituitarias produzcan las hormonas que la desencadenan. Ahora que sabemos que la ACKR2 es una molécula clave para prevenir el desarrollo prematuro del pecho, podríamos tener un argumento de peso para crear nuevas intervenciones farmacéuticas, sobre todo dada la cantidad de problemas relacionados con esta circunstancia.

Ahora que sabemos que la ACKR2 es una molécula clave para prevenir el desarrollo prematuro del pecho

El siguiente paso es llevar a cabo estudios en pacientes humanos para descubrir si las jóvenes prepúberes con bajos niveles de ACKR2 van a desarrollar el pecho prematuramente. Si es así, se podría prevenir la pubertad precoz haciendo una prueba a las niñas pequeñas y aumentando los niveles de la molécula para detener el proceso.

Correspondería entonces a los responsables del gasto sanitario decidir si los riesgos de sufrir enfermedades en el futuro, así como los demás problemas relacionados con el desarrollo temprano del pecho, son los suficientemente graves para justificar esta medida. Los responsables deberían que tener en cuenta que los investigadores todavía tenemos que identificar de manera inequívoca los mecanismos moleculares que hacen que la pubertad temprana incremente el riesgo de sufrir enfermedades.

No obstante, en este momento hay motivos para el optimismo. Podríamos estar hablando de una intervención que desembocase en importantes beneficios para la salud y que mejorase la calidad de vida de las niñas, tanto en la infancia como en la edad adulta.

Gillian Willson es investigadora asociada del Instituto de Infección, Inmunidad e Inflamación de la Universidad de Glasgow.

Cláusula de divulgación: Gillian Wilson recibe financiación del Consejo de Investigación Médica.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en la web The Conversation.

Traducción de News Clips.

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