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CLAVES
Columna
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El político nihilista

Lo que determinará el signo ideológico del mandato de Trump será la composición de su corte

Víctor Lapuente
El presidente Donald Trump durante la campaña en Miami.
El presidente Donald Trump durante la campaña en Miami. Carlo Allegri (REUTERS)

Trump es nihilista. No cree en unas políticas determinadas. Es oportunista. Acomoda su visión a la de aquellos a quienes desea contentar en cada momento. En el argot politológico, Trump no es un “zelote”. No es un buscador de políticas, sino un buscador de cargos. Consecuentemente, lo que determinará el signo ideológico del mandato de Trump será la composición de su corte. Acercarse al presidente será más importante que nunca.

Los opositores a Trump, de la izquierda demócrata a los republicanos moderados, están haciendo lo contrario. Atrincherándose en el resentimiento y el victimismo, parecen alejados de una postura proactiva que podría salvar los mimbres básicos del Estado de bienestar norteamericano.

Por ejemplo, Trump no tiene una visión de cómo debería ser la sanidad americana. Ha declarado que estaría dispuesto a mantener algunos puntos de la ley sanitaria de Obama. Eso es una oportunidad para los defensores de una cobertura sanitaria pública. Tienen espacio para dialogar reformas que apacigüen a los votantes conservadores, pero que preserven los elementos más redistributivos del modelo. No hace falta mucha imaginación para encontrar características prescindibles en un sistema sanitario tan bizarro como el americano.

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Extrañamente, dada su virulenta campaña electoral, Trump puede estar más abierto a los acuerdos bipartidistas que otros presidentes. Si algo ha demostrado Trump a lo largo de su alocada carrera es que no es leal a los suyos. Solo se mueve por interés. Si sus enfrentamientos con figuras emblemáticas del partido republicano han sido constantes cuando su objetivo era movilizar a las bases del partido para ganar las primarias y auparse a la presidencia, es probable que vayan a más cuando la meta de Trump sea contentar al conjunto del país, y a la comunidad internacional, a partir de enero.

Se dice que nada une más a un partido que una victoria electoral. Pero ello exige un mínimo consenso ideológico. En la actualidad, dentro de las siglas republicanas convive una fauna política muy diversa. Y en el centro habita un ser con la boca muy grande. Pero con las orejas abiertas. @VictorLapuente

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