Democracia Demoscópica

Llamemos así a la forma en la que desde hace tiempo se contempla y se practica lo político. Suele hacer acto de presencia cuando la confrontación política se reduce a confrontación electoral. Los sondeos se convierten en la medida de cuanto acontece en este espacio, achicando todo lo demás. Así, las discrepancias o el conflicto en torno a cómo resolver problemas colectivos (políticas) dan paso a una continuada competición estratégica de partidos políticos (actores), atenta siempre al reflejo de su acción y la de sus contrincantes en la jerarquía que marcan las encuestas.

Para dar cuenta de esto sólo hay que echar un vistazo a la jerga que se utiliza en la discusión pública. La deliberación en torno a temas y problemas sociales se transforma en retórica para definirse respecto del adversario. Las ideas se disuelven en rankings demoscópicos. Todo se muestra como una carrera de partidos para ver quién llega primero, quién hace el sorpasso o la remontada. El sentido último de la competición electoral se condensa en el significado que encierra la palabra que actúa metafóricamente. El sorpasso no es el medio para llegar a un fin (programa político), sino el fin mismo de la competición electoral. Frente a ello, el objetivo del PP se erige en “resistencia”, de forma que la rendición de cuentas por su corrupción ni se plantea.

La Democracia Demoscópica se percibe también en la forma en la que se dibujan los espacios. Pero aquí ya no existe un encaje natural entre la posición demoscópica que te atribuyen las encuestas y la porción de poder que necesariamente te toca ganar porque la mayoría social se ubica ahí. Cuando se activan otros ejes de conflicto y aparecen nuevos partidos se abren espacios que antes no existían y que reconfiguran aquello que en otro momento era la centralidad política y el camino para llegar a ella. ¿Cómo explicar si no que un partido ubicado en la izquierda radical haya ganado esa centralidad política?

Nos vamos dando cuenta así de que las convenciones demoscópicas no se ajustan a la realidad fáctica, el concepto de centralidad se tambalea, los espacios políticos cambian, y el terreno de la disputa política es más inestable que nunca. @MariamMartinezB