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CLAVES
Columna
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Heroicos, pero sin mujeres

El islamismo antes reformista y crecientemente reaccionario las vela con velo y con derechos decrecientes

Xavier Vidal-Folch
Manifestantes expresan su apoyo al presidente Erdogan.
Manifestantes expresan su apoyo al presidente Erdogan. EFE/STR

Es difícil que las imágenes de los jóvenes agachados frente a las ráfagas, o plantándose ante los tanques, o encaramados a las estatuas no te impresionen, no te emocionen, no te sobrecojan.

Son heroicos.

Muchos, con las solas fuerzas de su arrojo, sus tejanos y su grito, han pagado con la vida la resistencia a la asonada. Desde aquí, un homenaje silencioso.

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Pero las imágenes dejan también un poso de angustia indomable. A ellas no las hemos visto. Estaban en Praga, resistiendo a los blindados soviéticos, en 1968. Estaban en Lisboa, colocando claveles rojos en las bocas de los subfusiles y cañones, en 1975. Estaban la semana pasada, en Luisiana, tras la enfermera Leisha Evans, una cariátide negra y solemne, frente a los uniformados.

Pero no las vimos en las calles de Constantinopla ni en las de Ankara.

Parece como si el Gobierno de Erdogan —ese equipo autoritario, ahora salvado por todos los demócratas— las hubiera declarado transparentes. No en vano solo una de sus 26 miembros es mujer, la titular del Ministerio de la Familia. Fanático partidario de rebajar a sus pares a conejas, enemigo de las libertades de las mujeres, de su derecho a decidir y de su proyección pública. El islamismo antes reformista y crecientemente reaccionario las vela con velo y con derechos decrecientes.

Será difícil que lo logre. Este columnista ha comprobado reiteradamente el empuje de las mujeres turcas en la vida social, cívica y universitaria de su país. Ejercen de profesoras, de dirigentes de ONG, de directoras de patronales.

El primer conglomerado empresarial, el grupo Koç (banca, automóviles Fiat, universidad, electrodomésticos), un 10% de la economía del país, es portavoz del movimiento “He-for-she”, de ONU Mujeres, por la igualdad de género. El segundo, el Grupo Sabanci (banca, telecos, cemento, museos), lo encabeza una mujer de carácter, Güler. La jefa de la división mediática (Hurriyet, TV) del grupo —antes crítico, luego chantajeado— Dogan (seguros, finanzas, turismo) es la tenaz Hanzadé. Y así.

La visibilidad política y el protagonismo ministerial de las mujeres son el termómetro de la calidad de una democracia. Más aún si tanto influyen en todo el resto de la vida pública.

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