Neopentecostalismo africano: la fe de la prosperidad
Dios y el dinero se alían en los nuevos movimientos religiosos de África
Viernes por la tarde. En la puerta de un pabellón de un polígono industrial cercano a Vitoria escucho música de orquesta en directo y un coro de voces cantando una canción góspel. De fondo, un sonido distorsionado de altavoz que lanza gritos con voz masculina: "Fire, fire, fire! In the name of Jesus! Holy Ghost!"
El local es un antiguo taller reconvertido en iglesia neopentecostal (también conocidas como iglesias carismáticas) donde se celebra un servicio religioso. La voz es la del pastor de esa iglesia, un nigeriano de unos 40 años, que está practicando una delivrance (liberación) para liberar a varias mujeres de los malos espíritus que les están provocando problemas económicos y de salud. Todas las personas congregadas son negras.
Hasta hace no demasiado tiempo, ver algo así en una ciudad europea era, si no imposible, sí una rareza y, en cualquier caso, algo muy minoritario. En 2016, la presencia de este tipo de iglesias africanas en ciudades europeas es usual en cualquier capital de tamaño grande o mediano e incluso en ciudades más pequeñas.
A ello han contribuido principalmente tres factores: el nacimiento vertiginoso de nuevas iglesias de inspiración neopentecostal en países africanos, la mayor presencia de inmigrantes de origen subsahariano en Europa, y el papel cada día más influyente de los pastores en todos los ámbitos de su vida social.
Por número de adeptos y por presencia, Nigeria es la sede mundial del neopentecostalismo.
En Abuya, su capital, el peso de este controvertido movimiento religioso se percibe nítidamente en cualquier lugar. Las grandes vallas publicitarias de aquí apenas anuncian refrescos de cola, entidades bancarias o coches, lo que vemos son anuncios de iglesias y pastores que convocan a sus eventos con eslóganes como: "Miracles are forever", "Night of restauration total", "Passion & prophecy nights", "Breaking barriers" o "Supernatural increase".
Nigeria es la sede mundial del neopentecostalismo
El movimiento neopentecostal tiene su origen en corrientes protestantes de EE. UU. a principios del siglo XX y por tanto responde a una evolución social, religiosa e intelectual ajena a las culturas del continente negro. Sin embargo, la habilidad de los africanos para integrar elementos ajenos, reconvertirlos en algo más próximo a su realidad y construir a partir de ellos otros diferentes es descomunal, y se puede decir que el nepentecostalismo que vemos ahora en Nigeria es genuino. A pesar de su evidente mimetismo con las liturgias de las iglesias evangélicas iberoamericanas o estadounidenses, la cosmovisión de la trascendencia y de la espiritualidad aquí, convierte la liturgia en una cita catártica. Muchos fieles alcanzan un estado de trance y se sienten literalmente exorcizados a través de la oración comunitaria purificadora o del contacto con las manos del pastor. Niños incluidos.
La Dunamis International Gospel Center es la iglesia más importante de Abuja y se encuentra en pleno proceso de expansión.
El pastor Doctor Paul Enenche es su líder y fundador y uno de los pastores de moda en Nigeria. Ha construido un complejo llamado The Lord’s Garden (El jardín del Señor) que acaba de inaugurar en noviembre. Se trata de un impresionante complejo urbanístico situado a unos 30 kilómetros de Abuya, con capacidad, nos dice, para ¡100.000 personas!
Una suerte de consumismo espiritual que es a la religión lo que Donald Trump a la política
Nos explica, orgulloso, que es el mayor recinto religioso del mundo, y recorrer las instalaciones realmente ofrece esa impresión. Es toda una ciudad con urbanizaciones de viviendas, hoteles, (uno de ellos de 7 estrellas, nos dice), universidad y una lista interminable de atractivos con vocación de convertirse en el centro mundial de peregrinación del neopentecostalismo. Y una gran industria.
Por el momento, la sede central de Dunamis se encuentra en el barrio Area 1 de Abuja, una especie de “parque temático” donde se concentran decenas de iglesias. Calles y carreteras se colapsan un día sí y otro también porque hay servicios religiosos a diario: el día de las mujeres, el de los milagros exprés, el de la sanación, el de las profecías, etc. Los domingos, con los seis servicios de la Dunamis más los del resto de iglesias de la zona, el barrio es un caos.
Hoy hay servicio extraordinario y la iglesia está llena. Cuento unas 6.000 personas entre las instalaciones interiores y las exteriores, donde los fieles se agolpan frente a pantallas que ofrecen la señal en directo de lo que está ocurriendo dentro.
Dunamis, como la gran mayoría de estas iglesias, emite sus eventos a través de sus propios canales de televisión y los divulga a través de las redes sociales, el nuevo espacio sagrado para los pastores emprendedores.
La liturgia es literalmente espectacular, pulcramente diseñada, emotiva, musical y entretenida. La religión como espectáculo desacralizado, con un enfoque de contenidos más propio de un show televisivo que de una reunión espiritual. Es el reflejo de los códigos que rigen una sociedad de consumo, con mensajes simples de fácil digestión, autocomplacencia y soluciones sencillas a los problemas complejos.
Si no se obtienen resultados rápidos, se cambia de iglesia y ¡listo!
Una suerte de consumismo espiritual que es a la religión lo que Donald Trump a la política.
Finaliza la sesión siete horas después de buena música góspel, de momentos de euforia y lágrimas, de referencias bíblicas, de testimonios de sanación y de “restauración” de vidas que se hundían y que se han recuperado gracias a la unción del Pastor Enenche y a la oración.
El vídeo del evento y las prédicas estarán a la venta en DVD pocas horas después, en las tiendas de la iglesia, en puestos callejeros y, por supuesto, a través de la página web de Dunamis, junto a libros, cd´s y una enorme cantidad de merchandising con la imagen del pastor y de su mujer.
No he visto milagros hoy pero sí he escuchado a mucha gente testimoniar sanaciones milagrosas y a personas que convulsionaban cuando el pastor les tocaba para bendecirles.
Al final del servicio, un ejército de voluntarios perfectamente uniformado y coordinado aproxima un cubo por cada fila de asientos. Nadie se queda sin depositar ofrenda. Algunas de ellas muy suntuosas.
Y evoco una de las frases de Enenche que he escuchado hoy aquí: “la riqueza es señal de la presencia de Dios”.
¡Aleluya!
Una de las más importantes iglesias nigerianas es la Living Faith Church, también conocida como Winners Chapel. Su líder es el pastor David Oyedepo.
Los 5 pastores más ricos del mundo son nigerianos. Oyedepo es uno de ellos. Y no es casual que exista un listado basado en el patrimonio de los pastores; la esencia de su mensaje (y también parte de la controversia que les rodea) está ligada al poder y la ostentación de la que hacen gala y que responde a lo que se conoce como “teología de la prosperidad”. Prosperidad que se convierte en el gran objetivo a alcanzar por la grey y un signo inequívoco de la satisfacción de Dios con nosotros.
La pobreza y la enfermedad son muestra de escasa fe, o, como me dice una fiel de esta iglesia: “Él te pone a prueba continuamente enviándote problemas, si no haces algo para mostrarle fe, te quedarás con esos problemas”.
Hoy domingo, el aparcamiento de la Living Faith Chuch en Abuya está a rebosar, con unos 2.000 vehículos aparcados. En las inmediaciones, varias personas reparten entre la gente unos sobres para que puedan ir preparando la ofrenda que van a entregar después.
Para pasar al interior del recinto hay que atravesar un fuerte dispositivo de seguridad con arco detector de metales e inspección del interior de los bolsos.
A mí me ha tocado también cacheo e incluso interrogatorio. Mi pequeña cámara de vídeo no es bienvenida y me obligan a dejarla en manos del jefe de seguridad. También el paquete de tabaco que llevo; “Dios no quiere vicios en su casa”, me dicen.
La sombra de Boko Haram llega hasta las puertas de las iglesias aquí, pero también el miedo a intrusos con intención de hacer reportajes donde se pueda cuestionar algo de lo que ocurre dentro.
El contenido de esta misa de domingo es en gran medida lo que veo y escucho en otras iglesias similares de esta zona de Nigeria donde uno de los elementos que se repiten en los discursos es la búsqueda de culpables: el diablo que me envía la enfermedad o la desgracia, mi vecina que quiere quitarme el marido, el albino que trae la mala suerte o mi compañero de trabajo que ha encargado a un brujo mi muerte para quitarse competencia.
Y para contrarrestar los males se propone una transacción con Dios. El fiel acude con regularidad a la Iglesia y contribuye materialmente y él ofrece su gracia en forma de sanación, trabajo, inclusión social o cualquier otra necesidad que se desea cubrir. Y como el ministro de Dios en la Tierra es el pastor, le entrego a este mi aportación. En consecuencia, la enorme riqueza material de cada día más pastores es signo de su reconocimiento por parte del Todopoderoso.
Es la capitalización de Dios, o, como señala el antropólogo italiano Pino Schirripa, el lenguaje religioso del neoliberalismo.
En definitiva, un lenguaje que promueve la búsqueda de culpables externos y razones exógenas (eludiendo, a menudo, la propia responsabilidad) y que mercantiliza el concepto de redención. Un lenguaje belicoso en el que se pueden escuchar frases como: “Pisad las cabezas de vuestros enemigos”, “Si eres generoso con Dios, él matará a quienes os quieran hacer el mal”. Un lenguaje adaptado a un espíritu competitivo que promueve una actitud individualista, frente al concepto social de solidaridad comunitaria de la África negra tradicional y frente al mensaje de misericordia y de caridad hacia los pobres de la iglesia católica o el zakat musulmán para sostener a los necesitados.
Este es el alimento espiritual del que se nutren hoy muchos millones de africanos in the name of Jesus.
Amén.
Alfredo Torrescalles es productor y realizador de documentales, especializado en temática social y africana.
El blog Africa No es un país no se hace responsable ni comparte siempre las opiniones de los autores.
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