Gotas de sangre para detectar el cáncer de estómago
Un chileno, un mexicano y una griega inventan una máquina que obtiene diagnósticos en dos horas
Una plataforma que permite detectar el cáncer de estómago rápidamente, con un método no invasivo y de forma económica. El ingeniero comercial chileno Alejandro Tocigl, la científica griega Foteini Christodoulou y el ingeniero electrónico mexicano Jorge Soto comenzaron en 2013 a diseñar un biomarcador que permite diagnosticar en fase temprana la enfermedad.
Fue en el marco del programa de la Singularity University, iniciativa de Google y la Nasa que reúne todos los años a 80 personas de todo el mundo para desarrollar proyectos tecnológicos que resuelvan problemas sociales del siglo XXI. Tras tres años de trabajo y de estudios clínicos con estupendos resultados, la máquina se halla en un laboratorio de la Universidad de California de San Francisco (UCSF) y en 2018 podría comenzar a detectar cáncer de estómago con apenas una muestra de sangre.
“Es el tercer cáncer más mortal del mundo. Hay alrededor de un millón de nuevos casos al año y cerca de 800.000 muertes anuales. El 80% de las personas a las que se les detecta fallece. Pero la detección temprana y un tratamiento oportuno aumentarían la tasa de supervivencia en hasta un 90%”, señala Tocigl (Santiago, 1984), que esta semana presentó en Santiago de Chile el revolucionario dispositivo de su empresa Miroculus, con sede en San Francisco, Estados Unidos.
De acuerdo con el ingeniero, “para detectar esta enfermedad actualmente no existe ningún biomarcador alternativo a las endoscopías, que son invasivas y bastante caras”. Un paciente puede esperar años para realizarse este examen en los países emergentes, donde se concentran los mayores índices de cáncer gástrico: “Si uno mira el mapa del mundo e instala el océano Pacífico al medio, son los países que lo bordean los que tienen mayor incidencia de esta enfermedad, a excepción de EE UU. México, Centroamérica, Colombia, Chile y Asia son zonas del planeta especialmente afectadas”. Fue la razón por la que, junto a sus socios Christodoulou y Soto, decidió concentrar sus esfuerzos en la detección temprana de esta patología, que generalmente se diagnostica en fases avanzadas. En países como Chile, se trata del tipo de cáncer con mayor mortalidad y detectarlo a tiempo es casi un asunto de buena suerte.
La máquina portátil es capaz de leer los microARN de los seres humanos, moléculas presentes en el tejido y en la sangre que actúan como biomarcadores de las enfermedades. “Son específicas a los órganos. No todas tienen la misma información. Por ejemplo, el microARN 1 está presente en el corazón. Desde el corazón de un pollo hasta el corazón de un humano. Y así con otros microARN de los distintos órganos del cuerpo. Lo difícil y complejo es que son muy pequeñas y detectarlas es sumamente complejo”, explica Tocigl, elegido por la MIT Technology Review como uno de los ganadores de la iniciativa Innovadores menores de 35, gracias a su aporte en el desarrollo de tecnologías del futuro.
La plataforma de Miroculus tiene la capacidad de descifrar en condiciones muy simples la combinación de moléculas que están relacionadas a cada enfermedad. El paciente va al hospital, se le extrae sangre y el profesional médico separa el suero del plasma, donde está presente el microARN. La máquina en dos horas indica si está presente la ecuación que corresponde al cáncer de estómago, la primera de las patologías estudiadas por Miroculus. Como se trata básicamente del mismo método, en el futuro se espera que la máquina permita detectar enfermedades como el mal de Chagas, ceguera de los ríos y otros cánceres.
En Chile se realizó una primera prueba clínica en el Hospital de la Universidad Católica. Actualmente, se desarrolla un segundo estudio con pacientes de Estados Unidos, México, Chile, Estonia y Lituania. Está en preparación una tercera prueba que llegaría a las 1.000 muestras. Si todo va bien como hasta ahora, el equipo pronostica que en 2018 debería estar diagnosticando pacientes en algún laboratorio. Como la enfermedad ataca principalmente a países de recursos limitados, los investigadores han tenido una especial preocupación por asegurar que los costos no sean excesivos. Aunque el precio final dependerá de cada hospital y laboratorio, Tocigl indica que el examen no debería superar los 100 dólares.
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